Niep¨®mniachi falla el primer disparo

De momento, Ian Niep¨®mniachi no se lanza a deg¨¹ello, arriesgando mucho, como en ¨¦l es habitual, a pesar de que sus probabilidades de ganar a Magnus Carlsen de otro modo parecen escasas. Tras el empate en cuatro horas, el noruego tendr¨¢ este s¨¢bado la ventaja de las piezas blancas en la 2? de las catorce partidas previstas (13.30, hora peninsular espa?ola). El duelo se disputa en la Expo Universal de Dub¨¢i (Emiratos ?rabes Unidos).

¡°Ian ya fue m¨¢s s¨®lido que de costumbre cuando gan¨® el Torneo de Candidatos, y supongo que esto de hoy es como una continuaci¨®n de ello. En todo caso, es un jugador fort¨ªsimo¡±. Carlsen dio a entender as¨ª que la elecci¨®n del ruso en la apertura no le hab¨ªa sorprendido mucho. Sin embargo, su lenguaje corporal tras el 8? movimiento de Niep¨®mniachi indicaba lo contrario. Lo m¨¢s probable es que el escandinavo esperase la versi¨®n m¨¢s agresiva del eslavo, porque ganar el primer asalto puede da?ar mucho la estabilidad psicol¨®gica del adversario.

Los proleg¨®menos fueron interesantes. Niep¨®mniachi lleg¨® con 20 minutos de antelaci¨®n al escenario, acristalado y opaco: los jugadores no pueden ver a los espectadores para evitar que uno de ellos, armado en su tel¨¦fono m¨®vil con cualquiera de los programas de ajedrez que calculan millones de jugadas por segundo, pueda transmitir alguna por se?as. Dado que es su primera final de un Campeonato del Mundo, todo indica que lo hizo para acostumbrase al ambiente: una nube de fot¨®grafos que no dejaban de disparar, la sensaci¨®n especial de disputarle la corona al rey¡­ Y tres minutos despu¨¦s se march¨®, para no volver hasta muy poco antes de la hora de comienzo.

El aspirante tiene asumido desde hace tiempo que su bandera en este duelo no puede ser la rusa, por las sanciones a su Gobierno por colaboraci¨®n en el dopaje de muchos deportistas; en lugar de ella, juega con la ense?a de la Federaci¨®n Rusa de Ajedrez. Pero el maestro de ceremonias, el estadounidense Maurice Ashley, lo present¨® como ¡°?Ian Niep¨®mniachi!, de Rusia!¡±.

Si el cl¨¦rigo espa?ol Ruy L¨®pez de Segura, primer campe¨®n del mundo oficioso (siglo XVI), cercano a Felipe II, levantase ahora la cabeza quedar¨ªa at¨®nito al ver que la apertura que invent¨®, la Espa?ola, sigue siendo una de las m¨¢s utilizadas. Fue la elegida por Niep¨®mniachi, y est¨¢ claro que el campe¨®n la esperaba porque respondi¨® muy r¨¢pido. Sin embargo, cuando el 7? lance del noruego indicaba que iba a plantear una variante muy aguda, el Gambito Marshall, el ruso lo evit¨®. Y ah¨ª fue donde los gestos de Carlsen dejaron claro que le sorprend¨ªa ver al aspirante tan conservador.

El campe¨®n fue entonces coherente con el estilo que en ¨¦l predomina desde que, en enero de 2019, decidi¨® dejarse influir mucho por es revolucionario programa AlphaZero, de Deep Mind (Google). Desde entonces, a Carlsen no le importa sacrificar material -en este caso, fue solo un pe¨®n- a cambio de tener la iniciativa, buena armon¨ªa de sus piezas y dos alfiles en una posici¨®n con diagonales abiertas. Pronto se vio que el pe¨®n de ventaja del retador era m¨¢s bien un objeto decorativo, y que no podr¨ªa ganar el primer asalto.

No solo eso. Tras 25 movimientos, el ¨²nico que pod¨ªa jugar a ganar era Carlsen. Lo intent¨®, pero su ventaja era microsc¨®pica, demasiado peque?a para que valiese la pena dar vueltas y vueltas a la posici¨®n para cansar al rival, como tantas veces ha hecho el noruego con ¨¦xito. De modo que la paz se firm¨® tras el lance 41, con un ep¨ªlogo muy poco frecuente en los Campeonatos del Mundo: ambos se quedaron unos minutos en el escenario, cambiando impresiones en tono amistoso.

Niep¨®mniachi dijo que no estaba ¡°particularmente decepcionado¡±, y a?adi¨®: ¡°Magnus ha jugado muy bien. De modo que el empate es lo normal¡±. Pero cabe preguntarse si esa estrategia de no arriesgar, contraria a su estilo natural, es solo para las primeras partidas o la quiere alargar hasta cerca del final del duelo. Una cosa est¨¢ clara de momento: la pelea inaugural se disput¨® en el terreno de Carlsen (posiciones muy t¨¦cnicas), no en el barro, donde al ruso le gusta rebozarse.

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