Jes¨²s V¨¢zquez, el yerno ideal, un superviviente
Si Espa?a fuera Estados Unidos, el presentador ser¨ªa el novio de Am¨¦rica, un tipo que proyecta cercan¨ªa, naturalidad, ese al que dejar¨ªas a los ni?os ante un imprevisto
Vestido con camiseta metida por dentro del pantal¨®n vaquero, un cintur¨®n con el nudo de la ¨¦poca, el pelazo lleno de gomina, como cualquier cabellera masculina en los noventa. Jes¨²s V¨¢zquez agarra el micr¨®fono, mira a la c¨¢mara e inicia su casting para entrar en televisi¨®n. Tiene que anunciar un programa llamado La quinta marcha. Est¨¢ nervioso, pero ya apunta maneras, aunque haya partes de su discurso tronchantes con la mirada de 2024. ¡°?Ya nunca m¨¢s los domingos ser¨¢n igual! ?Ya no estar¨¢s en tu casa, aburrido, comiendo pipas, hablando por tel¨¦fono! Ya no querr¨¢s ser ni Terminator ni dama de Blancanieves¡±, dice este ferrolano nacido hace 58 a?os que cambi¨® Veterinaria por Arte Dram¨¢tico. Todo ha envejecido regular, salvo ¨¦l.
Si esto fuera Estados Unidos, V¨¢zquez ser¨ªa el novio de Am¨¦rica, o the-man-next-door. Un tipo que proyecta cercan¨ªa, naturalidad, ese al que dejar¨ªas a los ni?os ante un imprevisto o al que prestar¨ªas tu casa para pasar las vacaciones. Es el comod¨ªn perfecto, el que resuelve, el que tira de oficio, el que se lo toma todo en serio. Hasta cuando cantaba aquello de ¡°a dos mil¨ªmetros escasos de tu boca, s¨¦ que por fin, va a suceder¡±, una incursi¨®n en la m¨²sica que dur¨® poco, porque su carrera ha seguido casi siempre el mismo camino. ¡°Presentador de televisi¨®n desde hace 33 a?os. Embajador de Acnur¡±, reza su biograf¨ªa en Instagram.
¡°Ha diversificado muy poco su carrera. No ha participado en un reality, no ha participado en series, porque es un presentador de oficio¡±, explica el periodista Juan Sanguino, que recuerda un momento clave en su carrera, cuando le fich¨® Antena 3 para presentar La Central, un late show para competir con Cr¨®nicas marcianas. ¡°Fue un fracaso estrepitoso, y, sin embargo, siguieron d¨¢ndole oportunidades. Tiene esa cosa cercana, ese tono de yerno ideal. La de se?oras que habr¨¢n dicho en su casa: ¡®Ay, qu¨¦ pena que sea gay¡±, a?ade.
Al otro lado del tel¨¦fono, Tania Llasera muestra entusiasmo: ¡°Hija, qu¨¦ guay poder hablar bien de alguien¡±. Con V¨¢zquez creci¨® como creci¨® el resto de su generaci¨®n. ¡°Pero si hasta pensaba que Hablando se entiende la basca se refer¨ªa a nosotras, las vascas¡±, cuenta muerta de risa. No olvida la primera vez que coincidi¨® con ¨¦l, en una sala de maquillaje, y la frase que el presentador, que ya era entonces una estrella en Espa?a, le dijo: ¡°Tengo muchas ganas de trabajar contigo¡±. Recuerda el subid¨®n de autoestima que recibi¨®, y confiesa que, aunque ¨¦l nunca se lo haya dicho, sabe que fue quien dio su nombre para copresentar La voz, un formato que a¨²n perdura en televisi¨®n.
¡°Es un hombre muy tradicional, muy estricto, se nota que es hijo de padre militar. Es muy disciplinado con lo que come, su pavo, su frutita y su tortilla de claras. Hace que todo el mundo se sienta c¨®modo, desde quien dirige hasta el ¨²ltimo del equipo. Como empezamos a grabar La voz en verano, cada vez que termin¨¢bamos hac¨ªa fiestas en su casa. Ven¨ªa su padre, la mujer de este, su hermana, la familia de Roberto [marido del presentador desde 2005]¡ ese ambiente le aterrizaba mucho¡±, cuenta Llasera.
V¨¢zquez ha presentado casi de todo, tertulias como Hablando se entiende la basca, donde hablaba con j¨®venes desconocidos, gente famos¨ªsima como Roc¨ªo Carrasco con su padre presente entre el p¨²blico y gente que ser¨ªa famosa despu¨¦s, como Roberto Leal. Concursos como All¨¢ t¨², Popstars y Operaci¨®n Triunfo (donde par¨® los pies a Risto Mejide ante un comentario hom¨®fobo). Un formato donde no ten¨ªa f¨¢cil triunfar tras aquel Carlos Lozano de las primeras ediciones.
