Los hijos que la migraci車n dej車 atr芍s: el dif赤cil rescate de los ni?os v赤ctimas de la violencia en M谷xico
Fabiola Mancilla, fundadora de Pueblos y Comunidades Ind赤genas Transfronterizos, ha llevado a Estados Unidos a 25 menores separados de sus padres y en situaciones vulnerables
Eva Clemente naci車 en Cuba Libre, un lugar de poco m芍s de 700 habitantes donde ※las mujeres no son libres§. No lo digo yo, lo dice Eva, a quien su padre vendi車 por comida cuando ten赤a 12 a?os a otra familia del municipio de Xalpatlahuac, en el Estado mexicano de Guerrero, y quien solo pudo regresar a casa el d赤a en que su padre muri車, luego de que se le permitiera asistir a los funerales. Ahora, en el cuarto de su nuevo apartamento en El Bronx, la 迆nica foto que cuelga de la pared es la de su padre, un se?or mayor, con sombrero y camisa de cuadros, a quien Eva, pese a todo, parece comprender.
※Mi pap芍 quiso encontrarme un lugar para cuando 谷l no estuviera§, dice. ※Quiso dejarme en buenas manos, pero no fue as赤, me dej車 en las manos de unas personas que no valen nada. Unas personas que me desgraciaron la vida desde los 12 hasta los 26 a?os§.
Por eso el d赤a en que su suegra la llam車 a Nueva York desde M谷xico y le dijo que iba a vender a su hija de 14 a?os, Eva Clemente plane車 la fuga de la ni?a y la de su hijo de cinco, a quienes hab赤a dejado al cuidado de la abuela el d赤a en que se fue a Estados Unidos. En el pueblo ?uu Savi, el ※pueblo de la lluvia§, la familia paterna tiene todas las facultades para decidir qu谷 hacer con sus mujeres. ※Yo fui una sirvienta de su casa, yo no fui la nuera§, cuenta.
Diecisiete a?os despu谷s, Eva recordar芍 la sensaci車n cortante del chile de 芍rbol el d赤a en que su padre la vendi車. Le dieron a moler un pu?ado y as赤 la estaban probando, examinado, confirmando que se trataba de una buena mujer para sus hijos. ※Es muy dif赤cil de moler el chile de 芍rbol, porque es bien picoso§, cuenta. ※Tuve que esconderme para no llorar delante de la se?ora§.
Nadie vio a Eva llorar a causa del ardor del picante y por tanto se mud車 a la casa de la nueva familia. Al tiempo se junt車 con uno de los hijos, dos a?os mayor que ella. Luego sali車 embarazada. ※Pensamos que las cosas iban a ir muy bien, pero no fue as赤§, dice. ※El pap芍 de mi hija vino para los Estados Unidos, me dej車 embarazada. Yo lo esper谷. Respet谷 mi relaci車n§.
Su pareja regres車 despu谷s de nueve a?os, un tiempo en que hab赤a vivido en Nueva York mientras Eva permanec赤a bajo el mando de la suegra, quien tiraba los calderos al piso si la comida se quemaba, o no le permit赤a visitar la casa de sus padres. Un d赤a, cuando Eva estaba en la cocina, oy車 que su ni?a lloraba a gritos.
※El pap芍 le estaba pegando con un cable§, recuerda. ※Eso no me gust車, yo fui a defender a mi hija. Ella ten赤a diez a?os. Yo le quit谷 a mi hija de sus manos, le dije no le pegues, si quieres p谷game a m赤, pero con ella no te metas. Ah赤 la abuela lleg車 y dijo no te metas t迆, que ella es su hija. Me di cuenta de que nada iba a funcionar con 谷l§.
