Gina Parody: ¡°Las consecuencias de un r¨¦gimen totalitario son iguales a las de un abuso sexual¡±
La exsenadora y exministra colombiana, que fue cercana a dos expresidentes, publica una novela sobre el machismo contra las mujeres en las altas esferas del poder: retrata a un mandatario que abusa sexualmente de las funcionarias en su entorno
Gina Parody, una famosa exsenadora y exministra que estuvo m¨¢s de una d¨¦cada muy cerca al epicentro del poder en Colombia, asegura que no quiere volver a la pol¨ªtica pero reconoce que le obsesiona entender la autoridad y la sumisi¨®n: a nivel te¨®rico, hist¨®rico, y en la ficci¨®n. Public¨® este mes su segunda novela, ?l tambi¨¦n lo hizo, una reflexi¨®n sobre el movimiento feminista Me Too que bien podr¨ªa encontrar dos tipos de lectores. El primer grupo la leer¨¢ como una novela pol¨ªtica y de misterio sobre el pe...
Gina Parody, una famosa exsenadora y exministra que estuvo m¨¢s de una d¨¦cada muy cerca al epicentro del poder en Colombia, asegura que no quiere volver a la pol¨ªtica pero reconoce que le obsesiona entender la autoridad y la sumisi¨®n: a nivel te¨®rico, hist¨®rico, y en la ficci¨®n. Public¨® este mes su segunda novela, ?l tambi¨¦n lo hizo, una reflexi¨®n sobre el movimiento feminista Me Too que bien podr¨ªa encontrar dos tipos de lectores. El primer grupo la leer¨¢ como una novela pol¨ªtica y de misterio sobre el personaje de Rosa, la secretaria privada de un presidente llamado Javier Pineda, y c¨®mplice de sus delitos sexuales: la mujer m¨¢s cercana al mandatario arregla situaciones para que ¨¦l abuse de varias mujeres. El segundo grupo, quienes siguieron la trayectoria pol¨ªtica de Parody como cercana a los expresidentes ?lvaro Uribe y Juan Manuel Santos, se preguntar¨¢n si entre las frases del libro hay un mensaje en c¨®digo, algo que no puede denunciar en un tribunal pero s¨ª en la ficci¨®n. ¡°La literatura es honesta, y en esa honestidad caben los defectos y las cualidades, lo bueno y lo malo, lo que se muestra y lo que se esconde¡±, dice en un momento Rosa, su personaje.
¡°El libro es de ficci¨®n¡±, dice Parody (Bogot¨¢, 49 a?os) por Zoom, en entrevista con EL PA?S sobre la novela. Vive en Nueva York desde 2016, cuando dej¨® Colombia despu¨¦s de que la oposici¨®n de derecha le acusara de imponer en los menores ¡®la ideolog¨ªa de g¨¦nero¡¯ como ministra de Educaci¨®n (una acusaci¨®n que no ten¨ªa fundamentos sino en la mente de la homofobia¡ªParody es abiertamente lesbiana). Rosa, la protagonista con muchos secretos sobre el presidente, tambi¨¦n abandon¨® el poder y se mud¨® a Nueva York, la metr¨®polis donde la persiguen los fantasmas del pasado. Parody est¨¢ terminando un doctorado en econom¨ªa en la New School for Social Research y dice que no est¨¢ entre sus planes dedicarse a la academia. Lo suyo, asegura, no es perseguir votos, puestos, ni papers. Ahora lo suyo, dice, es la literatura.
Pregunta. Usted fue cercana dos presidentes como congresista, directora del Sena, ministra de Educaci¨®n. ?Qu¨¦ tanto est¨¢ basado el libro en lo que vivi¨® o de lo que fue testigo?
Respuesta. Es un libro de ficci¨®n. Sin embargo, como dice Vargas Llosa en Historia de un Deicidio, los escritores tienen fantasmas. Son fantasmas personales, hist¨®ricos y culturales, y creo que los tres estuvieron muy presentes en la escritura de este texto. Escog¨ª la esfera de lo pol¨ªtico no porque ese sea el ¨²nico lugar donde ocurra abuso y acoso sexual, sino porque quer¨ªa poner la historia en un nivel de poder en el que nadie duda que hay una jerarqu¨ªa: la presidencia de la rep¨²blica. Y bueno, el mundo de lo pol¨ªtico es el que conozco m¨¢s, era f¨¢cil para m¨ª escribir un di¨¢logo entre dos congresistas o un ministro y un congresista. ?Algo es real? Mi respuesta es: pues el abuso y el acoso en Colombia est¨¢ en todos lados. Colombia es una sociedad patriarcal, muy machista y muy lejos de transformarse.
