Jessica Fletcher y los detectives tristes
Angela Lansbury cre¨® un personaje atemporal de encanto intergeneracional que lidiaba pacientemente con el mayor enemigo de las mujeres mayores: la condescendencia
Se ha escrito un crimen fue una rareza desde su germen, naci¨® como una serie sobre un mago jubilado en la NBC y acab¨® contando la historia de una detective aficionada en la CBS, estuvo a punto de tener como protagonistas a Jean Stapleton, uno de los rostros m¨¢s reconocibles para los estadounidenses gracias a Todo en familia, y a Doris Day, pero fue la brit¨¢nica Angela Lansbury quien inmortaliz¨® a la novelista m¨¢s c¨¦lebre del ficticio Cabot Cove. En un momento en el que la televisi¨®n empezaba a mostrar su ansia por atrapar espectadores j¨®venes, no ofrec¨ªa sexo, acci¨®n ni violencia expl¨ªcita. El fracaso era tan predecible que sus productores recibieron condolencias antes del estreno, nadie esperaba que durase m¨¢s de una temporada, pero se mantuvo en antena 12 a?os; hoy cuesta creer que alguien dudase de su ¨¦xito.
Lansbury hizo tan suyo el papel que cualquiera habr¨ªa apostado que hab¨ªa sido escrito para ella. Lo revisti¨® con sus propios detalles, como la B de Jessica B. Fletcher, un homenaje a su amiga Bea Arthur ¡ªla Dorothy de Las chicas de oro¡ª y dot¨® a aquel trasunto indisimulado de Miss Marple, a la que ya hab¨ªa interpretado en El espejo roto, de audacia y modernidad. Fletcher era viuda, pero no viv¨ªa anclada en el pasado, no renegaba del coqueteo ni lamentaba carecer de hijos y nietos, jam¨¢s se dejaba avasallar y lidiaba pacientemente con el mayor enemigo de las mujeres mayores: la condescendencia.
Frente a tantos detectives tristes, aferrados a sus traumas y sus whiskies dobles, Jessica Fletcher carec¨ªa de cinismo o extravagancia; no citaba a Spinoza ni tocaba el clavicordio, no era una mis¨¢ntropa ni castigaba a sus semejantes con su mordacidad. Tanta normalidad podr¨ªa haber resultado aburrida, se encargaba de evitarlo el talento de una actriz prodigiosa, estremecedora en El mensajero del miedo, encantadora en La bruja novata, desternillante como la Salome Otterbourne de Muerte en el Nilo. Trasform¨® una ficci¨®n formulaica en un cl¨¢sico atemporal de encanto intergeneracional, una de esas series que te llevan a casa en cuanto escuchas su sinton¨ªa, la m¨²sica de John Addison es calor de hogar.
Tras su cancelaci¨®n, el cr¨ªtico de The Washington Post Tom Shales escribi¨®: ¡°fue un oasis de urbanidad en el desierto fr¨ªo y cruel del prime time. Era decente, culta y sofisticada. Ten¨ªa buenos modales¡±. Es dif¨ªcil encontrar palabras que se ajusten mejor a lo que fue Se ha escrito un crimen y a lo que, intuyo, era Angela Lansbuy.
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