Silvia Intxaurrondo: ¡°Jam¨¢s me guardo una pregunta¡±
La periodista de Televisi¨®n Espa?ola, que corrigi¨® a Feij¨®o en campa?a electoral, encara con ambici¨®n la nueva temporada despu¨¦s de sobrepasar en audiencia a las cadenas privadas en agosto
La colega Silvia Intxaurrondo (Barakaldo, Bizkaia, 43 a?os), codirectora y copresentadora de La hora de la 1 de Televisi¨®n Espa?ola junto a Marc Sala, llega a la redacci¨®n de EL PA?S, en la que trabaj¨® hace algunos a?os, conduciendo un coche familiar. Lleva todav¨ªa el maquillaje de la tele estuc¨¢ndole el cutis y unas deportivas, unos vaqueros y un...
La colega Silvia Intxaurrondo (Barakaldo, Bizkaia, 43 a?os), codirectora y copresentadora de La hora de la 1 de Televisi¨®n Espa?ola junto a Marc Sala, llega a la redacci¨®n de EL PA?S, en la que trabaj¨® hace algunos a?os, conduciendo un coche familiar. Lleva todav¨ªa el maquillaje de la tele estuc¨¢ndole el cutis y unas deportivas, unos vaqueros y una camiseta bajo una chaqueta informal que la sit¨²an en las ant¨ªpodas del clich¨¦ de presentadora de televisi¨®n. Antes, hab¨ªa bromeado con el fot¨®grafo pidi¨¦ndole: ¡°No me dulcifiques, que soy una t¨ªa dura¡±. Durante la charla no lo parece tanto. Dura, digo. De hecho, al final, se quiebra con la pregunta menos pensada y, a grabadora apagada, cuenta sus ¨ªntimas razones para haberse descompuesto, antes de rehacerse y seguir con la tralla de la entrevista. Al salir, aprovecha la presencia de un mercadillo ambulante en las instalaciones para comprar una hogaza de pan ecol¨®gico y unas empanadillas para sus hijos. Es la hora de comer. Dura, no s¨¦. Pr¨¢ctica y directa, desde luego. Que se lo digan a sus entrevistados.
?Qu¨¦ dato de audiencia hizo ayer?
Un 10,3% el programa, y un dos y pico por el Canal 24 horas. Pr¨¢cticamente un 14%.
?Eso es poco, mucho o regular?
Bueno, los he tenido mejores. No s¨¦ si se me entiende.
Perfectamente. ?El dato importa? Se supone que en una tele p¨²blica no tanto.
A m¨ª, s¨ª. Es una forma de medir a cu¨¢nta gente llegas, medirte contigo misma y tambi¨¦n mirar por el retrovisor y ver si la forma que propones est¨¢ gustando. Pero me mido m¨¢s conmigo. Los dem¨¢s tienen sus circunstancias y yo tengo las m¨ªas.
Pel¨ªn competitiva.
Absolutamente, desde ni?a. Me conozco, convivo conmigo misma, me quiero como soy, sabiendo que esto es lo que hay e intentando hacer bien lo que me gusta siendo lo m¨¢s feliz posible.
?Qu¨¦ sinti¨® cuando en agosto super¨® en audiencia a su competencia en las televisiones privadas?
Pens¨¦ que sab¨ªa que lo pod¨ªamos hacer, que era cuesti¨®n de tiempo. Y s¨¦ que podemos llegar mucho m¨¢s lejos. Es cuesti¨®n de recursos, de ¨¢nimo, de equipos, de que t¨² y tu gente se¨¢is felices trabajando. De trabajar, trabajar y trabajar. Yo en la suerte creo lo justo.
?Se ve reina de las ma?anas?
No es mi rollo, lo siento. Para m¨ª, Mar¨ªa Teresa Campos, que nos acaba de dejar, fue la aut¨¦ntica reina de las ma?anas. Me gusta m¨¢s el concepto de liderazgo. Llevar un proyecto a pantalla, sacar lo mejor de tu equipo. Y que todo eso brille. Es lo mejor de la tele: que brille el trabajo de tanta gente coordinada al un¨ªsono.
