Mar¨ªa Jos¨¦ Pizarro: ¡°Nunca sent¨ª tanto el machismo como en el Congreso de la Rep¨²blica¡±
La senadora, hija de Carlos Pizarro, el asesinado jefe del M-19 que firm¨® la paz, lanza su autobiograf¨ªa ¡®El camino hacia mi nombre¡±
La senadora Mar¨ªa Jos¨¦ Pizarro (Bogot¨¢, 45 a?os) es quiz¨¢s la mujer m¨¢s visible en el Pacto Hist¨®rico, la variopinta coalici¨®n de izquierdas que respalda al Gobierno de Gustavo Petro en Colombia. Progresista y feminista, encabeza la comisi¨®n que investiga las denuncias de acoso y abuso sex...
La senadora Mar¨ªa Jos¨¦ Pizarro (Bogot¨¢, 45 a?os) es quiz¨¢s la mujer m¨¢s visible en el Pacto Hist¨®rico, la variopinta coalici¨®n de izquierdas que respalda al Gobierno de Gustavo Petro en Colombia. Progresista y feminista, encabeza la comisi¨®n que investiga las denuncias de acoso y abuso sexual en el Congreso de la Rep¨²blica y es negociadora en el proceso de paz con el ELN, la ¨²ltima guerrilla en armas. Tambi¨¦n fue la encargada, al borde de las l¨¢grimas, de ponerle la banda presidencial a Petro el pasado 7 de agosto, en una toma de posesi¨®n cargada de simbolismo.
Ocupa la oficina 502 del nuevo edificio del Congreso, en el coraz¨®n de Bogot¨¢, la misma que en su d¨ªa ocup¨® Petro cuando era senador. A la entrada hay un afiche de la campa?a presidencial de su padre, Carlos Pizarro Leong¨®mez. El comandante del M-19 que firm¨® la paz con el Estado fue acribillado en un vuelo entre Bogot¨¢ y Barranquilla en abril de 1990 cuando era candidato, apenas mes y medio despu¨¦s de haber entregado su arma envuelta en una bandera de Colombia. Ella ten¨ªa 12 a?os. Fue el tercer aspirante asesinado en aquella campa?a. El eme, como se conoc¨ªa a la guerrilla en la que tambi¨¦n milit¨® Petro en su juventud, persisti¨® en ese acuerdo de paz y fue protagonista de la Asamblea que redact¨® la Constituci¨®n de 1991. ¡°Mi padre fue un guerrero que le abri¨® las puertas a la paz. Y ese gesto no lo olvida la sociedad colombiana¡±, valora Mar¨ªa Jos¨¦, como todos la conocen.
Hija de insurgentes y nieta de militares, Pizarro, madre de dos hijas, vivi¨® por largos periodos en el exilio, con otro apellido, en Ecuador, Francia y Espa?a. Formada en joyer¨ªa y artes pl¨¢sticas, tuvo que luchar por su identidad y exhumar el cuerpo de su padre en dos ocasiones para demostrar legalmente su parentesco. Fue activista por la paz y la memoria hist¨®rica antes de incursionar en la pol¨ªtica. Ese proceso que se tradujo en documentales, libros y exposiciones culmina con El camino hacia mi nombre (Planeta), una autobiograf¨ªa que se prepara a lanzar este mes en la Feria del Libro de Bogot¨¢.
Pregunta. ?C¨®mo avanzan las investigaciones de la comisi¨®n contra el abuso sexual en el Congreso?
Respuesta. Sab¨ªamos que no iba a ser inmediato, que poder hacerlo bien iba a requerir tiempo. Que a pesar de que existe curiosidad en los medios de comunicaci¨®n y la opini¨®n p¨²blica, el objetivo final, como lo dije desde el principio, es que las personas que han sido acosadas o abusadas sexualmente aqu¨ª, en el Congreso de la Rep¨²blica, puedan presentar una denuncia. Ese es el objetivo final. Pero para llegar a eso hay que construir todo un camino de confianza, de confidencialidad, de legitimidad, de manera que la gente pierda ese temor, porque estamos hablando de un entorno de poder.
P. ?Cu¨¢les han sido los sabotajes que ha denunciado?
R. Tenemos una campa?a de sensibilizaci¨®n que se llama Rompamos el silencio, con canales seguros para poder interponer las denuncias. S¨ª hemos sufrido un sabotaje. El mismo d¨ªa que colocamos los afiches, varios fueron retirados. Ya hicimos las denuncias y hemos solicitado informaci¨®n.
