¡®La Mes¨ªas¡¯, ?inquietante?
La serie de Javier Ambrossi y Javier Calvo me sorprende. Es tan imaginativa como turbia. Llegar¨¦ al desenlace. Pero no tengo claro si me fascina o me repele. O tal vez un poco de ambas cosas
En Movistar ilustran la pantalla que presenta y promociona La Mes¨ªas, serie que han creado Javier Ambrossi y Javier Calvo, al parecer conocidos en los medios y entre los colegas con el apelativo presuntamente ex¨®tico y entra?able de Los Javis, con m¨²ltiples comentarios cr¨ªticos y todos un¨¢nimes que rozan el ditirambo. La califican como una obra de arte, como la m¨¢s revolucionaria de las series y otros elogios deslumbrados. Tiene el odioso problema, fomentado por diversas plataformas (por las que pagas dinero) de que solo exhiben un cap¨ªtulo por semana. Hay que esperar a que esta termine si pretendes hacer un marat¨®n con ella. Si determinadas series te parecen una mediocridad o un espanto desde el primer cap¨ªtulo, algo frecuente, cortas con ellas para el resto sin que te provoque el menor suspense, pero si el arranque te ha parecido interesante, acumular paciencia para esperar a que la programen entera puede ser exasperante.
Los tres cap¨ªtulos que he visto hasta el momento de La Mes¨ªas poseen algo hipn¨®tico, reconocible y esmerado estilo visual, un tono muy extra?o, rebuscado y conseguido. Pero tambi¨¦n es retorcida, enfermiza, deudora del universo de David Lynch, de sus claves y fijaciones que a m¨ª suele aburrirme o ponerme de los nervios.
En La Mes¨ªas hay esoterismo y perversiones mentales al l¨ªmite. Tambi¨¦n crueldad exhibiendo las infinitas tribulaciones de algo tan vulnerable, y delicado llamado infancia. Son ni?os cuyos progenitores son unos tarados. Unos deambulan de una casa a otra con una madre muy colocada que ejerce la prostituci¨®n a su lado. Otros habitan un caser¨®n en el campo y viven situaciones monstruosas tutelados por unos padres que ejercen el fanatismo religioso y una t¨ªa del Opus Dei que intenta aleccionarlos en el temor al pecado y la sumisi¨®n a Dios. En contrapartida, el hermano mayor intenta distraer a los cr¨ªos poni¨¦ndoles musicales y haciendo que ellos los interpreten cre¨¢ndoles ilusi¨®n en medio de su desamparo. Hay m¨¢s personajes, todos muy raritos. La Mes¨ªas me sorprende. Es tan imaginativa como turbia. Llegar¨¦ al desenlace. Pero no tengo claro si me fascina o me repele. O tal vez un poco de ambas cosas.
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