El breve cuento de terror de los seguidores de Pl¨¢cido Domingo
Existe un empe?o en invitar a los que se fijan en las miserias de ciertos personajes p¨²blicos a emprender la saludable tarea de separar artista de obra cuando parece que quienes m¨¢s necesitan llevarla a cabo son los seguidores n¨²meros uno
¡°Te admiro profundamente, soy tu fan n¨²mero uno. No tienes por qu¨¦ preocuparte, te recuperar¨¢s, soy tu fan n¨²mero¡±. Estas eran las palabras de consuelo que le trasladaba Annie Wilkes, la lectora m¨¢s chiflada que ha dado la ficci¨®n, a su admirado escritor Paul Sheldon cuando ¨¦l despertaba en casa de ella despu¨¦s de haber sufrido un accidente de tr¨¢fico al inicio de la adaptaci¨®n cinematogr¨¢fica de Misery, la novela de Stephen King que nos ense?¨® a apreciar la fortuna de mantener la cordura y los tobillos. Me pareci¨® escucharlas a una frecuencia baj¨ªsima durante otra historia de terror, de menos de dos minutos, que se emiti¨® en el ¨²ltimo Salvados, dedicado a Pl¨¢cido Domingo.
En un breve corte, Gonzo, a la puerta de la Maestranza, le pregunta a un pu?ado de personas a punto de asistir a un recital del tenor qu¨¦ opinan de las acusaciones de acoso ¡ªm¨¢s de 27 testimonios y ¨¦l acept¨® ¡°la responsabilidad de sus actos¡±¡ª. ¡°Tambi¨¦n hay mujeres que se aprovechan de los hombres¡±. ¡°Oportunistas¡±. ¡°Seguramente son todo falsos testimonios, la mayor¨ªa lo que buscan es el dinero¡±. ¡°Esas cosas hay que decirlas cuando pasan¡±. ¡°Yo espero que lo que dicen¡ Al fin y al cabo no se ha demostrado en los tribunales¡±. ¡°?l hablaba de que no era consciente y que en una ¨¦poca la galanter¨ªa se pod¨ªa haber confundido con haberse propasado¡±. ¡°A m¨ª particularmente no me ha hecho nada¡±.
Existe un empe?o en invitar a los que destacan las miserias de ciertos personajes p¨²blicos a emprender la saludable tarea de separar artista de obra cuando parece que quienes m¨¢s necesitan llevarla a cabo son los seguidores n¨²meros uno. Fan¨¢ticos que mantienen y explican el sistema, su alfa y omega. Gente que, llegado el caso, podr¨ªa torturar. A su ¨ªdolo o a quien ose cuestionarlo.
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