El freno a la inflaci¨®n y el precio del petr¨®leo marcan un alivio para la econom¨ªa colombiana
La r¨¢pida apreciaci¨®n del peso frente al d¨®lar crea un debate de sus causas, pero hay consenso sobre su efecto positivo
Sobre los hilos comunicantes entre las pol¨ªticas del presidente colombiano, Gustavo Petro, y las fluctuaciones en el precio oficial del cambio del peso frente al d¨®lar se han desplegado todo tipo de discursos argumentativos en las ¨²ltimas semanas. Para explicar el fen¨®meno, los economistas prefieren apelar a factores como la buena salud del precio del barril de petr¨®leo, la disminuci¨®n en la brecha de la balanza comercial o el ¨ªmpetu de la inversi¨®n extranjera directa, entre otras. Desde amplios sectores financieros se argumenta, sin embargo, sobre la deriva de las reformas sociales del primer Gobierno de izquierdas en el pa¨ªs y su incidencia sobre la actitud de inversores internacionales que en teor¨ªa desconf¨ªan de los cambios abruptos.
Una postura parad¨®jica y que retrata a unos invisibles actores del mercado con una sonrisa mal¨¦fica ante las brumosas perspectivas legislativas de un Gobierno contrario a sus intereses. El economista y pol¨ªtico por el centrista Partido Verde Salom¨®n Kalmanovitz lleg¨® incluso a calificar en una columna de opini¨®n en el diario El Espectador de ¡°maliciosos¡± a quienes subrayan la hip¨®tesis. Repasa, en cambio, una serie de factores macroecon¨®micos para sustentar su art¨ªculo titulado La econom¨ªa, bien. A la vista de lo ocurrido con los bandazos cambiarios de las ¨²ltimas semanas, no parece prudente, en todo caso, descartar ninguna de las f¨®rmulas que entre la jerga econ¨®mica y financiera han aportado para llegar a un improbable veredicto final.
El d¨®lar en Colombia se cambia hoy a unos 4.168 pesos y los movimientos de la aguja son moderados. La inflaci¨®n de mayo se situ¨® en un 0,43%, la mitad de la registrada en el mismo periodo hace un a?o. Hoy ya son pocos los analistas que proyectan un inesperado sacud¨®n con fuerza suficiente para empujar de nuevo la divisa a la baja, como en noviembre de 2022 cuando rompi¨® la barrera psicol¨®gica de los 5.000 pesos. Felipe Campos, analista de Alianza Fiduciaria, explica que hay dos reglas que han sido bastante dif¨ªciles de rebatir en los ¨²ltimos 20 a?os: ¡°El comportamiento del d¨®lar en la regi¨®n es muy similar. La estructura econ¨®mica de cada pa¨ªs aporta matices, pero hay una conexi¨®n evidente en la direcci¨®n de los movimientos. De la misma manera, el d¨®lar en la regi¨®n va hacia donde va el d¨®lar en el mundo. Es muy at¨ªpico ver a un pa¨ªs romper con la tendencia regional o mundial¡±.
El economista Andr¨¦s Zambrano, acad¨¦mico de la Universidad de los Andes, coincide y advierte de que todas las gr¨¢ficas evidencian que desde agosto del a?o pasado el peso colombiano ha tenido un desempe?o mucho m¨¢s modesto que el de otras monedas frente al d¨®lar. ¡°Los n¨²meros macroecon¨®micos que los economistas han utilizado para explicar la reciente apreciaci¨®n del peso, como la cuenta corriente, son buenos desde el a?o pasado¡±, argumenta Campos. ¡°La econom¨ªa colombiana tuvo uno de los mayores crecimientos del mundo en el 2022. Variables positivas y que, sin embargo, no lograron bajar el nivel del d¨®lar¡±.
El an¨¢lisis de Andr¨¦s Pardo, director de estrategia para la regi¨®n de XP Investments, gira en torno a conceptos como la confianza y la incertidumbre, dos instrumentos tan ancestrales como llenos de inc¨®gnitas. Pardo cuenta que desde el a?o pasado ha hablado con cientos de grandes inversionistas del mundo inquietos por el comportamiento del peso y el rumbo de las pol¨ªticas del Gobierno. ¡°Antes de asumir la presidencia, Petro ya hab¨ªa anunciado que iba a declarar un estado de emergencia econ¨®mica. Despu¨¦s fueron las promesas sobre el fin de los contratos petroleros en un pa¨ªs cuyas cuentas fiscales dependen mucho de la renta petrolera¡±, explica Pardo. Y remata: ¡°A nadie le gusta que le digan que las dificultades pol¨ªticas de un Gobierno se ven reflejadas de manera positiva en los mercados. Pero tampoco es un secreto que los Gobiernos de izquierda despiertan mucha desconfianza en los inversores¡±.
Para aterrizar los movimientos del mundo financiero conviene recordar que se trata de un universo algo et¨¦reo, sensible, y lleno de aprehensiones. Sus transacciones se apoyan, por ejemplo, en los informes de riesgo-pa¨ªs, como los de Moody?s, que establecen una calificaci¨®n para cada pa¨ªs seg¨²n su solvencia para pagar deudas en los mercados internacionales. Por eso, justo cuando el presidente Petro asumi¨® el poder en agosto pasado, cientos de inversionistas clientes de firmas como la de Pardo empezaron a ¡°mover su participaci¨®n o acciones o bonos colombianos para invertir sus activos en otro pa¨ªs emergente. Los inversores siempre quieren disminuir su exposici¨®n, no les gusta tanto el azar ni los riesgos pol¨ªticos que afectan en los indicadores econ¨®micos que les interesan¡±, afirma el tambi¨¦n exviceministro de Hacienda.
Felipe Campos a?ade que el del d¨®lar es un mercado como cualquier otro. Y que sus movimientos est¨¢n marcados por las reglas m¨¢s b¨¢sicas de la econom¨ªa: la oferta y la demanda. Si por cualquier motivo los inversionistas extranjeros, a trav¨¦s de los canales financieros, retiran sus d¨®lares de un mercado altamente dependiente de la divisa de referencia, la onda expansiva es f¨¢cilmente perceptible en el d¨ªa a d¨ªa de sus ciudadanos. Y si la demanda de d¨®lares se halla por encima de la oferta, la cotizaci¨®n de cada billete estadounidense sube y, en general, la vida de los colombianos se hace m¨¢s costosa. A lo anterior, queda claro, se suman las capas de los factores estructurales, dom¨¦sticos y locales, mundiales e incluso algunos especulativos.
Las transacciones masivas de unos inversores que, probablemente, jam¨¢s han pisado suelo latinoamericano, y su influjo en los acontecimientos locales, forman parte de un esquema al que los analistas le tienen la l¨ªnea de tiempo marcada desde la primera presidencia del brasile?o Lula da Silva en 2002, pasando por el mexicano Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador en 2018, hasta la destituci¨®n del peruano Pedro Castillo el a?o pasado. El patr¨®n se repite: candidatos de izquierda que proponen subvertir el orden de pa¨ªses con ciertas debilidades institucionales y un proceso s¨²bito de depreciaci¨®n de sus divisas frente al d¨®lar. ¡°Al inversionista poco le importa que haya m¨¢s o menos inversi¨®n social en un pa¨ªs¡±, resume Felipe Campos, ¡°al inversionista solo le interesa que haya una claridad en el manejo econ¨®mico del pa¨ªs y que eso se traduzca en estabilidad fiscal y en un plan donde sus inversiones tengan un retorno asegurado¡±.
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