Miguel de la Fuente, reportero de TVE: ¡°Con la c¨¢mara no tengo coraz¨®n: soy un ¡®killer¡¯ de la imagen¡±
Tras cubrir guerras desde los Balcanes a Gaza, se jubila despu¨¦s de 35 a?os grabando en directo el horror y reconoce que la adrenalina de su oficio crea adicci¨®n: ¡°Lloro al final del d¨ªa, en la ducha¡±
Nos vemos en su primer lunes al sol, como inminente jubilado, aunque hoy haya m¨¢s nubes que claros a la hora del aperitivo en el endiablado foll¨®n del centro de Madrid, tomado por las obras y por una manifestaci¨®n por la educaci¨®n p¨²blica. A Miguel de la Fuente, sin embargo, no le ha pillado el atasco. Ha llegado en la moto con la que se ha peinado medio pa¨ªs y medio mundo, y ha dejado en el ba¨²l la camarita digital ¨²ltimo grito que lleva siempre encima, por si las moscas, aunque hoy no est¨¦ de servicio. Viene de punta en gris piedra, conjuntad¨ªsimo con un chalequillo acolchado bajo chaqueta y sobre pantal¨®n de lino. Hablamos largo y tendido y, al llegar a la Redacci¨®n, descubro, horrorizada, que he eliminado en vez de guardar la charla en el m¨®vil. Le llamo, lo entiende ¡ª¡±a m¨ª tambi¨¦n me ha pasado y ahora tienes la ventaja de que tengo todo el tiempo del mundo¡±, bromea¡ª y quedamos al d¨ªa siguiente. Lo que sigue es un resumen, editado, de ambos encuentros. Seguro que lo comprende. De edici¨®n sabe un rato.
A los 62, a¨²n no le toca jubilarse. ?Por qu¨¦ se va?
Por una mezcla de cosas. Mi empresa [RTVE] me lo pone f¨¢cil para que me vaya y me veo un poco obligado. Profesionalmente no quiero irme, pero tambi¨¦n es cierto que tengo los a?os que tengo, la c¨¢mara pesa lo que pesa y ya es complicado hacer lo que llevo haciendo 40 a?os.
Defina lo que lleva haciendo.
Moverme mucho con m¨¢s de diez kilos a cuestas: la c¨¢mara, el chaleco, el casco, subir, bajar, coger posturas muy raras para coger planos diferentes, no parar en todo el d¨ªa durante muchos d¨ªas. No quiero que me d¨¦ un dolor de espalda o una ci¨¢tica y convertirme en un lastre para mis compa?eros o malograr una cobertura. En las guerras cada uno tiene una misi¨®n concreta y no puede fallar.
Cre¨ªa que, diciendo que era un trabajo complicado, se refer¨ªa a la parte emocional.
Tambi¨¦n. Hay una parte de vida personal que te dejas. Esto tiene mucho de idas y venidas, durante a?os, y acaba convirti¨¦ndose en una forma de vida. Esto te atrapa, tiene mucho de adrenalina que tira de ti y te hace embarcarte en el siguiente viaje. Te da muchos disgustos, pero mucha felicidad tambi¨¦n.
?No le parte el coraz¨®n lo que ve?
Con la c¨¢mara, trabajando, no tengo coraz¨®n, solo cabeza: soy un killer de la imagen. Mi colega, amigo y hermano Arturo P¨¦rez Reverte lo llamaba ir de shopping, yo siempre digo que nosotros salimos a pescar. Pescamos historias e im¨¢genes para contar con ellas lo que sucede. Con la c¨¢mara, pienso en lo que est¨¢ en plano y lo que me falta. En una guerra, t¨² no eres ni un soldado ni un turista. Pero s¨ª un luchador: tienes una misi¨®n. Contar lo que no se quiere ver. Si te vas sin lo que has ido a buscar, tu presencia es in¨²til.
?Y qu¨¦ felicidad saca de eso?
El encontrarte bien contigo mismo cuando te das cuenta de que has estado en todo lo que ha pasado en el mundo en los ¨²ltimos a?os. Nosotros somos un poco los que escribimos la historia. En unos a?os, nadie hablar¨¢ de nosotros, ni de m¨ª, ni del periodista que me acompa?aba, pero la gente recordar¨¢ las im¨¢genes de esos horrores por las im¨¢genes que conseguimos.
