La guerra contra las drogas: 50 a?os de muerte y fracaso
Colombia lleva d¨¦cadas de destrucci¨®n de ecosistemas y asesinatos de jueces, periodistas, polic¨ªas, civiles y l¨ªderes sociales pese a la ofensiva de EE UU en Latinoam¨¦rica. El objetivo de frenar el comercio nunca se ha cumplido y las fortunas del tesoro p¨²blico se han dilapidado
El fracaso de la guerra contra las drogas es una realidad innegable. En su discurso ante la ONU, el presidente Gustavo Petro se qued¨® corto en lo que el mundo sigue esperando: una propuesta de soluci¨®n. En 2016, en una asamblea especial de la ONU, el expresidente Juan Manuel Santos tambi¨¦n hab¨ªa hablado de la perdida guerra contra las drogas y, enfatizado la necesidad de replantear el enfoque. Las intervenciones de Petro y Santos son el primer paso para una posible soluci¨®n.
La guerra contra las drogas comenz¨® hace 50 a?os cuando el presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon, declar¨® ¡°una ofensiva total¡± contra lo que consideraba ¡°el enemigo n¨²mero uno¡±: las drogas ilegales. Esto se hizo inmediatamente extensivo a Colombia pues en los a?os setenta desde el pa¨ªs se exportaban inmensas cantidades de marihuana por el Caribe, y despu¨¦s las organizaciones criminales hicieron el tr¨¢nsito a la coca¨ªna. La guerra ha buscado reducir a toda costa la oferta, con la premisa de que si no hay drogas no habr¨ªa consumidores, pero lo que ha venido ocurriendo es un crecimiento desmesurado en la producci¨®n, venta y consumo. En el ¨²nico ¨¢mbito donde se puede medir la eficacia de la guerra contra las drogas es en el mercado, y este no se detiene en ning¨²n lugar del mundo: alrededor de 284 millones de personas de entre 15 y 64 a?os consumieron drogas en 2020, un aumento del 26% respecto del 2010, seg¨²n el Informe Mundial sobre las Drogas de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC).
Colombia es el mayor productor de coca¨ªna, aunque en comparaci¨®n con otras drogas, esta sustancia solo representa el 5% del consumo a nivel mundial. Ninguna de las estrategias para acabar con la coca ¡ªentre ellas la aspersi¨®n a¨¦rea de glifosato (prohibida desde 2015 por sus efectos nocivos y defendida por el Gobierno de Iv¨¢n Duque), la erradicaci¨®n forzada y la sustituci¨®n por cultivos de uso l¨ªcito¡ª ha logrado detener la comercializaci¨®n creciente de la coca¨ªna, que lleg¨® a sus m¨¢s altos niveles en 2020, en plena pandemia: registr¨® un aumento del 11% respecto a 2019, tras alcanzar las 1.982 toneladas, de acuerdo con el informe de la UNODC.
Las incautaciones de coca¨ªna en el mundo tambi¨¦n aumentaron: se lleg¨® a un r¨¦cord de 1.424 toneladas en 2020. Debido al cierre de las fronteras entre marzo de 2020 a marzo de 2021 y un mayor control en las carreteras, casi el 90% de la coca¨ªna incautada a nivel mundial fue traficada en contenedores o por v¨ªa mar¨ªtima. De hecho, Colombia es el pa¨ªs que m¨¢s registra incautaciones de estupefacientes con el 41% de la droga decomisada en todo el mundo; le sigue Estados Unidos con el 11%, y Ecuador, con el 6,5%.
La guerra contra todo tipo de drogas o estupefacientes en Colombia se ha dirigido b¨¢sicamente contra el comercio de coca¨ªna. El exministro de Justicia Yesid Reyes explica que no hay una soluci¨®n global para el problema de las drogas. ¡°Cada pa¨ªs tiene problemas espec¨ªficos y debe atacarlos de modo distinto; nuestro principal problema son las plantaciones de coca¡±, comenta Reyes, que actualmente es director del departamento de Derecho Penal de la Universidad Externado.