Una ma?ana, su suegra le pidi車 que preparara tortillas para un viaje. Eva pregunt車 de qu谷 viaje se trataba. Su suegra le respondi車 que su hijo se regresaba a Nueva York. Eva estaba embarazada por segunda vez. ※?l nunca me dijo o me avis車 que se iba, que se marchaba. Me dijo que se iba porque no ten赤a dinero. Le dije que el dinero va y viene, que aunque comamos tortilla con sal lo importante es la familia, pero 谷l se quer赤a ir, ya no estaba acostumbrado a estar all芍. Le dije: est芍 bien, dale§.
Cuando el menor de los hijos de Eva ten赤a unos dos a?os, su pareja le exigi車 que se fuera a Nueva York. Y Eva hizo la misma traves赤a que han recorrido tantos, despu谷s de pasar noches llorando y o赤r a su hija diciendo ※mami, no te vayas, qu谷 ser芍 de nosotros, no te vayas§.
Eva lleg車 en el 2021 a Nueva York, la primera ciudad que visitaba en toda su vida. Lleg車 a vivir a un apartamento de El Bronx, donde tambi谷n compart赤a renta con otra mujer con la que su pareja manten赤a una relaci車n. Unas tres veces, en el apartamento, Eva los vio juntos. ※Al principio me puse mal, me puse triste, decepcionada. Lloraba. Fue demasiado duro§, confiesa. ※Un d赤a le dije hasta aqu赤 llegamos y no le gust車§.
Una noche, cuando su pareja lleg車 borracho a la casa, la golpe車 hasta dejarla inconsciente. Tuvo que dejar de ir una semana al trabajo que ten赤a como limpiapisos de una familia jud赤a de Brooklyn. ※Me marc車 demasiado, me hinch車 la cara, me dej車 los ojos llenos de sangre. Me amenazaba y me dec赤a: si vas con la polic赤a, no vas a volver a ver a tus hijos. ?Qui谷n no se va a asustar con eso?§
Otro d赤a su pareja la tir車 contra una mesa, y cuando Eva dijo basta, 谷l le respondi車 que se fuera de la casa, que no la quer赤a y le advirti車 que nunca volver赤a a ver a los hijos. Desde M谷xico su suegra emprendi車 una guerra mayor: la llam車 prostituta y solo la dejaba hablar por tel谷fono con sus hijos si mandaba dinero cada semana. Le dijo tambi谷n que si alguien ven赤a por la ni?a, ※la iba a dar§ a quien la pidiera. Eva trabaj車 todo lo que pudo para llevarse a sus hijos: limpiando pisos de siete de la ma?ana a doce de la noche, o en un sal車n donde cobraba muy poco, o como repartidora de comida en la ciudad. Su hija, muy seriamente, le pidi車 que la ayudara a marcharse.
En alg迆n momento de la conversaci車n, Eva agarra el celular para comprobar si su hijo est芍 bien en el bus que lo recoge en la escuela y lo deja muy cerca del apartamento de El Bronx. Los ni?os llegaron hace un a?o, cuando Eva conoci車 a Fabiola Mancilla, la directora y fundadora de la organizaci車n Pueblos y Comunidades Ind赤genas Transfronterizos (PUCOMIT), un proyecto que desde 2023 ayuda con la reunificaci車n de menores que son v赤ctima de violencia. El pasado a?o, con la ayuda de la iniciativa Al Otro Lado, lograron acompa?ar hasta Estados Unidos a 20 menores de entre dos y 17 a?os con la autorizaci車n de sus padres. Hasta septiembre de 2024 han reunido a 25 ni?os que permanec赤an en situaciones vulnerables.
※Esto no es un juego§
Fabiola Manclilla asegura que todos los ni?os beneficiados con su proyecto tienen ※una condici車n especial§. ※Hay hijos de defensores que fueron asesinados en Guerrero. Otra cosa que pasa mucho con las comunidades migrantes es que emigran la mam芍 y el pap芍. Hay que ver que en comunidades ind赤genas, a pesar de lo rom芍ntico que los acad谷micos lo quieren ver, cuando te casas como mujer eres pertenencia de la familia del esposo. En estos casos los menores se quedan a cargo de la familia del esposo y se ejerce violencia vicaria contra ellos. Los ni?os se convierten en un objeto de intercambio de dinero, porque t迆 en Estados Unidos eres el triunfador, y t迆 me vas a tener que dar dinero para que yo libere a tus hijos§, dice.