?Cree, como algunos, que su inciso ¡°No es correcto, se?or Feij¨®o¡±, ante la falsedad que estaba diciendo el candidato del PP durante su entrevista, vir¨® la campa?a electoral?
Sinceramente, no s¨¦ si fue para tanto. Cuando acab¨¦ la entrevista pens¨¦ que no hab¨ªa pasado nada. Los periodistas tenemos que preguntar, escuchar y repreguntar. Jam¨¢s me guardo ni me callo una pregunta. Lo que demostr¨® esa entrevista es que podemos y debemos hacer las preguntas que creemos que hay que hacer, con respeto.
No me diga que no not¨® el momentazo en directo. Se mascaba la tensi¨®n.
No. Acab¨¦, me sent¨¦ y segu¨ª presentando. Es verdad que luego me cost¨® arrancar la tertulia: a los analistas hab¨ªa que sacarles las palabras con sacacorchos, estaban como descolocados. Fue despu¨¦s cuando me llegaron las reacciones. Hice lo que ten¨ªa que hacer. Soy muy vehemente y honesta. Pregunto cosas l¨®gicas y sin doblez alguno.
?Qu¨¦ pol¨ªtico se le ha ido vivo de un plat¨®?
Tampoco los quiero muertos. Est¨¢ claro que ellos vienen a vender su libro, as¨ª de claro. Y t¨² tienes que hacerles las preguntitas del tuyo, que es el del inter¨¦s general. Otra cosa es que no contesten y se te escapen. Eso s¨ª me ha pasado. Yo insisto tres veces, y si veo que es imposible, dejo claro a la audiencia que no ha respondido.
?Qu¨¦ le preguntar¨ªa a Luis Rubiales si solo pudiera hacerle una pregunta?
?Est¨¢ preparado para afrontar sus actos y asumir las consecuencias?
?Qu¨¦ le saca a usted de sus casillas?
La mentira y la traici¨®n. Prefiero que me digas lo que piensas, aunque no me guste, a que vayas por detr¨¢s o me hagas la cama.
?Las ha sufrido?
S¨ª, sobre todo en el terreno profesional. Mis padres me criaron en la idea de que no hab¨ªa techos de cristal, y, aunque luego algunos me los han indicado y se?alado, yo sigo sin verlos. No hay techo para m¨ª.
?Ha levantado piedras en la profesi¨®n, como buena vasca?
Levantarlas, no, pero he picado toneladas, en los horarios m¨¢s infernales, adem¨¢s. Nunca he tenido un turno de 8 a 16. Ahora me levanto a las tres de la madrugada y me acuesto a las nueve y media de la noche, un poco obligada, la verdad. Siempre piensas que hay algo m¨¢s interesante que dormir. Dormir me aburre.
?Adicta al trabajo?
No, aunque sin ¨¦l no podr¨ªa vivir. A ver, claro que puedo, he estado temporadas en paro, pero me cuesta mucho pasar sin el periodismo. Hay gente que muere por las exclusivas. Est¨¢n bien, pero a m¨ª lo que me encanta es contar la vida en directo. La cobertura de mi vida fue la de la nevada Filomena. Estuve 16 horas en directo y ves realmente la dimensi¨®n de servicio p¨²blico de este oficio, que el trabajo sirve.
?Con qu¨¦ desconecta?
Con los amigos y con la familia, que me ponen en mi sitio y no me pasan una. Cuando empiezo a hablar de curro me cortan diciendo que ya vale, que me estoy poniendo muy intensa.
Es m¨ªtico su rostro impert¨¦rrito en las entrevistas. ?Se puede editorializar sin mover una ceja?
Intento no editorializar. No doy homil¨ªas. No uso el programa para decir ¡°esto es lo que ustedes tienen que pensar¡±. La vida no es as¨ª. Pero tampoco me guardo mi opini¨®n si me preguntan sobre aspectos de la vida cotidiana. Si acaso, soy editorialista de la vida.
?C¨®mo pasa de informar sobre un rifirrafe pol¨ªtico a la ruptura de Rosal¨ªa sin despeinarse?
