La seguridad no es la ant¨ªtesis de la paz
Debemos cuestionarnos las aproximaciones a esos dos objetivos que hemos tenido en todas estas d¨¦cadas de conflicto
Los interrogantes sobre la materializaci¨®n de la paz total del presidente Gustavo Petro, en medio de las dif¨ªciles condiciones de violencia que atraviesa Colombia, nos llevan a volver a caer en el falso dilema de si apostarle a la seguridad o a la paz como si fueran dos elementos completamente opuestos.
En su rueda de prensa de este jueves el ministro de Defensa, ...
Los interrogantes sobre la materializaci¨®n de la paz total del presidente Gustavo Petro, en medio de las dif¨ªciles condiciones de violencia que atraviesa Colombia, nos llevan a volver a caer en el falso dilema de si apostarle a la seguridad o a la paz como si fueran dos elementos completamente opuestos.
En su rueda de prensa de este jueves el ministro de Defensa, Iv¨¢n Vel¨¢squez, plante¨® que ¡°la b¨²squeda de la paz no significa debilidad¡±, abordando, entre otras, la gran pregunta de cu¨¢l es el rol de las fuerzas militares en la paz total que propone el gobierno. El ministro introdujo los principales componentes de la ¡°Estrategia integral e interinstitucional para la vida y la paz¡± y adem¨¢s mencion¨® la necesidad de incrementar los esfuerzos en materia de inteligencia, el accionar de la fuerza p¨²blica, la persecuci¨®n de recursos il¨ªcitos y lavado de activos, entre otras.
La aproximaci¨®n del Gobierno hab¨ªa sido en t¨¦rminos de trabajar por una mayor transparencia, luchar contra la corrupci¨®n, promover el respeto a los derechos humanos y reformar el sector seguridad. Lo que sigue es pensar en lo que este sector puede hacer para acercarse a la construcci¨®n de paz y a la ciudadan¨ªa.
Aunque el mensaje del ministro busca ser contundente, entre el plan de gobierno de la campa?a y los pronunciamientos hasta la fecha, este Gobierno ha planteado narrativas sobre la seguridad y la paz que van en muchas direcciones y que requieren articularse entre s¨ª. Mientras eso ocurre volvemos a caer en el falso dilema entre hacer frente a la violencia con mayor autoridad o uso de la fuerza, o si recurrir a la paz.
Una de las narrativas es la de ¡°la desmilitarizaci¨®n de la vida social¡±, de un cambio en la doctrina de seguridad nacional y de una nueva pol¨ªtica de defensa nacional que apunta a la ¡°pol¨ªtica de seguridad humana¡±. Ha hecho pronunciamientos sobre regiones de paz, sobre cese de hostilidades, privilegiar el di¨¢logo frente al uso de la fuerza en la problem¨¢tica de las ocupaciones de tierras, y cesar los bombardeos a¨¦reos y la erradicaci¨®n forzosa de los cultivos de uso il¨ªcito. Esto, sumado a la remoci¨®n de alrededor de 70 generales y coroneles del Ej¨¦rcito y la Polic¨ªa, muestra que lo que se viene es un cambio en la forma de hacer las cosas en donde la sombrilla de todo sigue siendo la pol¨ªtica de paz total.
Aunque la articulaci¨®n entre el rol de la seguridad y el prop¨®sito de hacer la paz pareciera obvia en un pa¨ªs que lleva tantas d¨¦cadas de conflicto armado, nunca ha sido f¨¢cil. En efecto, la firma del Acuerdo de Paz con las FARC en 2016, que cont¨® por primera vez en la historia de las negociaciones con la participaci¨®n activa de miembros de la fuerza p¨²blica, trajo dos retos que siguen pendientes: 1) garantizar la seguridad en los territorios m¨¢s afectados por el conflicto y m¨¢s vulnerables a este; y 2) que desde las fuerzas militares se repensara y redise?ara su rol para un escenario de construcci¨®n de paz.
Desde el Instituto para las Transiciones Integrales (IFIT, por sus siglas en ingl¨¦s), planteamos en noviembre de 2018 la importancia de concebir la seguridad desde una visi¨®n de construcci¨®n de paz. Y para eso, se?alamos la necesidad de pensar en una pol¨ªtica de seguridad integral que reconociera las particularidades de cada territorio, de apostarle fuertemente a la construcci¨®n de confianza con la ciudadan¨ªa y de construir sobre lo construido, sobre los esfuerzos ya hechos anteriormente por la Fuerza P¨²blica pero tambi¨¦n por otras entidades el Estado en materia, por ejemplo, de implementaci¨®n del Acuerdo de Paz en el nivel territorial.
Cuatro a?os despu¨¦s, Colombia tiene pendiente construir una pol¨ªtica de seguridad acorde a los desaf¨ªos del momento, un momento en el que las din¨¢micas de violencia y conflicto han cambiado pero siguen vigentes y potentes, y en el que la pregunta sobre c¨®mo armonizar y hacer compatible la seguridad y la paz no est¨¢ resuelta. Y eso se vuelve m¨¢s evidente en un escenario en el que la balanza se inclina de manera aparente m¨¢s hacia la paz que hacia la seguridad.
Lo parad¨®jico es que las distintas pol¨ªticas que se han implementado para hacer frente a la violencia y al conflicto en Colombia, desde cualquier orilla ideol¨®gica, reconocen el rol de la fuerza p¨²blica como uno de proteger a la sociedad civil, que es al final de cuentas lo que dice la Constituci¨®n. Eso deja ver que o no todos entendemos lo mismo cuando decimos ¡°protecci¨®n de la sociedad civil¡± o no hemos logrado darle un contenido para que quepan de manera simult¨¢nea la garant¨ªa de la seguridad y los esfuerzos para hacer la paz.
Francisco de Roux, ex Presidente de la Comisi¨®n de la Verdad, en su declaraci¨®n sobre el Informe Final de la Comisi¨®n, cuestiona precisamente las distintas aproximaciones que hemos tenido en el pa¨ªs a la seguridad, hablando de una seguridad agresiva y de terror, una ¡°seguridad que no da seguridad¡± por oposici¨®n a una seguridad serena. Y propone ¡°una nueva visi¨®n de la seguridad para la construcci¨®n de paz¡±.
La tarea de acercar la seguridad a la paz y viceversa exige cuestionarnos las aproximaciones que hemos tenido en todas estas d¨¦cadas de conflicto y escuchar a todos los protagonistas, con cuidado de no presentarse como alternativas excluyentes. Los ciudadanos, m¨¢s a¨²n aquellos en los territorios m¨¢s vulnerables al conflicto, est¨¢n pendientes de conocer y comprender qu¨¦ pueden esperar en ambos, seguridad y paz, para apostarle a un proyecto de vida de largo plazo que es el que al final de cuentas permite transformaciones duraderas. As¨ª igual, oficiales y suboficiales de la Fuerza P¨²blica est¨¢n a la espera de conocer cu¨¢l es su rol y de comprenderlo en su l¨®gica institucional, pues el ejercicio del uso de la fuerza, as¨ª venga con una transformaci¨®n en la doctrina, necesita narrativa, certezas y convicciones.
Martha Maya es Directora del Programa de Am¨¦rica Latina del Instituto para las Transiciones Integrales.
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