P. La protagonista, Rosa, es precisamente una mujer huyendo de los fantasmas de lo que hizo cuando era secretaria privada del presidente. Usted tambi¨¦n huy¨® de la pol¨ªtica y se fue a Nueva York. ?Escribe esta novela porque regresaron los fantasmas?
R. La pol¨ªtica siempre va a estar como un fantasma en mi vida, con lo bueno, lo regular y lo no tan bueno. Pero en la novela lo sent¨ª m¨¢s como los fantasmas de Rosa que como mis propios fantasmas: vi muy claro al personaje viviendo el aislamiento del Covid, y vi claros los fantasmas de ella, el punto de inflexi¨®n en el que iba a decir ¡®oiga, fui c¨®mplice de una sociedad machista¡¯.
P. Sobre ella como c¨®mplice del abusador, ?es esta novela sobre la responsabilidad de las mujeres en casos de violaci¨®n a otras mujeres?
R. S¨ª, esa es una parte importante del personaje. Yo quer¨ªa que Rosa no fuera ajena al sistema patriarcal, sino que perteneciera a este. Ella no tuvo otra alternativa, no tuvo otra visi¨®n, no tuvo otro momento en el que decir: ¡®paro y observo lo que me est¨¢ pasando¡¯. Rosa ten¨ªa que ser una persona que comulgara con el machismo, con esa sociedad patriarcal, que le diera una jerarqu¨ªa especial a los hombres, que no viera con asombro que hay una diferencia muy grande entre el acoso y el piropo. Rosa ten¨ªa que pertenecer a eso para mostrar lo imbricado que est¨¢ el patriarcado en nuestra sociedad. Esa es la respuesta, para m¨ª, de por qu¨¦ el movimiento Me Too no tuvo un alcance muy grande en Colombia: el machismo est¨¢ muy imbricado en las instituciones, las esferas de poder y el hogar. Rosa ten¨ªa que ser parte del sistema y no una cr¨ªtica de ¨¦l.
P. ?No est¨¢n siendo juzgados los poderosos colombianos como los de Nueva York?
R. Lo que me llev¨® a escribir este libro hace dos a?os fue ver esa diferencia entre los resultados del movimiento Me Too: en Estados Unidos han metido a la c¨¢rcel al productor de cine m¨¢s importante, no dejan presentar a cantantes que hubieran acosado mujeres. Los resultados se ven por todos lados. En contraposici¨®n, en Colombia las mujeres valientemente han salido a denunciar, lo que no debe ser nada f¨¢cil, pero esa denuncia no solo no era efectiva, sino que a la mujer la se?alan de responsable o culpable por el abuso o el acoso. La v¨ªctima termina siendo la responsable. Al final del libro explico que una amiga hizo una denuncia y los medios empezaron a buscarla a ella, pero no a quien ella denunci¨®. Sent¨ª mucha impotencia, y de ah¨ª naci¨® esta historia. Ahora, hemos avanzado en algo, lentamente. Hoy veo que hay una sentencia de la Corte Suprema de Justicia tumbando sentencias de otros jueces que dijeron, m¨¢s o menos, que un acoso era un piropo. Eso de la Corte obviamente ayuda a que m¨¢s mujeres denuncien. Las mujeres llevan muchos a?os haciendo revoluciones silenciosas, pero esta va a ser m¨¢s vocal.
P. En Colombia se han denunciado congresistas, profesores, periodistas, pero no a un presidente o expresidente con nombre propio
R. No, eso no ha pasado, y la esfera pol¨ªtica no est¨¢ exenta del acoso y del abuso.
P. A Rosa le gusta mucho la fil¨®sofa pol¨ªtica Hannah Arendt. ?Ella es como el personaje de la ¡®banalidad del mal¡¯ que sencillamente hace la tarea sucia del poder, como una aut¨®mata, hasta que le llega su juicio en Jerusal¨¦n?
