La zona sin inter¨¦s

Como la ardilla que cruzaba Espa?a de ¨¢rbol en ¨¢rbol, un espectador puede atravesar el d¨ªa zapeando entre documentales sobre nazis. Cito algunos en emisi¨®n: Los se?ores del Reich, El Oro de Hitler, El ascenso de los nazis, Megaestructuras nazis, Bases secretas nazis, Ciencia secreta nazi¡­ Ya lo dijo Ricardo de Querol: ¡°si la audiencia flojea, sacan nazis¡±. Lo sabemos todo sobre su execrable legado, puede pillarnos por sorpresa una pandemia, pero no el horror nazi. En ficci¨®n tampoco escasea la oferta, son los malos cinematogr¨¢ficos por excelencia, los hemos visto hasta en El internado. La ¨²nica persona que compiti¨® en perversidad con el trumpiano Homelander en The Boys fue Stormfront: cuando apareci¨® hubo muchos seguidores de la soberbia ficci¨®n de Prime Video, cuya cuarta temporada vuelve hoy, que vieron en ella a una mujer sin pelos en la lengua, un feliz azote de los pesad¨ªsimos wokes. Se dieron cuenta tarde de lo que realmente era: una nazi de m¨¢s de cien a?os con un buen serum. Ninguna serie descifra mejor el presente, aunque su germen tenga casi dos d¨¦cadas.

Tambi¨¦n habla sin pelos en la lengua Maximilian Krah, el atildado l¨ªder del AfD, partido expulsado del grupo de la extrema derecha europea de Le Pen y Salvini despu¨¦s de que Krah afirmase que no todos los miembros de las SS hab¨ªan sido criminales, ya saben, not all nazis. C¨®mo tienes que ser de extremo y de derechas para que Le Pen y Salvini no quieran que los identifiquen contigo. Gracias a ese discurso que ahora se llama desacomplejado ¡ªll¨¢menme antigua, pero yo sigo pensando que desacomplejado es sin¨®nimo de ponerte sandalias con calcetines y no de frivolizar con la Sho¨¢¡ª y campa?as en TikTok con mensajes simplistas como ¡°los hombres de verdad son de derechas¡± ha conseguido triplicar el voto joven. Ha sucedido en casi toda Europa. Con todo, la peor noticia del pasado domingo no es el auge de la extrema derecha entre la juventud, sino que la principal fuerza pol¨ªtica haya sido la abstenci¨®n. La mitad de los europeos han mostrado un absoluto desd¨¦n ante el anunciado avance de la extrema derecha en las instituciones europeas. Hay quienes ven compatible sobrecogerse con La zona de inter¨¦s y haberse abstenido el domingo porque consideran que los asuntos europeos les resultan indiferentes. El verdadero problema no es que el sue?o de la raz¨®n produzca monstruos, sino que nos quedamos echando la siesta mientras los monstruos votan.

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