Fabiola tambi谷n ayud車 a trasladar desde la monta?a de Guerrero a Nueva York a los hijos de Ra迆l Rivera, un activista y vendedor de flores en Bushwick, quien emigr車 hace 13 a?os a Estados Unidos, tras ser v赤ctima de un robo a mano armada mientras trabajaba como taxista en Tlapa. Despu谷s del incidente, Rivera asegura que trat車 ※de llevar una vida normal§ en su pueblo, pero no fue posible. Recib赤a constantes amenazas. Luego de un tiempo, su esposa tambi谷n emprendi車 la traves赤a hacia el norte, y sus hijos, de entonces cuatro y siete a?os, quedaron a cargo de la abuela con la promesa de regresar a buscarlos.
※La meta era poder sacarlos de all芍 y darles una mejor vida§, dice Rivera. ※Pero mi familia se opuso a que traj谷ramos los ni?os. Mi madre dijo que c車mo pens芍bamos ponerlos en riesgo de esa manera, que la frontera era peligrosa. Fue un rotundo no. Cuando ella estuvo en vida, fue imposible que los soltara. En parte la entend赤a§.
Cuando su madre muri車, sus hijos ya no ten赤an a nadie que los cuidara. ※Era tanta la desesperaci車n que pens谷 en regresarme§, dice. Los ni?os llegaron con la ayuda de PUCOMIT y Al Otro Lado en febrero de 2023 despu谷s de que autorizaran a Fabiola para su traslado. ※Migraci車n me llam車, me pidieron los datos b芍sicos. Una trabajadora social estuvo asegur芍ndose de que los ni?os estuvieran bien, si ten赤an una cama, comida en el refrigerador§, cuenta. ※Verlos llegar fue lo mejor que me sucedi車 en la vida, no lo cre赤a posible. Cuando se dio ya no eran los ni?os que dej谷, pero afortunadamente pude recibirlos todav赤a con su inocencia de ni?os. Aunque no tengo suficiente tiempo para jugar con ellos como yo quisiera, me siento tranquilo de llegar por las tardes y saber que est芍n aqu赤, que est芍n bien§.
Tambi谷n llegaron de manera similar Luz Felipe Narcizo, 24 a?os, en compa?赤a de su hermano de nueve a?os, paciente de VIH-SIDA. El ni?o estuvo tres meses sin recibir los medicamentos de su enfermedad, a pesar de que a su hermana le hicieron firmar documentos que aseguraban que s赤 los estaba tomando. ※La doctora me dec赤a que no llegaban, que era imposible que alcanzara para tantas personas. Eso pasaba muy seguido. El ni?o se empez車 a enfermar, sangraba mucho por la nariz, ten赤a mucha calentura§.
Tras contactar con Fabiola, Luz y su hermano se entregaron a los agentes de CBP One. Ahora viven con su madre en Nueva York. ※Desde que llegamos el ni?o ya no sangra por la nariz, no tiene fiebre§, dice Luz.
Recientemente el Gobierno de Estados Unidos admiti車 que desconoce el paradero de m芍s de 32.000 menores de edad, pero el n迆mero podr赤a ser mayor, ya que unos 290.000 todav赤a no tienen cita para acudir a los tribunales. Se ha dicho que parte de esta situaci車n ha sido provocada por el mal trabajo de actualizaci車n y seguimiento de los casos del Servicio de Inmigraci車n y Control de Aduana (ICE).