P. ?A qui¨¦nes lo atribuye?
R. Lo que logramos ver en un video fue un miembro de la fuerza p¨²blica que pertenece a un esquema de seguridad. A¨²n no nos han dicho a cu¨¢l esquema de seguridad pertenece, pero lo que s¨ª sabemos es que retir¨® el afiche en altas horas de la noche.
P. ?Por qu¨¦ un movimiento como el ¡®Me Too¡¯ no acaba de despegar en Colombia?
R. En primer lugar, porque somos una sociedad muy machista que todav¨ªa no ha racionalizado, no ha generado una conciencia de que hay ciertos tipos de comportamientos que socialmente ya no son aceptados. En segundo lugar, porque no han prosperado las denuncias. La justicia no ha creado espacios seguros y efectivos para la denuncia, y que en el camino la v¨ªctima no sea revictimizada.
P. ¡°En ning¨²n espacio de mi vida sent¨ª el machismo estructural de una manera tan fuerte como lo he sentido en el Congreso de la Rep¨²blica¡±, escribe en El camino hacia mi nombre¡
R. El Congreso es un espacio absolutamente masculino, hist¨®ricamente habitado por hombres. Las mujeres hemos sido muy pocas. Hoy somos m¨¢s, pero es un espacio en el que predominaron, se constituyeron y se formalizaron los modos masculinos. La forma de hablar, de relacionarse, el poder que se ejerce. A veces no hay mucha conciencia ni siquiera de que hay mujeres al lado. Cuando nosotras empezamos a hablar, todos empiezan a hablar; cuando los hombres hablan, hay m¨¢s silencio. Nos dan menos tiempo en el uso de la palabra, y no lo digo yo, hicimos un estudio cuando era vicepresidente de la C¨¢mara de Representantes. Muchas veces tienes que adoptar formas masculinas para sobrevivir, cuando en realidad no es la forma natural en la que nosotras tal vez queremos hacer pol¨ªtica.
P. ?Le huye a la etiqueta de pol¨ªtica?
R. No, porque la pol¨ªtica es tambi¨¦n un arte. Mis detractores me dicen ¡®la joyita¡¯ Pizarro, como si con eso me insultaran. Al contrario, he conocido y entendido el valor de una joya y de una pieza de arte. Las pol¨ªtica es el arte de la palabra, de tocar el coraz¨®n y el alma de la gente, de conmoverla, de lograr que se movilice a trav¨¦s de la palabra y de las acciones. No eludo ese r¨®tulo, lo que busco es dignificar el ejercicio en el que estoy.
P. En el libro cuenta que atesora los recuerdos del tiempo en que estuvo en La Habana con sus padres, despu¨¦s de que salieron amnistiados de la c¨¢rcel, en 1982. ?Todav¨ªa regresa de vez en cuando al recuerdo de esa foto en la playa?
R. S¨ª, claro. Para empezar est¨¢ en mi casa, entonces la veo todos los d¨ªas. Tom¨¦ mi propio rumbo, y la relaci¨®n con la historia ya no es dolorosa. Siento que estoy reconcili¨¢ndome con mi historia cuando hago lo que estoy haciendo, pero al mismo tiempo siempre va a estar la ausencia del padre.
P. Ahora se prepara para regresar a Cuba como negociadora con el ELN.
R. No voy a La Habana desde 1986, siempre he sentido que si regreso se va a despertar la memoria en su expresi¨®n m¨¢s bella, porque all¨ª pas¨¦ mis momentos m¨¢s felices. Y justo voy a regresar para terminar la labor en que muri¨® mi padre: la construcci¨®n de paz en Colombia. Ojal¨¢ que los acontecimientos por los que hemos pasado en estos meses nos permitan llegar con una conciencia mucho m¨¢s certera de que la paz es el ¨²nico camino, el que espera la sociedad colombiana. Las nuevas generaciones exigimos poder formarnos, crecer, madurar, envejecer en una sociedad diferente.
P. ?Percibe en los delegados del ELN la convicci¨®n que ten¨ªa su padre de firmar la paz?
R. Creo que hay una actitud distinta a otros momentos en estos meses. Eso me da tranquilidad. En los negociadores, en el momento del acercamiento del encuentro, siento que est¨¢ la voluntad de paz. Me pregunto si es una decisi¨®n absolutamente colectiva. Es una pregunta que ellos tienen que responder.
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