En una guerra, t¨² no eres ni un soldado ni un turista. Pero s¨ª un luchador: tienes una misi¨®n
Alguna vez llorar¨¢.
S¨ª, he llorado intensamente cuando me ha tocado. Lo suelo reservar para la ducha. Es una especie de desahogo. Cuando est¨¢s muy atacado por dentro. Despu¨¦s de estar todo el d¨ªa viendo gente despedirse de su familia en trenes o ancianos en s¨®tanos, encender el agua caliente, sentarme en la ducha y dejar fluir las l¨¢grimas es una necesidad de reconfortarte a ti mismo. Yo me pongo la canci¨®n Blinding Eyes [la pone en el m¨®vil] y me abandono. Suena muy peliculero, pero es as¨ª. ?scar Mijallo, mi compa?ero de muchas coberturas, me llama Barbie Cameraman.
?Ha pasado miedo real?
S¨ª, mucho. Y es una sensaci¨®n, aunque pueda parecer raro, comparable a la de la primera fase del enamoramiento, mariposas en el est¨®mago, ese sentir que hasta aqu¨ª has llegado. Es una adrenalina salvaje. A veces entras como en trance. Hay episodios en los que no sabes ni c¨®mo has llegado donde est¨¢s, pero est¨¢s, y en una alerta total. Es dif¨ªcil explicarlo, pero eso es lo que siento.
?Qu¨¦ le engancha de su oficio?
Todo: el viaje, la libertad de no pertenecer a nada ni a nadie, hacer nuevos amigos de todo el mundo. La amistad y el grado de uni¨®n que dan ciertas situaciones extremas, y tambi¨¦n las enemistades y los cabreos, esa intensidad es adictiva. La compa?¨ªa, llevarte bien con los compa?eros en las coberturas de conflictos, es fundamental. Y no hay cosa m¨¢s agradable que, al final del d¨ªa, tomarte una cerveza, o dos, o tres, o cuatro y conjurar lo duro del oficio ri¨¦ndote diciendo barbaridades. Muchas veces es humor macabro...
?Y machista? En la m¨ªtica ¡®tribu¡¯ de corresponsales eran casi todo hombres. Desm¨®nteme el t¨®pico.
Eso es m¨¢s leyenda que otra cosa. Lo ha podido ser, no digo que no, pero ya pas¨® ese momento. Es curioso, s¨ª. Ya no se hacen chistes machistas. Creo que es algo generacional y tambi¨¦n influye el hecho de que cada vez hay m¨¢s mujeres reporteras en los conflictos. Ahora, a veces, es al rev¨¦s. Ellas llevan la voz cantante y los dem¨¢s tenemos que callarnos. Las mujeres son muy buenas reporteras, m¨¢s compa?eras, se ayudan entre ellas, van juntas a los sitios, en hombres es menos corriente. Son estupendas.
?Qu¨¦ quer¨ªa ser de peque?o?
Me gustaban muchas cosas y ninguna. Me he matado a nadar, por ejemplo, he ganado alg¨²n campeonato, pero vi que no iba a vivir de eso y yo lo que quer¨ªa era vivir otra vida, irme de casa, y lo hice a los 16 a?os. Vine a Madrid a busc¨¢rmelas. Soy un buscavidas. Soy autodidacta y todo lo que s¨¦ lo he aprendido en la calle, a observar. Un d¨ªa sal¨ªa de una discoteca, me encontr¨¦ con un amigo que trabajaba en una agencia y de prensa y hasta hoy. Empec¨¦ de paparazi. Fui en busca de Pippi Calzaslargas, y la encontr¨¦. Pact¨¦ desnudos con actrices, hice montajes para revistas del coraz¨®n, de todo. Hasta que empec¨¦ a sentirme inc¨®modo y entr¨¦ en Televisi¨®n Espa?ola. Aquello me enganch¨®. Aprend¨ª de los mejores: los c¨¢maras Jos¨¦ Luis M¨¢rquez, Evaristo Canete, Jes¨²s Mata; el reportero Arturo P¨¦rez Reverte. Hasta ahora.
