Gan¨® el mejor en Eurovisi¨®n y, ya puestos, qu¨¦ pena que Nebulossa no quedara en ¨²ltimo lugar
El temido triunfo de Israel, que fue la segunda en apoyo del televoto, hubiese provocado una situaci¨®n endemoniada
Gan¨® el mejor, Nemo, el representante de Suiza, y muchos respiraron aliviados. Israel qued¨® en quinta posici¨®n. Su presumible victoria, aupada por el televoto (fue la segunda de las 25 en recibir m¨¢s apoyo del p¨²blico), hubiese sido un disparate. Es imposible aislarse de lo que est¨¢ pasando en Gaza. Se debi¨® impedir la participaci¨®n de Israel en Eurovisi¨®n, al igual que ocurri¨® con Rusia despu¨¦s de la invasi¨®n a Ucrania. Esa decisi¨®n, la del veto, habr¨ªa dignificado a la organizaci¨®n. Pero no: permitieron a Eden Golan interpretar Hurricane y toda la semana estuvo sumida en un turbio ambiente. Anoche, en la final de Eurovisi¨®n en Malm? (Suecia), el mismo panorama enrarecido. Absolutamente innecesario.
Habr¨ªa que preguntarse por qu¨¦ hubo tanta gente que vot¨® a la canci¨®n de Israel. Obviamente hubo una movilizaci¨®n. Uno es ingenuo y quiere pensar que detr¨¢s de muchos miles de espectadores que pulsaron el n¨²mero de Eden Golan existe mucho boicoteador del festival, mucho gamberro queriendo ver qu¨¦ pasa en un escenario tan comprometido si llega a vencer Israel. En cualquier caso, un panorama endemoniado que da mucho que pensar.
The Code, el triunfador, es un tema que lo tiene todo: drama, original puesta en escena con esa plataforma inestable, una voz apabullante y un mensaje amarrado a este tiempo. Nemo (24 a?os) se declara no binario y la letra habla de ese proceso y de ¡°librarse de las cadenas¡±. Su interpretaci¨®n fue inmaculada, llena de plasticidad y apoyada en unas tremendas condiciones vocales. Tan buenas facultades posee que debe moderarse con esos agudos que casi llegan al nivel de Freddie Mercury.
Y Espa?a qu¨¦. Pues bien, gracias, aunque quedamos los 22. Un poco por debajo de lo previsto. Pero nos gust¨® su actuaci¨®n. Mary Bas se pase¨® por el escenario con una indolencia coqueta a la que solo le falt¨® un cigarrillo humeante entre los dedos. Sali¨® vestida con un mono negro de encaje, pedrer¨ªa y lentejuelas, una imagen decadente y glam que le pega mucho. Ante la presi¨®n ella expuso naturalidad, porque cuando se rebajan las expectativas ya solo queda disfrutar. Se desenvolvi¨® con estilo y gracia y le sac¨® todo el partido posible a su escasa voz. Bueno, no naci¨® la alicantina con las facultades de Maria Callas, pero estamos tratando con el material m¨¢s desechable del pop, con permiso para exprimirlo para luego lanzarlo a la basura sin el m¨ªnimo remordimiento.
Cae bien esta mujer desacomplejada y probablemente un poco baqueteada por la vida, como todo el que ya cuenta 55 a?os y se toma el paso por esta fase de la existencia con cierta intensidad. Y luego est¨¢ su marido, Mark Dasousa (47 a?os), que se mantuvo en una esquina, discreto, sabiendo que su papel era secundario. Se movi¨® sin exhibicionismos ejecutando el parip¨¦ de tocar su sintetizador con correa al cuello como si fuese una guitarra. Porque, recordemos, en este gran concurso de la canci¨®n lo ¨²nico que no es pregrabado es la voz. Fue bonito ver al matrimonio alicantino besarse en el centro del escenario en el pase¨ªllo de la presentaci¨®n de los participantes.
Siempre se tiene la sensaci¨®n de que los representantes espa?oles (y quiz¨¢ sea generaliza a otros pa¨ªses, pero aqu¨ª hablamos de lo que nos toca) son brochas utilizados por alguien que est¨¢ pintando el edificio. Nebulossa no: se percibe que all¨ª mandan ellos, para bien o para mal, que controlan la situaci¨®n, que est¨¢n de vuelta de todo, que fueron all¨ª a disfrutar y nadie les iba a arruinar su momento de exposici¨®n y gloria, que igual pronto tienen que volver al pueblo.
Zorra es un tema facil¨®n y divertido, adecuado para llevarlo (aunque quede mal clasificado) a un festival que no vive de la calidad art¨ªstica sino del petardeo, la extravagancia, la pomposidad y la pol¨¦mica. Un espacio televisivo que no hay que tom¨¢rselo muy en serio: se disfruta en la medida de lo posible (y hay motivos para ello) y a otra cosa. Y esta canci¨®n representa eso, con el a?adido de una letra de reafirmaci¨®n femenina que cre¨ªamos asumida como algo poco controvertido, pero que vista la reacci¨®n de mucha gente al escandalizarse por el t¨¦rmino ¡°zorra¡± parece ser que todav¨ªa queda camino por recorrer. Que se lo pregunten a Manu Tenorio. ?A qui¨¦n? Pues eso.
Ya puestos, l¨¢stima que no qued¨¢ramos los ¨²ltimos. Aquel ¡°Cero Points Tour¡± que anunci¨® la pareja si cerraban la clasificaci¨®n seguro que hubiese sido una gira ganadora. Zorra fue de lo mejor del festival, a pesar de su clasificaci¨®n. Hubo propuestas superiores. Por supuesto, la de Suiza. Tambi¨¦n la de Reino Unido, con un arrollador Olly Alexander y ese Dizzy que nos recuerda tanto en el inicio a Pet Shop Boys. O la candidata italiana, Angelina Mango y su Noia, un tema de ritmos latinos bien interpretado. Destac¨® tambi¨¦n Ucrania, con el d¨²o femenino integrado por Alyona y Jerry y su himno a la resiliencia femenina.
Se escuch¨® mucha m¨²sica inane, que es lo peor que puede transmitir este inmenso arte. Lo estrafalario tambi¨¦n estuvo presente. El que se llev¨® el premio fue el representante finland¨¦s Windows95man. Tienen que verlo si quieren re¨ªrse un rato.
Hubo al final un homenaje a Abba, que triunf¨® en este festival en 1974, hace 50 a?os; adem¨¢s de sus hologramas, se pusieron im¨¢genes de la interpretaci¨®n de aquel Waterloo. Fue inevitable comparar aquel himno con lo que acab¨¢bamos de ver y escuchar. Qu¨¦ quieren que les diga¡
Lo mejor que se puede hacer es olvidar este Eurovisi¨®n 2024 tan pol¨¦mico y confiar en que paren las bombas y que el a?o que viene Israel participe sin ese lastre.
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