¡®Dejar el mundo atr¨¢s¡¯ retrata al miedoso del siglo XXI

Se llama preparacionistas a esa gente que almacena en su casa rifles, latas de comida y bidones de agua y gasolina por si se derrumba el sistema, estalla una guerra civil o, por lo que sea, todo se va al carajo. Abundan m¨¢s en EE UU (son los preppers o survivalists), pero la paranoia se extiende en este nuevo siglo porque nos ha visitado un cisne negro tras otro. Se dice cisne negro al suceso inesperado y de gran impacto: entran en esta categor¨ªa el 11-S, la Gran Recesi¨®n, la pandemia de covid o la invasi¨®n de Ucrania; es menos nueva pero igual de inquietante la violencia en Oriente Pr¨®ximo. Sumemos a esto la revoluci¨®n digital, la crisis clim¨¢tica, la polarizaci¨®n y la fragilidad de las democracias m¨¢s asentadas: se lleva ser miedoso. Si las generaciones anteriores tem¨ªan sobre todo el totalitarismo, el holocausto nuclear o una invasi¨®n alien¨ªgena, ahora la pesadilla recurrente es que se caiga internet, antes incluso que el colapso energ¨¦tico o la falta de agua, por poner dos ejemplos m¨¢s vitales.

Las series de ficci¨®n han visitado este peligro de una desconexi¨®n abrupta que arrastrar¨ªa a la sociedad al caos: la norteamericana Mr. Robot, la francesa El colapso, la espa?ola Apag¨®n. Lo chocante es que la productora de Barack y Michelle Obama se apunte a esta corriente: su ¨²ltima pel¨ªcula es Dejar el mundo atr¨¢s y se ha estrenado en Netflix, plataforma que tiene por costumbre apostar por un filme apocal¨ªptico por Navidad (el a?o pasado fue No mires arriba). Seguimos a una familia en su escapada a una lujosa casa rural, donde recibe a unos misteriosos visitantes; a todos les sorprender¨¢ la ca¨ªda de las comunicaciones. Estos personajes ya inc¨®modos, con Julia Roberts al frente, buscar¨¢n explicaciones y salidas a lo que va pareciendo un desmoronamiento del orden social.

La dirige Sam Esmail, precisamente el creador de Mr. Robot, y cae en los mismos defectos que aquella serie, que funcionaba en la primera temporada y se fue enredando demasiado en las siguientes. Aqu¨ª hay suspense y hay escenas muy impactantes; la inc¨®gnita de qu¨¦ est¨¢ pasando se va resolviendo a cuentagotas y nunca del todo; abundan las trampas en el guion. Al final, alguno se preguntar¨¢ si es que habr¨¢ un segundo cap¨ªtulo; este podr¨ªa pasar por un episodio piloto.

La pel¨ªcula encierra una mirada sarc¨¢stica a esos chalados creyentes en conspiraciones y que se preparan para lo peor (el personaje de ese vecino atrincherado habr¨ªa dado m¨¢s de s¨ª), a pesar de que en este contexto podr¨ªa decirse que ten¨ªan raz¨®n. Sobre todo, hay un oportuno aviso sobre nuestra dependencia de la tecnolog¨ªa en un mundo inestable, expuestos como estamos a sabotajes en lo que llaman guerra h¨ªbrida.

Una ca¨ªda general de Orange en Espa?a durante algunas horas del mi¨¦rcoles, atribuida a un hackeo, nos record¨® nuestra vulnerabilidad. Aunque quiz¨¢s estas sean las preocupaciones del primer mundo: en otras partes del planeta lo que m¨¢s temen es a¨²n que caiga una bomba sobre su casa. Hay nuevos miedos pero los viejos siguen aqu¨ª.

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