Eurovisi¨®n y la sociedad del espect¨¢culo
Claro que en Eurovisi¨®n la pol¨ªtica importa, pero centrar la mirada pol¨ªtica en Eurovisi¨®n solo viene a revalidar la sociedad del espect¨¢culo de Debord
Dos situaciones se han revelado en la ¨²ltima semana como los s¨ªmbolos perfectos de las cotas de absurdo en Occidente. La primera tuvo lugar en la gala MET, cuando algunas de las invitadas necesitaron ayuda de c¨¢mara para subir las escaleras del Museo Metropolitan, ya que sus vestidos limitaban sus movimientos; lo explic¨® en este peri¨®dico con su agudeza habitual Leticia Garc¨ªa. La segunda tambi¨¦n la cont¨® otro estupendo periodista de la casa, H¨¦ctor Mart¨ªnez Llanos: la requisa de las banderas de la Uni¨®n Europea durante el festival de Eurovisi¨®n. No fueron los ¨²nicos emblemas retirados, ni siquiera los de mayor n¨²mero, habida cuenta de que lo que se trataba de evitar era la presencia de banderas palestinas, pero nos da la medida de c¨®mo el festival se ha vuelto incluso contra s¨ª mismo.
Malm? se convirti¨® el pasado s¨¢bado en la ciudad m¨¢s ambivalente de Europa. Por un lado, en el Eurovision Village, gran cantidad de eurofans celebraban en armon¨ªa. Armon¨ªa vigilada: el recinto estaba cercado por decenas de francotiradores apostados en los edificios cercanos, algunos de ellos cobijados bajo un enorme coraz¨®n, en una puesta en escena digna de ox¨ªmoron. Mientras tanto, por las calles del centro de la ciudad discurr¨ªa una gran manifestaci¨®n contra la presencia de Israel en el festival. Una en la que lo mismo se pod¨ªa se pod¨ªan ver carteles de ¡°Latinos por Palestina¡± y ¡°Queerliberation, stop the ocupation¡± que zonas en las que se coreaba ¡°The only solution is Intifada revolution¡±.
La presencia de Israel en el festival de este a?o ha sido una mancha que el certamen tardar¨¢ mucho en borrar, si es que en alg¨²n momento quiere hacerlo. En Eurovisi¨®n la pol¨ªtica importa, por mucho que sus detractores, muchos encaramados en el high brow, lo menosprecien y que el festival se declare apol¨ªtico ¡ªun poco a la manera de Saza en La escopeta nacional¡ª. Pero centrar la mirada pol¨ªtica en Eurovisi¨®n solo viene a revalidar la sociedad del espect¨¢culo de Debord. ¡°Toda la vida de las sociedades en que reinan las condiciones modernas de producci¨®n se anuncia como una inmensa acumulaci¨®n de espect¨¢culos. Todo lo que antes era vivido directamente se ha alejado en una representaci¨®n¡±. Es, como dir¨ªa Noem¨ª Arg¨¹elles, para reflexionar. ¡°El espect¨¢culo no es un conjunto de im¨¢genes, sino las relaciones entre las personas mediatizadas por esas im¨¢genes¡±. Piensen en el televoto y en el privilegio de que nuestras ¨²nicas guerras sean culturales. Muchos no pueden decir lo mismo.
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