El Constitucional colombiano cierra la v¨ªa a un tercer mandato de Uribe
El tribunal se pronuncia por mayor¨ªa contra el refer¨¦ndum para la reelecci¨®n
El pr¨®ximo 7 de agosto terminar¨¢ el reinado de ocho a?os del presidente de Colombia, ?lvaro Uribe. El Tribunal Constitucional, por una votaci¨®n de siete contra dos, cerr¨® la puerta a la posibilidad de que Uribe se presente como candidato el pr¨®ximo 30 de mayo para un tercer periodo consecutivo al rechazar el refer¨¦ndum para la reelecci¨®n. A las seis y media de la tarde (seis horas m¨¢s en la Pen¨ªnsula), tras un largo d¨ªa de tensi¨®n, se conoci¨® el fallo, que fue le¨ªdo por el presidente del Tribunal, Mauricio Gonz¨¢lez. "[El refer¨¦ndum] Es inexequible en su totalidad", anunci¨®.
?lvaro Uribe dijo tras conocer el fallo que acepta y acata la decisi¨®n del tribunal, y prometi¨® seguir sirviendo a Colombia "desde cualquier trinchera", informa Efe.
Los siete magistrados que votaron en contra validaron la ponencia del magistrado Humberto Sierra presentada el pasado 3 de febrero, en la que se rese?aban vicios de forma en la ley del refer¨¦ndum, entre otros haber sobrepasado el tope de financiaci¨®n para la campa?a de recogida de firmas -el uribismo gast¨® seis veces m¨¢s de lo legal-, o haber cambiado en la frase inicial la palabra "elegido" por "ejercido", que abr¨ªa ya no la reelecci¨®n en 2010, sino tambi¨¦n para 2014. "No se trata -dijo Gonz¨¢lez- de meras irregularidades, sino de violaciones sustanciales a la Constituci¨®n". Gonz¨¢lez fue uno de los dos magistrados que vot¨® a favor.
Hace cuatro a?os el Tribunal dijo s¨ª al cambio de la Constituci¨®n y dio paso a la primera reelecci¨®n de Uribe. Dej¨® claro entonces que se aprobaba por una "sola vez". Esto era para evitar la concentraci¨®n de poder en la figura presidencial. El tr¨¢mite del refer¨¦ndum rechazado ayer fue tortuoso y pol¨¦mico y dur¨® m¨¢s de tres a?os; el debate que gener¨® desplaz¨® temas prioritarios del pa¨ªs y mantuvo, en los ¨²ltimos meses, maniatados a los presidenciables.
Por la ma?ana, mientras los nueve magistrados discut¨ªan en sesi¨®n plenaria, Uribe pidi¨® "de coraz¨®n" a los colombianos no abandonar la Seguridad Democr¨¢tica, su pol¨ªtica bandera. "No hay que perder el rumbo", dijo.
Ayer, tras conocerse extraoficialmente el fallo, hubo muestras de tristeza y recriminaciones. La culpa, dijo el senador uribista Armando Benedetti, es del c¨ªrculo del presidente. Y culp¨® a ¨¦ste de haber cometido muchas estupideces. Luis Guillermo Giraldo, uno de los promotores de la iniciativa, acept¨® parte de la culpa y declar¨® sentir profunda tristeza. "Necesit¨¢bamos cuatro a?os m¨¢s para acabar con las FARC, para acabar con el narcotr¨¢fico", dijo.
Una reciente encuesta, sin embargo, muestra que el presidente Uribe no ganar¨ªa f¨¢cilmente el refer¨¦ndum, ni arrasar¨ªa en primera vuelta; una err¨¢tica reforma de la salud, el aumento del desempleo y la informalidad le han restado puntos ¨²ltimamente.
Con el fallo de ayer, el pa¨ªs empieza a enfrentar nuevas incertidumbres. ?Puede Uribe traspasar a otro candidato la alta popularidad que mantiene (72%)?, ?qu¨¦ candidato heredar¨¢ la financiaci¨®n guardada hasta ahora para apoyar la reelecci¨®n?
