El hip hop colombiano entra a la historia del Museo Nacional
Una nueva exposici¨®n hace un homenaje a raperos, grafiteros, bailarines y DJs que mantuvieron el hip hop vivo cuando ninguna radio o gobierno les apoyaba
El Museo Nacional de Colombia cumple 200 a?os y decidi¨® iniciar la fiesta conmemorativa con unas 100 canciones. No de cumbia, ni de vallenato, ni de bambuco: celebra dos siglos de existencia al ritmo del rap. Al entrar a su sala de exposiciones m¨¢s grande, suenan grupos como La Etnnia, Flaco Flow y Melanina, Alcolirykoz, y otros menos conocidos pero fundacionales como Gotas de Rap. El Museo abre hoy sus puertas a una exposici¨®n que prepar¨® durante a?o y medi...
El Museo Nacional de Colombia cumple 200 a?os y decidi¨® iniciar la fiesta conmemorativa con unas 100 canciones. No de cumbia, ni de vallenato, ni de bambuco: celebra dos siglos de existencia al ritmo del rap. Al entrar a su sala de exposiciones m¨¢s grande, suenan grupos como La Etnnia, Flaco Flow y Melanina, Alcolirykoz, y otros menos conocidos pero fundacionales como Gotas de Rap. El Museo abre hoy sus puertas a una exposici¨®n que prepar¨® durante a?o y medio, Naci¨®n Hip Hop: Colombia al ritmo de una cultura, disponible hasta marzo. Es la entrada por la puerta grande de esta cultura urbana, despreciada durante a?os por estaciones de radio e instituciones del Estado, al museo que guarda la memoria de Colombia.
¡°Antes hubo iniciativas m¨¢s comunitarias de museos, pero esta es la primera exposici¨®n a gran escala¡±, dice Andr¨¦s G¨®ngora, curador del proyecto. Son casi 600 piezas expuestas, adem¨¢s de las 100 canciones y de unos 100 graffitis que se proyectan en uno de los muros de la exposici¨®n y que vienen de las calles de Bogot¨¢, Buenaventura, Cartagena o Medell¨ªn. Cassettes viejos, discos empolvados y gorras conmemorativas hacen ahora parte de la colecci¨®n permanente del Museo, junto con piezas arqueol¨®gicos o cuadros de Alejandro Obreg¨®n.
Una de las primeras iniciativas muse¨ªsticas que menciona G¨®ngora para preservar la historia del hip-hop colombiano fue iniciativa del rapero Mathyz, exmiembro de Gotas de Rap. En la localidad bogotana de Engativ¨¢, ten¨ªa una diminuta sala con ropa, m¨²sica y afiches de conciertos ¨¦picos para la historia del rap en Colombia. Esos esfuerzos de Mathyz fueron la primera semilla para esta exposici¨®n, a los que se sumaron otros 180 artistas que pusieron su granito de arena para hacerla posible con stickers o camisetas de conciertos que guardaron por a?os.
No deben preocuparse los iletrados en el hip hop. La exposici¨®n arranca con una peque?a introducci¨®n sobre sus cuatro ejes: el rap (el canto), el djing (la base sonora con tornamesas), el breaking (el baile), y el graffiti (las ilustraciones con dibujos y escritura). Pero adem¨¢s hay un peque?o l¨¦xico para evitar perderse. ?Qu¨¦ es, por ejemplo, un Konker? ¡°Superficie para bailar¡±, explica el texto. Hay un enorme Konker gris¨¢ceo en la mitad de la exposici¨®n, y all¨ª bailar¨¢n los mi¨¦rcoles distintos grupos de breaking.
¡°Lo primero que lleg¨® a Colombia, en los ochenta, fue el breaking¡±, explica Cerbero Nativo, rapero bogotano e investigador para la exposici¨®n. Llegaron al cine pel¨ªculas como Beat Streat o Flashdance, y por un momento los medios y los j¨®venes se enamoraron de esos bailes. En 1980 tambi¨¦n apareci¨® en Medell¨ªn la primera canci¨®n de rap colombiana, un cover del famoso disco Rapper¡¯s Delight, que son¨® por primera vez en la emisora local ¡®La Voz del Cine¡¯. Luego, en 1985, Medell¨ªn hizo el programa de televisi¨®n ¡®Ritmo de Locura¡¯, que presentaba concursos de breaking. En medio del auge de la salsa, Colombia vivi¨® una fiebre del hip hop.