Con coherencia y respeto. Es que la vida es todo eso. Quienes creen que la pol¨ªtica va por un lado y la actualidad por otro deben vivir en otro planeta. Hay una parte del mundo en cada una. ?De qu¨¦ se habla en un caf¨¦? De todo eso. Pues lo mismo. No hay asunto menor: hay buen y mal periodismo en cualquier g¨¦nero.
?Es m¨¢s curiosa o m¨¢s cotilla?
?A tumba abierta y sin postureo? Un poco de las dos cosas.
Hay colegas que presumen de no saber qui¨¦n es Bel¨¦n Esteban.
S¨ª lo saben, pero no lo dicen.
Hay quienes no quieren leer ni ver las noticias porque les dan ansiedad y se deprimen. ?Qu¨¦ podemos hacer al respecto?
No dar solo las malas noticias. Si un d¨ªa, a las nueve de la ma?ana, los ni?os est¨¢n volviendo al cole despu¨¦s del verano, la noticia es esa, porque adem¨¢s tiene un mont¨®n de implicaciones: sociales, econ¨®micas, de consumo, psicol¨®gicas. Las buenas noticias tambi¨¦n son noticia.
?Ten¨ªa ganas de que sus hijos volvieran al cole?
Bueno, digamos que en este oficio la conciliaci¨®n es una misi¨®n muy dif¨ªcil, por no decir imposible. No solo por los horarios, sino, porque, adem¨¢s, cuando llegas a casa est¨¢s muy, muy cansada. No hay tiempo para ti. Yo lo que hago es que el poco tiempo que paso con ellos sea de calidad, de hacer cosas especiales, con mimo. Ahora empieza otra clase de estr¨¦s: estoy en cinco o seis grupos de madres y padres del colegio, y del waterpolo. Esa es tambi¨¦n otra buena noticia: los padres tambi¨¦n est¨¢n ah¨ª.
?Con qu¨¦ asunto le gustar¨ªa abrir el pr¨®ximo lunes?
Sinceramente: con que se ha descubierto una cura contra el c¨¢ncer [se le aguan los ojos]. Enterarme en directo, como una ¨²ltima hora, y cont¨¢rselo a la gente seg¨²n me enterara yo misma.
?Le cambiar¨ªa el gesto?
No, ante la c¨¢mara, no. O s¨ª. La credibilidad no est¨¢ re?ida con la humanidad. Si tienes mucha credibilidad, pero eres muy fr¨ªo, la gente creer¨¢ lo que cuentas, pero si quieres que te crea a ti, tiene que conocerte a ti. Y yo soy as¨ª.
?C¨®mo? Deme una exclusiva.
Pr¨¢ctica. De andar por la calle y por la vida. Uso siempre camisas y pantalones para no perder tiempo en pensar c¨®mo vestirme. ?Ves estas deportivas? Igual esta temporada presento el programa con ellas. Se puede.
ASIGNATURA PENDIENTE
Silvia Intxaurrondo siempre quiso ser periodista para conocer el mundo y escribir de asuntos internacionales. Debutó con la máquina de escribir en el periódico del instituto y se preparó para esa misión estudiando Filología Árabe y otros idiomas, además del euskera y el español de serie. Pero, por el camino, se topó con la radio y la tele, donde trabajó mano a mano con Iñaki Gabilondo; su sueño de "escribir bien" sigue pendiente. Mientras llega, la codirectora, junto a Marc Sala, de La hora de la 1, en TVE, vive su gran momento televisivo. Después de haber corregido a Alberto Núñez Feijóo en directo durante una entrevista en la pasada campaña electoral —"No es correcto, señor Feijóo"— cuando el candidato popular estaba realizando afirmaciones incorrectas, Intxaurrondo fue, a la vez, objeto de feroces críticas por parte de algunos políticos, y del reconocimiento de los profesionales de la comunicación. Algunos días del mes de agosto, La hora de la 1 superó en audiencia a los programas de su competencia de las mañanas en las televisiones privadas. Eso es solo el principio, dice ella.
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