R. En la New School, Hannah Arendt genera ac¨¢ mucha fascinaci¨®n, y seguramente Eichmann en Jerusal¨¦n es uno de mis fantasmas. Pero ac¨¢ estaba pensando m¨¢s en Los or¨ªgenes del totalitarismo por la situaci¨®n de aislamiento de la pandemia: Arendt habla mucho de c¨®mo el r¨¦gimen totalitario a¨ªsla a las personas, habla mucho de la soledad. Me di cuenta de que las consecuencias de un r¨¦gimen totalitario son iguales a las del abuso a una mujer. Porque esa mujer comienza a aislarse, a resguardarse en silencio, a pensar que solo le est¨¢ pasando a ella. Eso es lo que Arendt describe del totalitarismo en las ¨²ltimas 20 p¨¢ginas del libro. Ese fue el mundo que m¨¢s tuve en mente cuando escrib¨ª la novela.
P. El presidente Javier Pineda puede ser ficci¨®n pero se parece a ?lvaro Uribe: tiene una pelea con los ind¨ªgenas en un puente, quiere una segunda reelecci¨®n... ?Qu¨¦ tanto hay del expresidente Uribe en el personaje?
R. De nuevo, el libro es de ficci¨®n. Algo que estuvo muy presente para crear el personaje de Javier es un ensayo de Jos¨¦ Ortega y Gasset que se llama Mirabeau y el pol¨ªtico. B¨¢sicamente, sali¨® una biograf¨ªa en la que dec¨ªa que Mirabeau [un pol¨ªtico de la revoluci¨®n francesa] no era el hombre virtuoso que dec¨ªan y, por lo tanto, deb¨ªa ser enterrado en otro sitio. Ortega y Gasset toma ese libro para decir que hay una diferencia entre un gran hombre pol¨ªtico y el resto de los de las personas, los pusil¨¢nimes. A los pusil¨¢nimes les podemos exigir ciertas virtudes, dice: ser honestos o controlar sus deseos sexuales. Pero dice Ortega y Gasset que a Mirabeau, al primero que se le ocurri¨® que la naci¨®n ten¨ªa que participar, al que promovi¨® una monarqu¨ªa constitucional, a semejante genialidad pol¨ªtica, no le podemos hacer las mismas exigencias, porque es m¨¢s f¨¢cil ser un hombre com¨²n que C¨¦sar o Mirabeau. En ¨²ltimas, lo que hace es diferenciar el hombre p¨²blico y el hombre privado: no importa lo que haga o en su vida privada, el hombre p¨²blico ha aportado tanto que eso es lo que tenemos que ver. Siempre tuve esa pregunta, estando en lo p¨²blico, de si es una la moral p¨²blica y otra la moral privada. De si una persona puede defender el inter¨¦s general cuando su entorno privado es un desastre. Mirabeau era un mujeriego. La respuesta en mi cabeza es que siempre debe haber una sola moral. En ese ensayo me bas¨¦ para Javier. Seguramente hay an¨¦cdotas parecidas, caracter¨ªsticas distintas, pero el personaje no est¨¢ basado en ning¨²n expresidente.
P. Dir¨ªa que no vivimos en ¨¦pocas en los que se diferencia la moral p¨²blica de la privada
R. No era as¨ª para Ortega y Gasset pero s¨ª, ahora vivimos en una ¨¦poca en la que intentamos que el individuo sea uno.
P. El abuso sexual es central en la novela pero tambi¨¦n hay un espacio para la homofobia: Javier maltrata a su hijo, Sebasti¨¢n, por ser gay
R. Por mis propios fantasmas, para m¨ª el tema de diversidad sexual me es muy importante, y creo que en la literatura todav¨ªa nos hace falta esa diversidad. Cuando existe, hay discriminaci¨®n: si encontramos al personaje gay, es un estereotipo. Me atrevo a decir que no hay ninguna persona que tenga una orientaci¨®n sexual distinta y que no haya sido rechazado o discriminado. A mi me gusta retratar esa discriminaci¨®n, en este caso en Sebasti¨¢n, porque a¨²n hay mucha homofobia en las altas esferas del poder. Aunque hemos roto barreras, falta much¨ªsimo.
P. ?Decidi¨® quedarse en Nueva York despu¨¦s de que la acusaran desde la derecha querer ¡®homosexualizar a los ni?os¡¯ del pa¨ªs?
R. S¨ª, ah¨ª me di cuenta que ese cap¨ªtulo de la pol¨ªtica hab¨ªa que cerrarlo ya, inmediatamente. Logr¨¦ unos objetivos importantes, hice suficiente, pero necesitaba cerrarlo, y ahora veo ese momento como un anuncio de la vida. Fue un aviso muy grande. Estoy firme en que no quiero volver a la pol¨ªtica.
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