El Clan del Golfo y las dos Colombias
En Colombia el ¡°paro armado¡± es una estrategia recurrente de grupos ilegales para generar terror, obligar al cierre de establecimientos y confinar a la poblaci¨®n
Hay im¨¢genes que muestran con claridad esa realidad paralela que vive un pa¨ªs dividido en donde seg¨²n la Constituci¨®n todos somos iguales y en la realidad hay unos m¨¢s iguales que otros. Primera escena: una inmensa regi¨®n afectada por la amenaza terrorista del grupo paramilitar conocido como el Clan del Golfo o Autodefensas Gaitanistas de Colombia. Cientos de personas confinadas, colegios cerrados, medios de comunicaci¨®n silenciados, veh¨ªculos quemados, estaciones de polic¨ªa atacadas, problemas para conseguir mercado. En otra escena, en la misma zona, un matrimonio de lujo re¨²ne en Monter¨ªa a la ¨¦lite de la regi¨®n en una fiesta con seguridad garantizada, licor y abundante comida. El llamado ¡°paro armado¡± ordenado por los criminales no fue para ellos.
Monter¨ªa, la ciudad de la fiesta, es la capital de C¨®rdoba, uno de los varios departamentos afectados por los atentados del Clan del Golfo que respondi¨® con violencia, como era de esperarse, a la extradici¨®n de su jefe Otoniel a Estados Unidos. En Colombia el ¡°paro armado¡± es una estrategia recurrente de grupos ilegales para generar terror, obligar al cierre de establecimientos y confinar a la poblaci¨®n. Se usa con frecuencia, pero pocas veces tiene un impacto tan amplio y simult¨¢neo como el que se ha vivido en los ¨²ltimos d¨ªas y que puso en evidencia un peligroso poder en casi una cuarta parte del pa¨ªs, de manera directa o tipo ¡°franquicia delincuencial¡± operando con otros grupos.
Seg¨²n Cerac, ONG experta en an¨¢lisis del conflicto, una actividad tan intensa de este grupo no se reportaba desde el mes de marzo del a?o 2016. El Gobierno respondi¨® tarde. En medio del ataque de varios d¨ªas, treinta alcaldes de Antioquia y Choc¨® le escribieron al presidente una carta en la cual clamaban por ayuda: ¡°Seguimos acorralados por estos grupos delincuenciales y estamos solos para atender a las comunidades, quienes se sienten desprotegidos e intimidados ante la irregularidad de la situaci¨®n¡± (sic).
Y es que si de dos Colombias se trata, siempre es muy distinto ver los problemas desde Bogot¨¢ a vivirlos en las regiones. El presidente Iv¨¢n Duque primero desestim¨® la amenaza hablando de ¡°actos aislados¡± y varios d¨ªas despu¨¦s, ante la contundencia de los ataques, fue a la zona para anunciar un despliegue de fuerza p¨²blica y un bloque de b¨²squeda que tiene como misi¨®n capturar a los nuevos cabecillas.
Imposible no pensar en el bloque de b¨²squeda contra Pablo Escobar. Han pasado m¨¢s de 30 a?os y aqu¨ª seguimos en las mismas. Tal vez porque es dif¨ªcil tener resultados distintos cuando se aplica una y otra vez la misma f¨®rmula. La guerra contra las drogas est¨¢ perdida y aun as¨ª insistimos en poner m¨¢s muertos y m¨¢s dolor en las comunidades en donde las mafias sientan sus bases. Debe ser porque quienes toman decisiones pueden ir a las fiestas de matrimonio sin nada que temer mientras los polic¨ªas y las comunidades se enfrentan en una guerra desigual a los delincuentes. Al tiempo que se anunciaba el bloque de b¨²squeda varios alcaldes de la zona denunciaban que el control en sus municipios lo tienen los delincuentes. El gobernador de Antioquia Anibal Gaviria habl¨® de ¡°falencias del Estado en el control territorial¡±.
En ese escenario de las dos Colombias tambi¨¦n es dual lo que pasa con los encargados de batallar contra los criminales: mientras la Polic¨ªa y el Ej¨¦rcito ponen muertos y heridos en esta guerra perdida, la corrupci¨®n que permea a estas instituciones ha permitido el fortalecimiento de estos grupos criminales. La estrategia de solidaridad de cuerpo que considera como una afrenta a los h¨¦roes se?alar la corrupci¨®n y pedir castigo, impide ver que ah¨ª se tiene un problema que amerita tambi¨¦n toda la fuerza del Estado.
Desde Carepa, uno de los municipios m¨¢s golpeados por el Clan del Golfo, el presidente Iv¨¢n Duque habl¨® de la amenaza: ¡°Ellos han estado interesados en generar zozobra medi¨¢tica, para tratar de buscar alg¨²n tipo de aproximaci¨®n, de negociaci¨®n, aprovechando el certamen electoral¡±. Es cierto que en tiempos electorales en Colombia se dispara la violencia, pero no era una zozobra medi¨¢tica. Desde las regiones golpeadas muchos testimonios confirman que el miedo y la violencia son muy reales. El sistema de monitoreo de riesgo de la Jurisdicci¨®n Especial para la Paz report¨® m¨¢s de 300 acciones violentas.
Si algo ha mostrado este ¡°paro armado¡± es que estamos lejos de lo que sentenci¨® el presidente Duque cuando fue capturado alias Otoniel en octubre del 2021 cuando dijo que ese golpe ¡°marca el final del Clan del Golfo¡±. Fue un punto importante para el Gobierno, sin duda, pero en una amplia regi¨®n el Clan sigue muy vivo, muy fuerte. Son dos Colombias, dos miradas, dos realidades, en una larga historia que repetimos siempre como tragedia.
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