Colombia bajo extorsi¨®n
Los comerciantes formales e informales hoy son v¨ªctimas de unas mafias que no garantizan nada distinto al miedo de perder la vida o perder lo poco que con esfuerzo se ha construido
Un vendedor ambulante en Barranquilla, al norte del pa¨ªs, paga entre 50.000 y 100.000 pesos semanales para que lo dejen trabajar. El due?o de un negocio un poco m¨¢s al sur, en el mismo litoral Caribe, puede estar pagando hasta 10 millones de pesos al mes para que no le cierren el local. Una mujer que quiere montar un puesto de jugos y ensaladas de fruta en un and¨¦n, durante la ciclov¨ªa dominical de Bogot¨¢, tiene que pagar al due?o del espacio (s¨ª, porque el espacio p¨²blico tiene due?os) siete millones de pesos para poder ubicarse en el lugar so?ado.
Mafias y m¨¢s mafias. Todo es una mafia en Colombia. Los comerciantes formales e informales hoy son v¨ªctimas de unas mafias que no garantizan nada distinto al miedo de perder la vida o perder lo poco que con esfuerzo se ha construido si no se paga la cuota o extorsi¨®n que exigen para que permitan operar.
?Pero qui¨¦nes son esos que cobran? En varios departamentos del pa¨ªs las autodenominadas Autodefensas Gaitanistas, mejor conocidas como Clan del Golfo, se convirtieron en m¨¢s que narcotraficantes y mineros ilegales. Evolucionaron a ser una especie de autoridad paralela multicrimen que se deleita sembrando el terror en la comunidad.
Ellos, que ahora quieren posar de actores pol¨ªticos, no son m¨¢s que un grupo de miserables personajes que se lucran de la zozobra y de la urgencia de la mayor¨ªa por sobrevivir. As¨ª, bajo su amenaza armada, sucumben peque?os vendedores ambulantes, grandes productores agr¨ªcolas, comerciantes medianos y empresarios de toda ¨ªndole quienes saben que, si no les pagan a estos asesinos, algo malo pasar¨¢.
Es famoso en el departamento de C¨®rdoba el caso de un contratista vial a quien le quemaron hace algunas semanas la maquinaria de construcci¨®n porque se neg¨® a pagar la extorsi¨®n. Tras ese hecho, el constructor abandon¨® la obra y ahora busca dar por terminado el contrato con el Estado, pues este no fue capaz de garantizar la seguridad para poder continuar con el proyecto que le hab¨ªa sido encomendado. ?Qu¨¦ desesperanza!
Nos quejamos de la corrupci¨®n de los pol¨ªticos que exigen coimas sobre los contratos que se firman, pero poco decimos de estos delincuentes que se creen los due?os del pa¨ªs y, por ende, exigen a todos una porci¨®n del ingreso, como si tributarles trajera alg¨²n beneficio. ?Mil veces miserables!
Es ah¨ª cuando los discursos de paz total tienen y no tienen sentido. Tienen sentido porque es imposible construir un mejor pa¨ªs si no se acaba de una vez por todas con esas organizaciones dedicadas a pulverizar las ilusiones de los emprendedores. No tienen sentido porque esos grupos nunca desaparecen, as¨ª como ha ocurrido con las bandas narcotraficantes. Si se logra desmantelar un grupo dedicado a la extorsi¨®n, en poco tiempo aparece otro y otro y otro m¨¢s interesado en hacerse a las ganancias que dej¨® de percibir el anterior.
Es lo que pasa en Barranquilla, donde ya no son ni una ni dos las bandas que amenazan a la poblaci¨®n, sino seis los grupos que, con armas, masacres y atentados, siembran el terror y acaban con la ilusi¨®n de alg¨²n d¨ªa vivir mejor. ?Mil veces miserables!
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