Nueva pol¨ªtica antidrogas: buscando un cambio de paradigma
El nuevo r¨¦cord de cultivos il¨ªcitos en Colombia evidencia que en la guerra contra el tr¨¢fico de drogas se requieren alternativas distintas, y Petro parece ir en el camino correcto
Cuando se reporta un nuevo r¨¦cord en materia de cultivos il¨ªcitos en Colombia con 230 mil hect¨¢reas, seg¨²n el sistema de monitoreo de Naciones Unidas, vale la pena revisar y discutir sin apasionamientos la nueva pol¨ªtica antidrogas del Gobierno del presidente Gustavo Petro. Se plantea un cambio de paradigma del que viene hablando el presidente desde su posesi¨®n y trae varias propuestas interesantes que parten del cuidado de la vida y el medio ambiente y s...
Cuando se reporta un nuevo r¨¦cord en materia de cultivos il¨ªcitos en Colombia con 230 mil hect¨¢reas, seg¨²n el sistema de monitoreo de Naciones Unidas, vale la pena revisar y discutir sin apasionamientos la nueva pol¨ªtica antidrogas del Gobierno del presidente Gustavo Petro. Se plantea un cambio de paradigma del que viene hablando el presidente desde su posesi¨®n y trae varias propuestas interesantes que parten del cuidado de la vida y el medio ambiente y se mueven en dos grandes frentes: dar ox¨ªgeno a las comunidades afectadas por los cultivos il¨ªcitos y el tr¨¢fico de drogas y asfixiar a las estructuras criminales. Se trata de quitar el foco de represi¨®n de los campesinos que cultivan y ponerlo en las mafias que se lucran del tr¨¢fico ilegal.
Dar ox¨ªgeno a las comunidades afectadas pasa por apoyar el tr¨¢nsito hacia econom¨ªas legales, la formalizaci¨®n de tierras, la protecci¨®n del medio ambiente, la atenci¨®n al consumo como problema de salud p¨²blica y avanzar en la regulaci¨®n de los usos legales de la hoja de coca. Mientras tanto, la asfixia a los criminales de alto nivel significa apuntar la operaci¨®n de las autoridades contra la gran infraestructura de producci¨®n, el lavado de activos, la corrupci¨®n asociada al narcotr¨¢fico y el control de qu¨ªmicos y precursores, entre otros. Se busca que la justicia tenga proporcionalidad y que se castigue con severidad a los capos mientras se da atenci¨®n a poblaci¨®n vulnerable que ha sido en el fondo v¨ªctima de este mercado ilegal.
Este parece ser un momento interesante para una pol¨ªtica distinta porque se vive un cambio en el mercado internacional de la droga que ha golpeado de manera significativa a los productores colombianos, con lo cual puede haber oportunidad para llevar a los cultivadores a nuevas formas de econom¨ªa legal. La crisis es grande en muchas zonas cocaleras. El documento que recoge la nueva pol¨ªtica de drogas es una herramienta interesante porque se hizo de la mano de las comunidades, la academia, los expertos y la comunidad internacional y ofrece un panorama completo no solamente sobre la siembra de cultivos il¨ªcitos y producci¨®n de estupefacientes sino sobre todo lo que eso significa en Colombia.
En el diagn¨®stico que se hace hay informaci¨®n muy reveladora como la que contrasta la cantidad de dinero gastado en combatir el problema con los pocos resultados efectivos. Seg¨²n datos citados del Observatorio de Drogas de Colombia, se habla de una inversi¨®n aproximada de 3.8 billones de pesos por a?o en esta batalla con un consolidado de 76 billones en 20 a?os. Un esfuerzo inmenso desde lo econ¨®mico sin contar con el costo pagado en vidas perdidas, violencias varias y el impacto ambiental. El resultado final es una guerra perdida. Seg¨²n el mismo Observatorio, ¡°entre el 2012 y el 2022 se erradicaron forzosamente 843.905 hect¨¢reas de coca, pero el ¨¢rea sembrada para este periodo se increment¨® en un 327 por ciento¡±.
Se erradica, se resiembra. A capo muerto, capo puesto. Si hay una ruta detectada hay otra inventada. Como vamos, no hay avance y lo dice con claridad ese nuevo reporte de la ONU que da cuenta tambi¨¦n de un incremento de 24 por ciento en la producci¨®n de clorhidrato de coca¨ªna. Lo evidencia adem¨¢s el hecho de que el 88 por ciento de los cultivos llevan 10 a?os persistiendo en las mismas zonas. Se trata de regiones vulnerables en donde se cruzan la pobreza, la ausencia efectiva del Estado y el conflicto. Por eso, erradicar los cultivos pasa tambi¨¦n por atender las necesidades de esas poblaciones. El Gobierno Petro se propone una meta que luce muy ambiciosa. Aunque el plan est¨¢ dise?ado a 10 a?os, se busca avanzar en lo que queda de Gobierno de manera sustancial. Seg¨²n dijo el ministro de Justicia N¨¦stor Osuna, se trata de reducir en un 40 por ciento la producci¨®n de coca¨ªna en los tres a?os que quedan de esta administraci¨®n.
El negocio es global y por eso esta nueva pol¨ªtica se propone ¡°liderar una estrategia de diplomacia internacional para el cambio de paradigma en el abordaje del fen¨®meno de las drogas¡±. Lo ha dejado claro desde el primer momento el presidente Gustavo Petro: su intenci¨®n es incidir en el debate internacional sobre las drogas y buscar que se cambie la estrategia. Esto se dice f¨¢cil pero hacerlo realidad es otro asunto porque no se trata de un cambio que pueda hacer un pa¨ªs en solitario. Por eso la b¨²squeda de aliados, como M¨¦xico, pa¨ªs tambi¨¦n golpeado por la violencia de las drogas. Los presidentes Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador y Gustavo Petro unieron voces en la Conferencia Latinoamericana y del Caribe sobre drogas realizada en Cali para pedir el cambio de enfoque y la estrategia en la guerra contra las drogas.
Tienen raz¨®n en este punto porque en m¨¢s de medio siglo de batalla contra el tr¨¢fico de drogas ha quedado en evidencia que la estrategia usada de lucha frontal contra la oferta, no ha servido y se requieren alternativas distintas. El Gobierno del presidente Joe Biden ha planteado tambi¨¦n la necesidad de enfrentar el problema desde m¨²ltiples frentes. Lo ideal, creemos muchos, es regular, pero el camino para llegar a eso es largo. Mientras tanto es bueno mirar desde otras perspectivas, discutir, analizar para ver si en alg¨²n momento dejamos de recorrer este c¨ªrculo vicioso en el que se combate a muerte al narcotr¨¢fico mientras el negocio sigue ah¨ª. Colombia ha puesto muchos muertos, nuestra democracia ha pagado un alto precio, los cultivos siguen creciendo y discutir con mesura esta nueva pol¨ªtica puede servir para encontrar caminos distintos y ojal¨¢ m¨¢s efectivos.
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