Las brujas han vuelto
¡®El retorno de las brujas 2¡ä es una innecesaria pero feliz vuelta a la idea de que el cine tambi¨¦n est¨¢ para pasarlo bien.
En 1993 se estren¨® El retorno de las brujas, un peque?o cl¨¢sico generacional para el mismo tipo de persona que lleg¨® a la adolescencia con J¨®venes y brujas o J¨®venes ocultos. Aunque la que nos ocupa iba dirigida a un p¨²blico algunos a?os m¨¢s joven, estas pel¨ªculas comparten, con mayor o menor dosis de oscuridad, el protagonismo de quien se sabe y se siente fuera un mundo que le obliga a hacerse mayor. Comparten tambi¨¦n el elemento de la magia, la misma que en La bruja novata reaparec¨ªa en plena ¡°edad de no creer¡±. El director de El retorno de las brujas fue Kenny Ortega, autor de la divertid¨ªsima saga High School Musical, culmen del kitsch preadolescente Disney.
Ortega no participa en esta entrega de Las chicas de oro versi¨®n g¨®tica que es El retorno de las brujas 2, ni creo que lo eche de menos. Para resucitar a las hermanas Anderson hace falta adaptarse a estos tiempos inclusivos, feministas y buenistas. Y en este caso funciona muy bien porque no se fuerza ning¨²n elemento. La pena es que haya que hacer buenas a las brujas. La guionista Jen D¡¯Angelo ha estado al borde de convertir el inmortal tema de la brujer¨ªa en un encuentro de adolescentes wiccanas que quedan para tejer y disfrazarse de seta.
El humor, repartido en acertad¨ªsimas ideas de guion (las cremas, la roomba, los selfies), hace que esta innecesaria segunda entrega salga airosa. Da pena que al final nadie sea malo, porque los malos de ficci¨®n hacen que el mundo real sea mejor y m¨¢s tranquilo. Y si escribo sobre ello es porque esta pel¨ªcula ¨Dque no est¨¢ llamada a ser un cl¨¢sico m¨¢s all¨¢ de la programaci¨®n de sobremesa¨D me ha dado el mejor rato televisivo del mes, y eso es lo que m¨¢s agradezco. Necesitamos re¨ªrnos para espantar a esos muertos que tantos se empe?an en resucitar.
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