A Jack White se le da bien desafinar
El documental ¡®Kneeling at the Anthem D.C.¡¯ recoge dos actuaciones del m¨²sico en Washington en 2018. Es una de las pocas esperanzas que le quedan al rock guitarrero, pero resulta un tipo escurridizo
El culto a las guitarras el¨¦ctricas y a quienes las manejan domin¨® el rock de la segunda mitad del siglo XX y se fue diluyendo en la escena musical, mucho m¨¢s diversa, del XXI. Para quienes se emocionaron con Jimi Hendrix, Led Zeppelin, Stevie Ray Vaughan o Gary Moore, quedan pocos referentes en las siguientes generaciones. Uno de esos pocos es Jack White, pero resulta un tipo escurridizo.
Fundador de ...
El culto a las guitarras el¨¦ctricas y a quienes las manejan domin¨® el rock de la segunda mitad del siglo XX y se fue diluyendo en la escena musical, mucho m¨¢s diversa, del XXI. Para quienes se emocionaron con Jimi Hendrix, Led Zeppelin, Stevie Ray Vaughan o Gary Moore, quedan pocos referentes en las siguientes generaciones. Uno de esos pocos es Jack White, pero resulta un tipo escurridizo.
Fundador de The White Stripes en 1999, junto con su falsa hermana Meg White (era su esposa) a la bater¨ªa, emergi¨® con un sonido crudo, distorsionado, cuidadosamente imperfecto. El d¨²o dej¨® un himno como Seven Nation Army, el riff del nuevo milenio, que hoy se corea en estadios y aglomeraciones de todo el mundo (incluso en contextos indecentes: una revista considerada seria present¨® al ¡°autor de la melod¨ªa del ¡®Que te vote Txapote¡±, y luego borr¨® el art¨ªculo). No es su ¨²nico temazo, como demuestran la psicod¨¦lica Icky Thump o el blues abrasivo Ball and Biscuit.
Jack sigui¨® en solitario a partir de 2012, incluso se apart¨® de la guitarra en su debut (Blunderbuss, donde se sentaba m¨¢s al piano), pero la volvi¨® a coger con fuerza en el segundo, quiz¨¢s el mejor de su carrera como solista (Lazaretto). Al mismo tiempo participaba en dos ruidosos proyectos paralelos: The Raconteurs y The Dead Weather. El m¨²sico de Detroit se instal¨® en Nashville, se empap¨® de influencias variadas, cre¨® su propia discogr¨¢fica, produjo a otros artistas, hizo bandas sonoras para pel¨ªculas. Cambia de registro a menudo: alterna discos atronadores con ac¨²sticos, como los dos que lanz¨® muy seguidos en 2022; en alg¨²n ¨¢lbum se pasa de experimental y se atreve a introducir rap y hip-hop. Odiar¨ªa ser previsible: prefiere mantener su aura enigm¨¢tica, desconcertante.
El documental Jack White: Kneeling at the Anthem D.C. (en Amazon Prime Video), que produjo ¨¦l mismo, recoge dos conciertos con su banda en Washington DC en 2018. Uno es el m¨¢s interesante, pero sabe a poco: una actuaci¨®n sorpresa en el instituto Woodrow Wilson. Los estudiantes celebran mucho la interrupci¨®n de sus rutinas; White los invita a acercarse tanto al escenario que acaba tocando entre la multitud. El otro se celebr¨® en la sala The Anthem, donde interpreta un pu?ado de canciones de toda su carrera, y constituye el grueso del metraje, de 50 minutos. Se incluyen algunos cortes de una entrevista, tan breves que no sabes qu¨¦ quer¨ªa contar. ?l se expresa m¨¢s con la guitarra, mejor cuanto m¨¢s viejas e imperfectas. Siempre se le dio bien desafinar.
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