Reyes cree que la estrategia de Colombia deber¨ªa enfocarse en el programa de sustituci¨®n de cultivos de uso il¨ªcito, y no en la erradicaci¨®n forzosa de la hoja de coca, cuyos ¡°cultivos terminan resembr¨¢ndose en la mitad de los casos¡±. El exministro asegura que con el primer programa la resiembra es del 0,6%.
Dar de baja a poderosos cabecillas del narcotr¨¢fico, como Pablo Escobar, o la extinci¨®n de grandes carteles como el del Norte del Valle, no ha acabado ¡ªni siquiera ha afectado¡ª la comercializaci¨®n de la coca¨ªna; de hecho, el mercado ha crecido tanto en rutas como en el n¨²mero de grupos criminales que manejan el negocio. Los golpes con bajas notables solo han servido para que los gobiernos se ufanen y muestren resultados, pero no para desmantelar las estructuras criminales. Cuando un capo de las drogas cae, autom¨¢ticamente surge uno o m¨¢s que toman el mando de las operaciones.
En una conferencia de la Universidad de la Rep¨²blica de Uruguay, en 2015, el experto en el tema antidrogas Felipe Tasc¨®n dijo que desde sus comienzos la guerra contra las drogas fue dise?ada para fracasar: ¡°No atacan las causas, solo interesa presentar ante el p¨²blico norteamericano a los extraditados como ?positivos? de guerra¡±.
Llama la atenci¨®n tambi¨¦n c¨®mo en Colombia, seg¨²n el mismo informe de la UNODC, han disminuido los cultivos de hoja de coca (materia prima para el clorhidrato de coca¨ªna), pero, parad¨®jicamente, ha aumentado el 8% de la producci¨®n del estupefaciente. El pa¨ªs tiene alrededor de 143.000 hect¨¢reas cultivadas de hoja de coca.
Catalina Gil Pinz¨®n, oficial del Programa en Pol¨ªtica de Drogas de la Open Society Foundations, cree que, aunque operativamente la guerra contra las drogas ha sido un fracaso, a nivel narrativo ha sido muy exitosa. ¡°Todas esas propagandas que nos han mostrado que la guerra es la peor amenaza que hay en el mundo, o que toda la violencia en Colombia es por el narcotr¨¢fico, son bastante exitosas y calan mucho en la ciudadan¨ªa¡±, dice Gil, que cree que el camino es la regularizaci¨®n, y no la prohibici¨®n de las drogas. ¡°Regular permite, justamente, reducir los riesgos y da?os asociados al consumo¡±, dice, mientras hace ¨¦nfasis en que todas las sustancias tendr¨ªan distinto marco regulatorio.
El gasto de la guerra es incalculable, aunque las cifras pasan los miles de millones de d¨®lares. La prohibici¨®n y la criminalizaci¨®n en los pa¨ªses productores ha sido el enfoque de la pol¨ªtica antidrogas. No obstante, no se ha puesto ¨¦nfasis en los pa¨ªses consumidores.
Para Juan Carlos Garz¨®n, investigador asociado a la Fundaci¨®n Ideas para la Paz, el enfoque prohibicionista de las drogas no ha funcionado. ¡°La expectativa de que no haya demanda de drogas ilegales es poco realista¡±, observa Garz¨®n, que pone ¨¦nfasis en que hay otras drogas que est¨¢n causando muchos m¨¢s impactos que la coca¨ªna. Cree que la apuesta de Petro es disruptiva pues pone a Colombia en la posici¨®n de v¨ªctima y no asume la corresponsabilidad que han tenido tambi¨¦n las ¨¦lites colombianas al respaldar la guerra. ¡°En Colombia, la guerra contra las drogas no se ha dado en el vac¨ªo sino en intersecci¨®n con otras guerras; la guerra contra las drogas ha sido funcional para otras cosas. Lo que hemos tenido hasta ahora es una pol¨ªtica muy fuerte contra los d¨¦biles, pero muy d¨¦bil frente a los que tienen mayor capacidad de corrupci¨®n y violencia¡±, finaliza.
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