Los recientes piropos de Uribe a su ex ministro de Defensa, Juan Manuel Santos -habl¨® de su "excelencia y competencia"-, fueron interpretados como un gui?o presidencial. Pero el uribismo no tiene un plan para llegar unido a las urnas. Un 30% de los que pensaban votar por Uribe lo har¨ªan por Santos, seg¨²n una reciente encuesta. Noem¨ª San¨ªn heredar¨ªa un 11% y Andr¨¦s Felipe Arias un 10%; los dos ¨²ltimos disputar¨¢n la candidatura del conservatismo -partido de la coalici¨®n de gobierno- en consulta popular el pr¨®ximo 14 de marzo, d¨ªa de las elecciones legislativas.
Una trepidante carrera pol¨ªtica
Candidato liberal independiente. ?lvaro Uribe (Medell¨ªn, 1952) llega a la presidencia de Colombia por primera vez en mayo de 2002 como candidato independiente. Gana en la primera vuelta con la promesa de aplicar mano dura contra la guerrilla y los paramilitares.
Seguridad y econom¨ªa. Tras iniciar su mandato se intensifican los ataques de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y Uribe declara el estado de excepci¨®n. Una serie de medidas, como el aumento del gasto militar y el n¨²mero de efectivos en el Ej¨¦rcito, permitir¨¢n reducir los secuestros y los asesinatos.
Hacia la reelecci¨®n. Tras haber aprobado en 2004 el Plan Patriota, la mayor operaci¨®n militar en la historia de Colombia, en 2005 el Congreso aprueba la Ley de Paz y Justicia, que establece reducciones de penas para los ex paramilitares desmovilizados. Una medida criticada por la ONU y las organizaciones de derechos humanos. Pese a las cr¨ªticas, Uribe logra el consenso para reformar la Constituci¨®n y ganar un segundo mandato en 2006, con el 62% de los votos.
La sospecha de la 'parapol¨ªtica'. El segundo mandato se abre con el destape del esc¨¢ndalo del llamado Paragate, con la investigaci¨®n de decenas de legisladores del entorno uribista por presuntos nexos con el narcotr¨¢fico y el paramilitarismo.
Ch¨¢vez y EE UU. Tras su fallido intento de mediaci¨®n con las FARC, el presidente de Venezuela, Hugo Ch¨¢vez, se convierte en el principal enemigo pol¨ªtico de Uribe. Los dos pa¨ªses rompen relaciones diplom¨¢ticas mientras Colombia refuerza sus lazos con EE UU, al que en 2009 permite el uso de sus bases militares.
El cerco a las FARC. La lucha contra la guerrilla llega a un punto de inflexi¨®n con la operaci¨®n militar que en julio de 2003 libera a la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, que hab¨ªa sido secuestrada por las FARC en febrero de 2002.
La gran tentaci¨®n latinoamericana
La Corte Constitucional colombiana se ha atrevido a plantearse dar un portazo a la moda latinoamericana de perseguir un mandato tras otro. En los ¨²ltimos a?os, Venezuela, Ecuador y Bolivia han reformado sus constituciones para permitir la reelecci¨®n del presidente. En el caso de Caracas es indefinida, y en los de Quito y La Paz es por un periodo consecutivo. Sin embargo, tanto el ecuatoriano Rafael Correa como el boliviano Evo Morales coquetean con la idea de contabilizar su segundo mandato como si fuera el primero con la justificaci¨®n de que la reforma constitucional que permite la reelecci¨®n les sorprendi¨® en medio de su primera legislatura. Y por tanto, no contar¨ªa.
En Honduras, el derrocado presidente Manuel Zelaya intent¨® reformar la ley para optar a otro periodo de gobierno, pero el golpe de Estado trunc¨® sus aspiraciones. En Nicaragua, el presidente Daniel Ortega tambi¨¦n maniobr¨® para obtener la reelecci¨®n consecutiva a trav¨¦s de un sospechoso fallo de la Corte Suprema.
En la mayor¨ªa de los pa¨ªses latinoamericanos existe la posibilidad de optar a la reelecci¨®n, ya sea por un sistema de periodos consecutivos (Argentina, Brasil) o alternos (Chile, Uruguay, Per¨²). De los grandes pa¨ªses del continente, ni M¨¦xico ni Paraguay permiten repetir mandato. En el caso mexicano nunca existi¨®, y en el paraguayo no se permite tras la larga dictadura del general Alfredo Stroessner. Durante sus 35 a?os en el poder el ¨²nico partido legal era el Colorado.
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