La tragedia interminable de los ind¨ªgenas hacinados en Bogot¨¢
Llevan 11 meses desplazados en Bogot¨¢. Perdieron visibilidad al salir del Parque Nacional, pero viven hacinados, sin garant¨ªas para volver a sus territorios y sufren brotes de tuberculosis
En lengua embera, ¡°cham¨ª¡± traduce ¡°cordillera¡± y ¡°embera¡± significa gente. Es decir, los embera cham¨ª son ¡°gente de la cordillera¡±. Pero Rivaleison, un beb¨¦ del pueblo embera de un a?o, ha vivido m¨¢s entre los cambuches del Parque Nacional de Bogot¨¢ que en las monta?as del Choc¨®, desde donde lleg¨® desplazada su familia. Incluso, pas¨® unas semanas en custodia del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) porque presentaba desnutrici¨®n. Luego, cuando los miles de ind¨ªgenas asentados en el parque llegaron a un acuerdo con el gobierno, volvi¨® con su comunidad, que ya hab¨ªa sido reubicada en La Rioja, una Unidad de Protecci¨®n Integral del Distrito, ubicada en el centro de Bogot¨¢.
Despu¨¦s de estar algunas semanas en este centro, su familia decidi¨® retornar a Bagad¨® (Choc¨®), su territorio ancestral. Estando all¨ª, notaron que Rivaleison se hab¨ªa contagiado de tuberculosis por cuenta del brote que hay en La Rioja. Pese a que el Distrito deb¨ªa hacer los tr¨¢mites para que la secretar¨ªa de salud de Bagad¨® le llevara las medicinas al menor, esto tom¨® mucho tiempo y su salud empeor¨®. Su pap¨¢, Ribaldo, alert¨® a las autoridades ind¨ªgenas que hace algunos d¨ªas volvieron a llegar amenazas a su comunidad. A¨²n no saben si tendr¨¢n que devolverse a Bogot¨¢.
Este caso es apenas un ejemplo de lo que ha sucedido con los ind¨ªgenas que estaban en el Parque Nacional. La mayor¨ªa siguen albergados en diferentes Unidades de Protecci¨®n Integral (UPI) de Bogot¨¢, que se han convertido en un foco de enfermedades debido al hacinamiento. Solo en La Rioja viven 700 personas, de las que unos 400 son menores de edad. En sus salones, algunos de menos de 5x5 metros, duermen m¨¢s de 30 personas; varias directamente en el suelo porque no tienen camas, colchonetas ni cobijas siquiera. El acceso al agua potable y a la energ¨ªa es intermitente, por lo que varios ni?os terminan ba?¨¢ndose en el agua estancada del cercano monumento del Eje Ambiental.
Por esas condiciones se desencaden¨® el brote de tuberculosis, una enfermedad que de no ser tratada puede ser mortal y que se ha venido propagando a otras UPI. Seg¨²n las Autoridades Ind¨ªgenas en Bakat¨¢ (AIB), organizaci¨®n que recoge a 16 pueblos ind¨ªgenas en Bogot¨¢, ya suman 40 contagios, 30 de ellos en ni?os menores de cinco a?os. A?aden que las medicinas, que debe proporcionar la Secretar¨ªa de Salud, no llegan a tiempo, y que a veces no pueden usar los aparatos de ox¨ªgeno concentrado para paliar la infecci¨®n pulmonar por los problemas con la electricidad.
La Secretar¨ªa tiene un registro de contagios mucho menor y afirma la atenci¨®n a los enfermos ha sido plena: ¡°Todos los casos diagnosticados con tuberculosis que se encuentran en los albergues temporales u hogares sustitutos, se encuentran recibiendo tratamiento, el cual elimina el riesgo de transmisi¨®n de la enfermedad¡±, detall¨® en un comunicado de prensa.
Laura Garc¨ªa, quien trabaja d¨¢ndole apoyo t¨¦cnico a la AIB, explica que la diferencia en el registro se debe a que la Secretar¨ªa solo cuenta a quienes atiende directamente, y no a otros casos que terminan en hospitalizaciones. ¡°La Secretar¨ªa no est¨¢ haciendo una detecci¨®n temprana del brote, con tamizajes o ex¨¢menes. La detecci¨®n tard¨ªa genera graves consecuencias. Esta negligencia est¨¢ generando un etnocidio en la capital¡±, asegur¨® a El Pa¨ªs.
