Monroe
Su cuerpo y su sensualidad resultaban tentadores a todo cristo. Jam¨¢s perdi¨® en la pantalla el amor de la c¨¢mara, la luminosidad, el im¨¢n que poseen las verdaderas estrellas
El documental de Netflix El misterio de Marilyn Monroe no ofrece conclusiones tajantes sobre el tr¨¢gico final de la diosa, y tampoco se atreve a demostrar con pruebas que su muerte obedeciera a una conspiraci¨®n de los poderes del Estado, o de la Mafia, para acabar con una persona cuyo testimonio podr¨ªa perjudicar a su siniestro negocio. Tal vez habr¨ªa que recurrir a aquella demoledora sentencia de ¡°entre todos la mataron y ella sola se muri¨®¡±.
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El documental de Netflix El misterio de Marilyn Monroe no ofrece conclusiones tajantes sobre el tr¨¢gico final de la diosa, y tampoco se atreve a demostrar con pruebas que su muerte obedeciera a una conspiraci¨®n de los poderes del Estado, o de la Mafia, para acabar con una persona cuyo testimonio podr¨ªa perjudicar a su siniestro negocio. Tal vez habr¨ªa que recurrir a aquella demoledora sentencia de ¡°entre todos la mataron y ella sola se muri¨®¡±.
Del ser humano cuentan que nunca super¨® heridas de infancia, su desamparo en medio de casas de acogida. Tuvo claro su camino para lograr el sue?o de ser actriz. No desde?¨® las ofertas carnales de productores, directores de casting, gente poderosa que compraba sexo. Su cuerpo y su sensualidad resultaban tentadores a todo cristo. Lo utiliz¨®. Tambi¨¦n se cas¨® con la gloria nacional del b¨¦isbol, el muy machote DiMaggio, que lleg¨® a calificarla de puta cuando lleg¨® el naufragio de su historia. Posteriormente busc¨® en el muy prestigioso escritor Arthur Miller el acceso a la gran cultura, al arte, al pensamiento ilustrado. Tambi¨¦n se apunt¨® a las clases del M¨¦todo esperando que el gur¨² Lee Strasberg le ense?ara el camino para convertirse en una gran actriz, para lograr el respeto de las ¨¦lites hacia su talento.
Siempre anduvo en la cuerda floja, pero el desequilibrio pleno se lo provoc¨® su relaci¨®n simult¨¢nea con los hermanos Kennedy, uno presidente del pa¨ªs y fiscal general el otro. Aseguran que sus citas diarias con el psiquiatra no consegu¨ªan que esa depredadora llamada soledad dejara de estrangularla. Se pon¨ªa ciega de alcohol, barbit¨²ricos y todo el pastilleo imaginable. Se le fue la mano con la qu¨ªmica o tal vez tuvo el coraje y la desesperaci¨®n de largarse por voluntad propia.
Lo que jam¨¢s perdi¨® en la pantalla fue el amor de la c¨¢mara, la luminosidad, el im¨¢n que poseen las verdaderas estrellas, la voluptuosidad con clase. Verla es un eterno placer. L¨¢stima que tanta gracia y hermosura no le sirvieran para sobrevivir.
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