※Yo le explico a las madres, los padres y los ni?os de lo dif赤cil que es nuestro trabajo y lo cuidadosos que tienen que ser§, explica Fabiola. ※Hay casos que piensan que esto es un juego, que es una visa de turismo, y no es as赤. Lo que se tienen que preguntar los padres es d車nde est芍 mejor el ni?o y si vale la pena hacer este tr芍nsito tan traum芍tico. Los menores en frontera lloran, hay que entregarlos a una persona desconocida, que habla otra lengua. Hay que valorar si eso es mejor que estar en su comunidad. Esto no es un juego§.
※Las mujeres no somos nada en M谷xico§
※Fabiola me ayud車 demasiado§, dice Eva. Una ma?ana, cuando sus hijos iban rumbo a la escuela en el poblado de Cuba Libre, la mam芍 le orden車 a la mayor que agarrara un taxi y se trasladara a la ciudad de Tlapa. Con la ayuda de unas personas que Eva contact車, llegaron al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de M谷xico, abordaron un avi車n y arribaron a Tijuana, donde permanecieron en un albergue hasta ser entregados unos d赤as despu谷s a los agentes de CBP One. Ya para entonces la abuela se hab赤a dado cuenta de que algo pasaba y mand車 a activar una alerta AMBER. Un abogado llam車 a Eva y le pregunt車 por los ni?os.
※Le dije que no sab赤a de qu谷 me estaba hablando§, dice Eva. ※Luego, en la tarde, me llamaron y le dije al abogado que yo ten赤a todo el derecho de tener a mis hijos. Me dijo que si no se los entregaba, antes de las 24 horas iban por m赤. Ah赤 le dije s赤, vengan por m赤§.
Los hijos de Eva llegaron a Estados Unidos a finales de mayo de 2023, despu谷s de permanecer una semana bajo custodia de la Oficina de Reasentamiento de Refugiados (ORR), que tiene un programa para menores no acompa?ados (UC) desde 2003 y que desde entonces ha brindado atenci車n o encontrado patrocinadores a m芍s de 700.000 menores. En el a?o fiscal 2023, el programa recibi車 a 118.938 ni?os, de ellos el 76% ten赤an m芍s de 14 a?os y el 61% eran varones provenientes en mayor medida de Guatemala (42%); Honduras (28%); El Salvador (9%); M谷xico (8%) y otros (13%). Hasta septiembre de 2024, unos 6.448 ni?os permanecen bajo cuidado de las autoridades, seg迆n cifras del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS).
Una vez fuera de las instalaciones de ORR, los menores, a quienes se les da en un primer momento un parole, pueden aplicar luego de seis meses al estatus de Inmigrante Juvenil Especial (SIJ), que luego allana el camino hacia la residencia permanente legal.
Cuando Eva tuvo a sus hijos en Nueva York se fij車 en lo ※flaquito§ que estaba el ni?o, cu芍ntos piojos ten赤a y que llevaba rota una costilla. ※Mis hijos vivieron tantas cosas con la abuela. Cuando llegaron ten赤an eso en la mente. El ni?o lleg車 y dec赤a v芍monos, que si no vamos a la casa de la abuela nos va a pegar. Lo agarr谷 y le dije, no, est芍s conmigo, nadie te va a hacer nada porque est芍s conmigo. Es por eso que los traje§.
Su hija mayor est芍 asistiendo a terapias. La abuela la vigilaba y tampoco dejaba que visitara a su otra abuela. ※Las mujeres no somos nada en M谷xico, se sufre mucho§, dice Eva, quien tuvo un beb谷 hace tres meses con su nueva pareja. ※Estoy bien, estoy tranquila, sin nadie que me grite, que me amenace o que me golpee o que diga que haga esto o aquello. Es duro cuando te dan chiquita, tienes a tu beb谷 con 12 o 13 a?os. Somos ni?as en esa edad. Y son las mismas mujeres quienes te pisotean. Eso fue lo que sufr赤 all芍 de parte de esa se?ora. Ahora quiero tranquilidad, paz y vivir feliz con mis hijos§.