Sin garant¨ªas de retorno, ni de permanencia
Si bien, las afectaciones a la salud son la ep¨ªtome de la crisis humanitaria, la odisea para esas comunidades se extiende m¨¢s all¨¢ de Bogot¨¢ porque, pese a que muchas familias anhelan regresar a sus territorios, no hay garant¨ªas. De hecho, varias personas que han retornado a sus resguardos han sido nuevamente amenazadas por grupos armados ilegales. As¨ª, a la par que se agudiza el conflicto en el pa¨ªs, crece el riesgo de nuevos desplazamientos masivos hacia la capital.
Como la madrugada del pasado mi¨¦rcoles, cuando lleg¨® a La Rioja un grupo de 40 ind¨ªgenas, en su mayor¨ªa ni?os y mujeres. Ven¨ªan desplazados de Bagad¨®. Estuvieron m¨¢s de 12 horas esperando, sin comida y a la intemperie, que la Secretar¨ªa de Gobierno y la Alta consejer¨ªa distrital para las v¨ªctimas les autorizaran entrar a la UPI, as¨ª fuese de forma temporal, donde se podr¨ªan reencontrar con sus familiares. Este lugar, por ahora, es su ¨²nica opci¨®n para evitar dormir en la calle.
Estos recientes desplazamientos empeoran un escenario ya tr¨¢gico. Pues estos nuevos grupos deben ser ubicados en nuevos centros para no agudizar el hacinamiento en las UPI, y con ellos se deben concertar nuevas l¨ªneas de restablecimiento de derechos. Todo lo anterior, se hab¨ªa contemplado en los compromisos que se hicieron con la administraci¨®n distrital. Desde esta instancia se deb¨ªa construir una pol¨ªtica p¨²blica ind¨ªgena distrital concertada con las mismas comunidades, de donde se desprender¨ªan rutas claras de atenci¨®n a poblaciones desplazadas. Sin embargo, como no se presentan avances sustanciales en los compromisos, seg¨²n las entidades distritales por d¨¦ficit presupuestal, las nuevas v¨ªctimas de desplazamiento que llegan a la ciudad quedan en un limbo.
Un entramado de violencias
La revictimizaci¨®n contra estas comunidades no ha llegado ah¨ª. Se ha ejercido violencia desde las mismas instituciones, como cuando algunos funcionarios les hacen comentarios racistas o les violentan de forma f¨ªsica. El caso m¨¢s reciente se present¨® la semana pasada, cuando una mujer pijao denunci¨® que polic¨ªas la extorsionaron y la golpearon por no pagarles una cuota para permitirle vender sus artesan¨ªas en la calle, la ¨²nica actividad que han encontrado para solventar necesidades b¨¢sicas.
Adem¨¢s, el apoyo que les ha dado el Estado no siempre tiene un enfoque ¨¦tnico que les evite problemas pr¨¢cticos o choques culturales y violencia. Por ejemplo, muchos no hablan espa?ol y no pueden acceder a servicios que solo se prestan en este idioma, no les permiten hacer uso de pr¨¢cticas de su medicina tradicional o les dan alimentos que no son compatibles con su cultura.
¡°Las instituciones manifiestan que se est¨¢n logrando avances, pero nada se materializaba en la vida de las comunidades ind¨ªgenas. La realidad hoy es que las enfermedades siguen proliferando, el hambre. Hacemos un llamado a las autoridades de control y vigilancia para que asuman su responsabilidad en el cumplimiento de los acuerdos¡±.
Ante ese panorama las autoridades ind¨ªgenas aseguran que seguir¨¢n en resistencia y si es necesario tomar¨ªan v¨ªas de hecho para exigir que se cumplan los 12 puntos acordados con el gobierno hace m¨¢s de tres meses. Entre tanto, iniciaron una jornada de donaciones para suplir lo b¨¢sico, junto a rituales propios de armonizaci¨®n para mantener vivas sus costumbres ancestrales en medio de una ciudad que sienten racista y hostil. Esperan que en el marco del gobierno de Gustavo Petro y el poder ind¨ªgena que se ha venido haciendo espacio en ¨¦l les lleve a la vida digna que reclaman.
Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter de EL PA?S sobre Colombia y reciba todas las claves informativas de la actualidad del pa¨ªs.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.