Por favor, no hables de pol¨ªtica
Mi madre tiene la cabeza como un bombo, con mi padre maldiciendo la ola reaccionaria y clamando porque no entiende que haya tanta gente de derechas
Al llegar a casa, mi madre me advierte: no hables de pol¨ªtica, por favor. La pobre tiene la cabeza como un bombo, con mi padre maldiciendo la ola reaccionaria y clamando porque no entiende que haya tanta gente de derechas. Solo le falta que venga yo a hacer chistecitos. Pero si todo es pol¨ªtica, mam¨¢, le digo, ya no se puede hablar de otra cosa en Espa?a. Fui a la maravillosa exposici¨®n de Lo oculto en las colecciones Thyssen-Bornemisza, y alguien a mi lado coment¨® que Jes¨²s entre los doctores, de Durero, le recordaba a Pedro S¨¢nchez entrevistado por Ana Rosa Quintana. Su amigo le respondi¨® que si identificaba a la prensa con los demonios del cuadro y a S¨¢nchez con Jesucristo, estaba como un cencerro, y ya no dejaron de discutir en toda la visita.
No se puede eludir la pol¨ªtica, mam¨¢, le insisto. Pero ella me cuenta que la tele se esfuerza mucho por diversificar los temas de conversaci¨®n. ¡°Como vives en tu burbuja de periodistas e intelectuales, te crees que todo el mundo sabe qui¨¦n es Elizabeth Duval, pero mira la tele¡±. Y me se?ala la boda de ??igo y Tamara, con su despliegue multicanal que deja peque?a la cobertura del Tour de Francia, cuya etapa me se?ala tambi¨¦n, afe¨¢ndome que me haya perdido el paso por los Pirineos. Est¨¢n Griso cogi¨¦ndole la manica al hijo de Mar Flores ¡ªy desliz¨¢ndole tal vez una lima para fugarse¡ª y la semana de la alta costura de Par¨ªs, que no todo son coches quemados en Francia.
Y si eso no basta, tenemos los encierros, r¨¢pidos y limpios, en homenaje a Hemingway y los cien a?os de su primera visita a Pamplona. Ser¨¢ por temas, me dice, y ya no s¨¦ qu¨¦ Espa?a es m¨¢s cierta, si la de la tele o la de los peri¨®dicos, porque una niega a la otra.
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