Los tiempos del ELN
El anuncio del secuestro es importante, pero no hay nada que celebrar, pues no viene acompa?ado de liberaciones. Sin embargo, significa un peque?o aire en una mesa que se estaba ahogando
El a?o termina con un tibio anuncio de suspensi¨®n del secuestro por parte del ELN sin que se hable de liberaciones. No sobra recordar que este 2023 comenz¨® con el portazo de esa misma guerrilla a la oferta de cese al fuego bilateral del Gobierno. El presidente Gustavo Petro se anticip¨® a hacer el anuncio de un acuerdo que faltaba cocinar y la guerrilla, sin reconocer que era una concesi¨®n del Estado, se dio el lujo de decir que no se hab¨ªa pactado. Es un a?o completo ...
El a?o termina con un tibio anuncio de suspensi¨®n del secuestro por parte del ELN sin que se hable de liberaciones. No sobra recordar que este 2023 comenz¨® con el portazo de esa misma guerrilla a la oferta de cese al fuego bilateral del Gobierno. El presidente Gustavo Petro se anticip¨® a hacer el anuncio de un acuerdo que faltaba cocinar y la guerrilla, sin reconocer que era una concesi¨®n del Estado, se dio el lujo de decir que no se hab¨ªa pactado. Es un a?o completo de tire y afloje sin mayores avances y, lo m¨¢s importante, sin que a¨²n las comunidades sientan alg¨²n alivio en la violencia. Los tiempos del ELN son otros y el pa¨ªs necesita resultados concretos ya para poder creer.
En el comunicado de cierre del quinto ciclo de conversaciones realizado en M¨¦xico se incluyeron varios acuerdos. El punto dos de ellos establece: ¡°La suspensi¨®n de las retenciones con fines econ¨®micos, seg¨²n el ELN, en el marco de la prolongaci¨®n del cese al fuego prevista para finales de enero del a?o entrante¡±. En el lenguaje, que no es menor, se impuso la narrativa guerrillera y no se menciona la palabra secuestro. Adem¨¢s, brilla por su ausencia el anuncio de liberaci¨®n inmediata de todos los secuestrados que todav¨ªa esa guerrilla tiene en su poder. Nada se dice sobre eso.
En varias oportunidades los delegados en la mesa han dicho que nunca se hab¨ªa llegado tan lejos en las conversaciones con una guerrilla que ha mostrado una y otra vez ser incapaz de avanzar hacia la paz a pesar de los m¨²ltiples procesos. El primer intento frustrado de di¨¢logo fue en 1975 en el gobierno de Alfonso L¨®pez Michelsen. Y aqu¨ª seguimos. Puede ser cierto que ahora hay avances nunca antes logrados y esos matices los ven los expertos en negociaci¨®n, pero a ojos del pa¨ªs y de las poblaciones que padecen las acciones violentas del ELN, las hostilidades siguen y la voluntad de paz no se ve. Secuestros, extorsiones, paros armados, reclutamiento, todo sigue.
No ayudan las declaraciones arrogantes de los l¨ªderes guerrilleros que defienden todav¨ªa la pr¨¢ctica del secuestro, que ellos llaman retenci¨®n, como si fuera un derecho que tienen para conseguir recursos. Lo dicen sin verg¨¹enza alguna, como si la vida de una persona fuera una moneda de cambio. Al decirlo ponen en evidencia lo lejos que est¨¢n de entender al pa¨ªs en el que viven y el rechazo que su violencia produce en los ciudadanos. El secuestro no es una opci¨®n tolerable y la liberaci¨®n de todos los secuestrados debe ser condici¨®n m¨ªnima para seguir hablando.
La paz total muestra pocos resultados tangibles y por eso es dif¨ªcil ser optimista. Se sab¨ªa que no hay proceso f¨¢cil y que se negocia en medio de la guerra para acabar la guerra, pero cuando se pasa revista al di¨¢logo con el ELN se ven meses y meses de encuentros sin muchos avances. El anuncio del secuestro es importante, pero est¨¢ lejos de ser suficiente. No hay nada que celebrar, aunque sea bienvenido ese peque?o aire en una mesa que se estaba ahogando pol¨ªticamente.
El anuncio del acuerdo lo comunic¨® Vera Grabe, la nueva jefa de la mesa de negociaci¨®n con el ELN. Con ella y con Otty Pati?o como Comisionado de Paz, se espera un nuevo impulso a un proceso accidentado. Dos personas que conocieron la guerra por dentro desde el M19 y que luego han hecho la paz, pueden tener las herramientas adecuadas para hablar con una guerrilla anclada en el pasado, convertida en un fallo hist¨®rico que se niega a desaparecer.
No es menor el simbolismo de esa mesa porque el ELN habla por primera vez con un Gobierno de izquierda que muestra c¨®mo al poder se llega por las urnas y no por las balas. La negociaci¨®n la encabezan exguerrilleros: adem¨¢s del comisionado y la jefa de mesa, tambi¨¦n el presidente lo es. Eso no los define y los tres son mucho m¨¢s, pero les da otra perspectiva para dialogar. La pregunta es si los delegados de la guerrilla que siguen en armas podr¨¢n leer el momento para entender lo que est¨¢ en juego y si esta vez est¨¢n dispuestos a desarmarse porque ese es el objetivo final de cualquier negociaci¨®n. De eso no se habla todav¨ªa, pero si no vamos hacia all¨¢, ?cu¨¢l es entonces el norte de la conversaci¨®n?
En Colombia somos expertos en procesos de paz. Hay algunos exitosos y otros tantos fracasados. Cada uno confirma que es imposible acabar la guerra por la v¨ªa del exterminio total de los armados. Las guerras se acaban en acuerdos y ya es hora de que el ELN deje las armas. Sin embargo, la lentitud con la que avanzan en la negociaci¨®n y la sensaci¨®n de verlos atascados en otro momento, no permiten hacerse muchas ilusiones.
Buscar un acuerdo es una obligaci¨®n moral en un pa¨ªs tan golpeado por la guerra. Llevar el proceso con respeto por la sociedad y siempre teniendo a las v¨ªctimas de la violencia en el centro es lo que corresponde. El Gobierno no puede olvidar que nos representa a todos en esa mesa y el pa¨ªs hace hoy reclamos concretos: el ELN debe liberar ya a los secuestrados sin condiciones y debe parar toda agresi¨®n a la poblaci¨®n civil. ?Lo har¨¢?
Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter de EL PA?S sobre Colombia y aqu¨ª al canal en WhatsApp, y reciba todas las claves informativas de la actualidad del pa¨ªs.