Roland Garros en televisi¨®n: los forofos invaden el tenis
La primera semana del torneo franc¨¦s, retransmitido en directo, confirma la creciente ingobernabilidad de la grada
¡°El p¨²blico est¨¢ disfrutando¡±, dice el comentarista de Eurosport a prop¨®sito de uno de los partidos de Roland Garros, una de las cuatro competiciones principales de tenis que se celebra en Par¨ªs hasta el 11 de junio. Lo que los telespectadores vemos, en cambio, son grader¨ªos repletos de un p¨²blico dispuesto a participar en la batalla deportiva con inquietante furor. Se aplauden los errores del contrario, se silba y se abuchea cualquier m¨ªnimo gesto de ¨¢rbitros o jugadores que ponga en entredicho o anule un punto de la estrella local. La historia se repite cada vez que entra en pista un o una tenista francesa. Una suerte de nacionalismo con tintes hooliganescos se impone cada vez m¨¢s en el deporte de la raqueta, famoso hasta no hace mucho por el fair play y la buena educaci¨®n.
¡°Divertirse¡±, ¡°pasarlo bien¡±, son eufemismos para denominar la conducta desconsiderada y, a menudo, intimidatoria, de amplios sectores de las gradas. El fen¨®meno no es nuevo. Hace tiempo que viene ocurriendo. Se han visto conductas de este tipo en el Mutua Madrid Open y en el reciente Master 1000 de Roma, pero en las dos primeras rondas de Roland Garros (a la tercera no han llegado franceses en los cuadros individuales), la cosa ha adquirido dimensiones may¨²sculas. Mientras los especialistas y comentaristas de Eurosport hablan con autoridad de estilos de juego o desgranan el historial ten¨ªstico de los participantes, los telespectadores observamos at¨®nitos lo que ocurre en las pistas.
El brit¨¢nico Cameron Norrie, rival victorioso de dos franceses en las dos primeras rondas, es abucheado y hasta opta por disculparse por su triunfo, no sin iron¨ªa, cuando es entrevistado ante la grada. La joven jugadora rusa Anna Blinkova, culpable de dejar en el camino a Caroline Garcia, gran esperanza del tenis femenino galo y n¨²mero cinco mundial, es despedida con la m¨¢xima frialdad y descortes¨ªa. El ruso Daniil Medv¨¦dev, famoso por sus ¡®piques¡¯ con el p¨²blico en infinidad de torneos, se indigna en su debut, en la pista principal, cuando le abuchean por pedir la revisi¨®n de una bola. Medv¨¦dev se vuelve entonces a los m¨¢s de 15.000 espectadores y les indica de forma elocuente que el tema no les concierne. Los abucheos arrecian. Ser¨¢ mucho mayor la hostilidad que encuentre el estadounidense Taylor Fritz enfrentado el jueves pasado al franc¨¦s Arthur Rinderknech. El tumulto le impide concentrarse en el saque, y el p¨²blico pita a la jueza de silla, la brit¨¢nica Alison Hughes, por no dar por bueno un tiro de ¡°??Arthur, ??Arthur!!!¡±. Tras ganar el partido, Fritz se vuelve a la grada y pide silencio llev¨¢ndose el ¨ªndice a la boca, lo que provoca un prolongado abucheo. Cuando vuelva a la pista el s¨¢bado 3 de junio ser¨¢ recibido de la misma manera. El comentarista de Eurosport recordar¨¢ los motivos, lamentando la reacci¨®n del jugador pese a reconocer que tuvo que enfrentarse a ¡°la hostilidad del p¨²blico¡±. Una hostilidad que puede acabar socavando el esp¨ªritu original de un deporte que ha presumido siempre de ser exquisitamente civilizado y correcto.
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