El punto bals¨¢mico
¡°Siempre me ha gustado porque transmite confianza y la tranquilidad de que todo va a salir bien. Para m¨ª tiene un punto bals¨¢mico¡±, cuenta Tinet Rubira, director de la productora Gestmusic-Endemol. ¡°Incorpor¨® en los directos y en las galas de Operaci¨®n Triunfo los errores y el titubeo con enorme naturalidad. Miraba a la c¨¢mara y dec¨ªa: ¡®?D¨®nde vamos ahora?¡¯, y lejos de mostrar poca profesionalidad, consegu¨ªa complicidad con el espectador¡±, a?ade. Para Rubira cumple a la perfecci¨®n eso de que el presentador nunca debe ser un problema. ¡°Si vives el programa, lo vivir¨¢ el que lo vea desde casa. Lo hizo en Supervivientes, en OT, en All¨¢ t¨², en todos. Acu¨¦rdate que en Hotel Glam, que era un despiporre, que yo creo que tras cada programa adelgazaba varios kilos¡ era un tif¨®n y supo perfectamente llevar el tim¨®n¡±, dice entre risas.
Volvamos a los a?os noventa. Concretamente a 1997. No son tiempos f¨¢ciles para el presentador, de hecho puede que sean los peores de su vida profesional y personal. V¨¢zquez aparece en el plat¨® de T¨®mbola y se sienta en el sof¨¢ con el presentador del programa, Ximo Rovira. Va vestido con traje oscuro, camisa blanca y corbata. El pelo, como corresponde, cargado de gel fijador. Viene a hablar del juicio sobre el caso Arny, un esc¨¢ndalo ocurrido en 1996 en el que se vio involucrado junto con otros personajes conocidos como Javier Gurruchaga y Jorge Cadaval, de los Morancos, acusados de prostituci¨®n de menores en un bar de Sevilla y de la que los tres salieron absueltos (junto con casi una treintena de acusados) dos a?os despu¨¦s. V¨¢zquez ni siquiera hab¨ªa estado en aquel bar, y se manch¨® en un caso que, visto con el paso del tiempo, tuvo mucho de condena a la homosexualidad.
El presentador muestra tenerlo todo controlado, hace bromas sobre lo fibroso que est¨¢, pide perd¨®n por utilizar ¡°tantos t¨¦rminos jur¨ªdicos¡± en un escenario como ese y deja claro que se acuesta con quien quiere y nunca con menores. En un momento determinado le pregunta el periodista Jes¨²s Mari?as: ¡°?Cu¨¢ndo crees que puede acabar el juicio?¡±. V¨¢zquez responde: ¡°Pues no s¨¦, porque vamos por el n¨²mero 14 y son 50 chaperos. Perd¨®n, 50 testigos¡±. Hay risas en el p¨²blico y el actor Joaqu¨ªn Kremel, colaborador del programa, comenta: ¡°Qu¨¦ bonito¡±. Mari?as alza la voz y remata: ¡°?Cincuenta chaperos con freno y marcha atr¨¢s!¡±. M¨¢s risas del p¨²blico.
¡°Es de las personas que menos ha tardado en reinsertarse despu¨¦s de verse envueltas en un esc¨¢ndalo de semejante magnitud. A Gurruchaga a¨²n lo estamos esperando¡±, cuenta Juan Sanguino. Porque V¨¢zquez sobrevivi¨® a aquello y jam¨¢s le ha faltado trabajo desde entonces. Aunque un cuarto de siglo despu¨¦s, cuando lo cuenta delante de las c¨¢maras para el documental Arny, historia de una infamia, se rompe nada m¨¢s empezar. ¡°Estos 25 a?os he hecho un ejercicio para olvidar lo que pas¨®. Convirti¨® mi mundo en una pesadilla¡±, dice. El director del documental, Juan Moya, cuenta las reticencias iniciales del presentador para participar. ¡°No estaba nada convencido al principio, y Gurruchaga y Cadaval nos hab¨ªan dicho que no. Ten¨ªa muchas dudas porque ese caso les hizo ser reacios a los medios y no les gustaba remover todo aquello. Cuando le convencimos pidi¨® que se hiciera en la m¨¢xima intimidad, que solo estuvi¨¦ramos el operador de c¨¢mara y yo. Fue una conversaci¨®n intensa en la que se quebr¨® bastantes veces, fue a pecho descubierto¡±, narra. Cuando vio el resultado final, le mand¨® un mensaje. ¡°Me dijo que le hab¨ªa gustado mucho y le hab¨ªa parecido muy respetuoso. Me gustar¨ªa pensar que para ¨¦l fue terap¨¦utico¡±, a?ade. Bals¨¢mico, como el propio V¨¢zquez.
Puedes seguir EL PA?S Televisi¨®n en X o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.