Patrullas ciudadanas contra las heladas por la falta de medios
D¨ªas despu¨¦s del paso de Filomena, las calles de algunos barrios madrile?os siguen intransitables salvo por una red de caminos que han abierto los vecinos y los comerciantes
A las 12, en una esquina de la plaza del Dos de Mayo en Malasa?a, un grupo de vecinos se re¨²ne frente a la Casa del Cura, un proyecto social de las asociaciones vecinales del barrio. ¡°Aqu¨ª es donde hemos estado guardando las palas y los materiales,¡± explica Juan Carlos Ruiz, un voluntario que coordina a un grupo de cinco personas que est¨¢n retirando nieve de la calle de Daoiz, a un costado de la plaza. Como ellos, otras cuadrillas improvisadas trabajan en turnos de ma?ana y tarde para abrir camino con picos y palas que han logrado recoger entre los vecinos de la comunidad. ¡°La pala que estoy usando nos la cedi¨® una persona que nos contact¨® por Facebook,¡± cuenta Ruiz, que lleva tres d¨ªas trabajando en los alrededores de la plaza retirando nieve. El esfuerzo de estas personas se ha dado a conocer gracias a la Federaci¨®n de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM) que promovi¨® la etiqueta #CaminosVecinales en redes sociales para exponer el trabajo organizado de los vecinos que han construido una red de veredas entre la nieve para que las personas se puedan desplazar. Esta es la ¨²nica forma de atravesar las inclinadas calles de Malasa?a, que no figuran dentro del mapa de v¨ªas limpias de nieve del Ayuntamiento.
A unas cuantas calles, Enrique ?lvarez, propietario de un taller de motos en calle Santa Luc¨ªa y Ram¨®n V¨¢zquez, que trabaja en el comercio de al lado, esperan a que un vecino traiga los sacos de sal que necesitan para su calle. ?lvarez explica que llevan desde el lunes picando el hielo, especialmente porque al ser una calle inclinada han presenciado el peligro que representa para los viandantes. ¡°Aqu¨ª usar sal es casi tan importante como utilizar mascarilla, es lo que nos protege de los tropezones¡± a?ade ?lvarez. Unos minutos despu¨¦s aparece Jos¨¦ Mar¨ªa, que prefiere no dar su apellido, sin aliento y con un carrito de compras que ha modificado para llevar sacos de sal. Viene del cant¨®n municipal de limpieza de la calle Reyes, un punto de recogida de sal no oficial, ya que no forma parte de la lista de 41 puntos que ha dispuesto el Ayuntamiento para los madrile?os. El m¨¢s cercano habr¨ªa sido en la plaza de la Cebada, un recorrido de media hora a pie.
-- ?Te dan toda la sal que quieras?
-- Me han dado toda la que quer¨ªa, lo que pasa es que el carro no soportaba m¨¢s peso. No veas c¨®mo est¨¢n las calles, madre m¨ªa.
--Venga, darnos un poco que los que est¨¢n en Dos de Mayo tambi¨¦n necesitar¨¢n.
El destino final del carro de Jos¨¦ Mar¨ªa es la Casa del Cura, donde el grupo de Juan Carlos Ruiz est¨¢ acabando su turno retirando nieve. A la hora de la comida, regresan a la misma esquina de la plaza para dejar los picos y las palas que necesitar¨¢n los vecinos del siguiente turno, citados para a las 17 h en la misma esquina de Malasa?a.
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