Tiene una hija, ?c¨®mo conciliaba su profesi¨®n con su educaci¨®n?
La verdad es que no he conciliado bien. Al poco de ir de guerra en guerra me separ¨¦ de su madre y mi hija no lo entendi¨® muy bien. Espero que, con el tiempo, lo entienda [se emociona]. Si soy o no un buen padre lo tendr¨ªa que decir ella.
Si te quitan lo que m¨¢s quieres: tu casa, tu tierra, a los tuyos, y no tienes nada que perder, puedes volverte un monstruo. Todos podemos. Yo tambi¨¦n
?Qu¨¦ imagen no se saca de la cabeza?
M¨¢s que muertos, sangre y horror, me descompone la de un ni?o caminando solo y llorando con una tableta de chocolate en Medyka, en la frontera entre Polonia y Ucrania. Condensa todo el desamparo de la guerra en una imagen. Los ni?os y los viejos son los grandes perdedores de las guerras. Los s¨®tanos de Ucrania est¨¢n llenos de ancianos que prefieren quedarse en su casa a ser una carga para sus hijos. Y las mujeres son siempre las que sostienen la vida mientras los hombres se matan en el frente. La guerra, como la vida, es un matriarcado.
?Todas las guerras son iguales?
Se parecen bastante. Tienen que ver con lindes, con odios, con razas. El paradigma de lo que es una guerra civil es una casa familiar dividida a la mitad que vi en Sarajevo. Los hombres, no hablo de los militares, luchan por algo tangible, no tanto por la patria. Si te quitan lo que m¨¢s quieres: tu casa, tu tierra, a los tuyos, y no tienes nada que perder, puedes volverte un monstruo. Todos podemos. Yo tambi¨¦n.
Hay quien no quiere ver dramas y no ve las noticias porque se deprime. ?Qu¨¦ hacemos?
Eso son como los terraplanistas, o los negacionistas. Nos hemos dividido, formamos grupos, nos retroalimentamos y solo vemos informaciones que nos refuerzan en ese grupo, cada vez m¨¢s peque?o. Por eso es tan importante hacer m¨¢s periodismo, y m¨¢s periodismo internacional. Y cuando digo internacional digo, incluso, fuera de tu barrio. Hablar de los otros, sean quienes sean y donde est¨¦n.
?Y ahora, qu¨¦?
Aspiro a no convertirme en un agente de bolsa y cambio, o sea de ir de recados, ni en un friki. El otro d¨ªa vi a Pedro Piqueras, que se acaba de jubilar, paseando por la sede del PSOE, como de inc¨®gnito, y saludando a una compa?era de Telecinco y me hizo gracia, porque, en poco, yo estar¨¦ as¨ª. Tengo muchas aficiones: las motos, el golf, la nataci¨®n. Me voy cuando estoy m¨¢s preparado, cuando mejor s¨¦ hacer mi trabajo, porque a contar historias con la c¨¢mara se aprende con el tiempo. A¨²n no tengo mono, pero lo tendr¨¦, seguro. Pero, sea como sea, seguiremos informando.
CULO DE MAL ASIENTO
Miguel Ángel de la Fuente (Ourense, 62 años) se jubila oficialmente de RTVE el 28 de septiembre, el mismo día que cumplirá 63 años. Lleva a sus espaldas muchos trienios y mucha experiencia en sus 35 años de carrera en la televisión pública. Ha cubierto tours de Francia, vueltas ciclistas a España, juegos olímpicos, campañas electorales, festivales, huracanes, terremotos y, sobre todo, guerras. Todas las grandes que en el mundo han sido, desde la de los Balcanes, hasta la de Gaza. Este "culo de mal asiento", gallego, llegó a Madrid de muy joven como "un buscavidas" y desde entonces no ha parado. Separado de su primera esposa y padre de una hija, se casó con la exministra socialista de Sanidad y de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, a la que había conocido en un viaje de trabajo de ambos a Iberoamérica, cuando ella era alta funcionaria y él cubría la expedición como informador gráfico. Premio Cirilo Rodríguez de Periodismo 2023, De la Fuente dice que ya echa de menos su oficio antes de dejarlo.
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