De ¡®Aniquilaci¨®n¡¯ a ¡®Succession¡¯: dos retratos de la cinicocracia
En la novela de Houellebecq y en la serie de HBO hay el mismo descreimiento, la idea de que en pol¨ªtica nada importa salvo el propio inter¨¦s. De que lo que era inconcebible ya no lo es
En Aniquilaci¨®n, la ¨²ltima novela de Michel Houellebecq, se narra una noche electoral en la Francia de 2027, muy re?ida entre el candidato del presidente saliente (delf¨ªn de quien no se dice que sea Macron) y el de la extrema derecha (relevo de quien no se dice que sea Le Pen). Dice el autor ¡ªun reaccionario muy le¨ªdo po...
En Aniquilaci¨®n, la ¨²ltima novela de Michel Houellebecq, se narra una noche electoral en la Francia de 2027, muy re?ida entre el candidato del presidente saliente (delf¨ªn de quien no se dice que sea Macron) y el de la extrema derecha (relevo de quien no se dice que sea Le Pen). Dice el autor ¡ªun reaccionario muy le¨ªdo por los progresistas¡ª que la victoria de los ultranacionalistas ¡°era inconcebible, pero har¨¢ cincuenta a?os que lo era, y a veces suceden cosas inconcebibles¡±.
Uno de los ¨²ltimos cap¨ªtulos de Succession, la aplaudida serie de HBO sobre la familia de un magnate sin escr¨²pulos (no se dice que sean los Murdoch), transcurre en una noche electoral de Estados Unidos seguida desde un canal de televisi¨®n todo noticias (no se dice que sea la Fox) con un resultado ajustado, incidentes en el escrutinio y un candidato temido por extremista (no se dice que sea Trump).
El episodio es fren¨¦tico, aunque alguna escena chirr¨ªa a quien conozca una redacci¨®n, por sectaria que sea esta. La trama pone el dedo en la llaga al se?alar que el partidismo de ciertos medios responde a intereses muy concretos. Y denuncia el riesgo de desestabilizaci¨®n del sistema cuando es la tele quien proclama a un ganador o discute al que gan¨® de verdad. Lo de Succession no es inconcebible, porque all¨ª ya se ha vivido una insurrecci¨®n.
Hay tanto cinismo en Aniquilaci¨®n como en Succession. El mismo descreimiento, la idea de que en el fondo todo da igual, porque solo hay que mirar el propio inter¨¦s. Una mirada crepuscular a la democracia. Los modos trumpistas, y antes lepenianos, llevan tiempo presentes aqu¨ª. Se puede hablar de pucherazos, jugar la carta xen¨®foba, apropiarse de la naci¨®n y de los muertos. Caben la lucha cainita, la demonizaci¨®n del otro, la mentira. No, nada de eso da igual. Ni una victoria leg¨ªtima valida lo irreponsable.
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