Pero luego llegaron los dif¨ªciles a?os noventa, que presentan la segunda secci¨®n de la exposici¨®n. Las radios dejaron de pasar rap, la televisi¨®n no pon¨ªa m¨¢s bailes. ¡°Pas¨® la moda¡± resume Cerbero, que entr¨® al rap en esa ¨¦poca de vacas flacas. El hip hop sobrevivi¨® con chicos compartiendo entre ellos cassettes de bandas extranjeras y financiando sus peque?os emprendimientos sin ning¨²n apoyo comercial o estatal. ¡°Nuestra cultura no estaba en libros sino en pr¨¢cticas, porque los raperos supieron atesorar su m¨²sica y sus graffitis¡±, a?ade Cerbero. La exposici¨®n incluye un disco de un grupo de j¨®venes afrocolombianos de Buenaventura, Los Generales, una de las primeras grabaciones de rap hechas en la costa pac¨ªfica colombiana. A su lado est¨¢ la primera marca de ropa para raperos, Ayara, con graffitis pintados en sus prendas.
¡°Todo fue independiente, autogestionado¡±, dice el investigador. ¡°El hip hop colombiano, por nuestro contexto, tuvo que ser mucho m¨¢s creativo para vivir y transformarse¡±. Y no solo tuvo que ser creativo por la falta de recursos. Si los raperos afroamericanos de Estados Unidos estaban cantando para luchar contra la violencia policial, los de los barrios de Colombia lo hac¨ªan en los peores a?os del conflicto armado.
¡°Nuestra respuesta ante las balas del narcotr¨¢fico, de las fuerzas armadas ilegales y legales, fue la m¨²sica, el arte y la creatividad¡±, dice Cerbero. En la exposici¨®n est¨¢ una muestra de Contra el Muro, el primer cassette de rap con contenido sociopol¨ªtico hecho en Colombia, de Gotas de Rap. El cassette naci¨® en el barrio popular bogotano Las Cruces. Tiene una canci¨®n llamada Cr¨®nica de barrio que habla de un joven asesinado por una ¡°limpieza social¡± cuya tumba no puede visitar ni su madre. ¡°En este barrio la vida es dura, que te pega que te pega, es una locura¡±, dice la canci¨®n.
Una peque?a luz apareci¨® en 1995. Patricia Ariza, hoy Ministra de Cultura y entonces cabeza de la Corporaci¨®n Colombiana de Teatro junto a Carlos Satiz¨¢bal, se uni¨® con estos j¨®venes raperos para crear la primera ¨®pera rap. La obra se movi¨® por toda Colombia narrando el dolor de los amigos del joven asesinado en las calles de Las Cruces. ¡°Pensamiento libre de grueso calibre¡±, dice uno de los raperos en la obra. ¡°Nosotros lo cantamos, aunque nos toque morir¡±.
En la segunda mitad de los noventa llegaron m¨¢s salvavidas. Primero la emisora de m¨²sica juvenil de la radio p¨²blica, hoy llamada Radi¨®nica, que cre¨® un programa de hip hop todos los viernes a las 6 de la tarde. ¡°A esa hora no encontrabas un solo rapero en la calle, est¨¢bamos todos escuchando la radio¡±, dice Cerbero riendo. Luego apareci¨® Para¨ªso Hip Hop en la radio de Cali, o Sector Subterr¨¢neo en la de Medell¨ªn. Y finalmente lleg¨® la luz el final del t¨²nel: Rap Al Parque, el festival financiado por la capital que hoy es el evento gratuito de hip hop m¨¢s importante de Am¨¦rica Latina. La cultura subterr¨¢nea de repente ten¨ªa una enorme plataforma de la cual sentirse orgullosa.
La exposici¨®n en el Museo Nacional es un homenaje a los h¨¦roes ca¨ªdos antes de llegar a la gloria: a los raperos que murieron en el anonimato despu¨¦s de a?os de compartir cassettes, a los que fueron asesinados. En una esquina de la exposici¨®n est¨¢ la escarapela que us¨® alguna vez para entrar a un concierto el rapero Samur¨¢i, uno de los m¨²sicos m¨¢s importantes de la escena bogotana que fue asesinado hace cuatro a?os en extra?as circunstancias. No lejos de all¨ª est¨¢n objetos de los raperos que participaron en el estallido social del 2021, en la primera l¨ªnea de los manifestantes o m¨¢s atr¨¢s.
¡°Las ollas comunitarias y las manifestaciones sociales estuvieron llenas de raperos, de bailarines, de break dance, cantando y pintando y manifest¨¢ndose¡±, dice Cerbero. ¡°Ese estallido hizo que mucha gente volteara a mirar y se preguntara: ?Estos muchachos qu¨¦ est¨¢n haciendo? Pues ah¨ª estamos, y siempre hemos estado. B¨¢sicamente puedes coger canciones de rap para explicar la historia de Colombia en los ¨²ltimos 30 o 40 a?os. Ah¨ª estamos, y ah¨ª vamos a estar siempre¡±.
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