Pepa Bueno, de frente y sin complejos
La directora de EL PA?S protagoniza la ¨²ltima entrega del programa documental ¡®En primicia¡¯
Advertencia: el programa del que me dispongo a escribir no es apto para los activistas de la vida tranquila y retirada, ni para los que creen que el trabajo no los define, ni para los que no soportan que su interlocutor tenga el m¨®vil en la mesa y le lance miradas furtivas. La protagonista del ¨²ltimo episodio de En primicia es un p¨¦simo ejemplo para los que quieren desconectar y dejar el trabajo en la oficina. ¡°No se puede ser periodista de 8 a 3¡å, dice, porque la curiosidad y la mirada no se apagan cuando se acaba la jornada. ¡°Pepa vive pegada a una pantalla, al peri¨®dico, a una radio¡ Quienes la queremos sabemos que es as¨ª y la queremos as¨ª¡±, dice Aimar Bretos, y lo dice dos veces, al principio y al final del documental, para que conste.
Pepa es Pepa Bueno, la ¨²ltima periodista retratada en la serie documental de RTVE producida por La Coproductora y presentada por Lara Siscar, que ha entrevistado a algunos de los periodistas m¨¢s importantes de Espa?a, coloc¨¢ndolos al otro lado. Pepa Bueno, por si hay alg¨²n lector despistado, es la directora de EL PA?S, pero como nadie nace siendo directora de EL PA?S, fue muchas otras cosas antes, casi todas las que se pueden ser en esta profesi¨®n, y en todas ellas dej¨® una huella a la que no le cabe m¨¢s adjetivo que profesional.
La profesionalidad se les presupone a todos los periodistas que han salido en En primicia, pero hay muchas formas de ser profesional, y Pepa Bueno pertenece a un tipo ex¨®tico en Espa?a, donde ha predominado el periodista artista, plum¨ªfero, literato, golferas y sarc¨¢stico, que brilla m¨¢s en la opini¨®n que en la informaci¨®n, y que casi siempre es masculino. En ese contexto, Pepa Bueno, pese a lo castizo de su nombre y a ese acento extreme?o que se le marca cuando se relaja, parece m¨¢s norteamericana que espa?ola. Sus banderas han sido el rigor, la imperturbabilidad, la distancia y la claridad expositivas, ajenas a barroquismos y exaltaciones del yo. Y en la hora corta que dura el cap¨ªtulo se comprueba que todo eso no es una pose, sino una actitud natural que se delata en algunas confesiones, como esta sobre la adrenalina: ¡°Decidir qu¨¦ va a ser noticia es lo m¨¢s parecido a ser Dios¡±.
Habla de una vocaci¨®n teatral juvenil, de la que aprendi¨® a hacerse un personaje para salir a escena. Dice Pepa Bueno ¡ªestajanovista sin complejos¡ª que no le pesa el trabajo (¡°estoy siempre on¡±), aunque s¨ª la exposici¨®n p¨²blica, y que ha necesitado protegerse de ella, sobre todo desde que existen las redes sociales, en las que ha bloqueado sin remilgos a los insultadores. Pero en el programa no se ve el conflicto entre la Pepa Bueno personaje y la Pepa Bueno persona. A lo mejor, un poco, en el deje extreme?o que le asoma cuando habla de cosas cotidianas y recuerdos, pero incluso en ese registro se reconoce a la Pepa Bueno del Telediario y de la radio.
Me habr¨ªa gustado que se ahondara m¨¢s en esta ¨²ltima, pues el documental tiene un sesgo hacia la etapa televisiva (comprensible, ya que hay muchos m¨¢s recursos para ilustrar esa parte del cuento). Esta ausencia se compensa en la conversaci¨®n que mantiene con Aimar Bretos en Casa Manolo, el parlamento informal de diputados y periodistas a la vera del Congreso. Sin duda, de lo mejor del episodio. Al principio se les ve un poco ortop¨¦dicos, como necesitados de guion, pero enseguida se cuentan batallitas y se manifiesta una relaci¨®n de maestra-disc¨ªpulo m¨¢s reveladora que cualquier reflexi¨®n sobre el oficio y sus pasiones.
Aunque la conversaci¨®n sobrevuela los hitos de su carrera (los comienzos en RNE, los primeros reportajes sobre inmigrantes en Andaluc¨ªa, su descubrimiento de los sucesos en Gente, la entrevista a Ahmadineyad y sus a?os en el Telediario de la TVE de Fran Llorente), es m¨¢s interesante descubrir a una mujer que se acepta a s¨ª misma con una seguridad y una naturalidad impropias de estos tiempos de demolici¨®n. ¡°En ning¨²n momento hemos cuestionado poner el tel¨¦fono encima de la mesa: ?esto es bueno o es malo?¡±, le pregunta Bretos, a prop¨®sito de su mutua obsesi¨®n por el trabajo y lo inc¨®moda que puede resultar para sus familias. ¡°Esto es¡±, responde Bueno, rozando la agramaticalidad del verbo ser, que es copulativo y necesita un atributo para ser con plenitud. Como la periodista no necesita esas cosas, se las niega tambi¨¦n al verbo. Pepa Bueno es. Y el programa lo constata.
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