El enemigo es el pesimismo
Un manejo ordenado de la comunicaci¨®n del Gobierno es una prioridad para que la opini¨®n p¨²blica recupere una cierta tranquilidad y serenidad
La reciente reuni¨®n del foro de Davos sirvi¨® para medir el clima de confianza a nivel de los grandes l¨ªderes mundiales. El term¨®metro de optimismo registr¨® temperaturas bajas. Con excepciones, el tono de las intervenciones y debates no fue positivo. Permanecen las preocupaciones con los temas geopol¨ªticos (Ucrania, Gaza y Taiw¨¢n), electorales (Trump vs. Biden, M¨¦xico, Parlamento Europeo y Venezuela), econ¨®micos (posibilidad de un repu...
La reciente reuni¨®n del foro de Davos sirvi¨® para medir el clima de confianza a nivel de los grandes l¨ªderes mundiales. El term¨®metro de optimismo registr¨® temperaturas bajas. Con excepciones, el tono de las intervenciones y debates no fue positivo. Permanecen las preocupaciones con los temas geopol¨ªticos (Ucrania, Gaza y Taiw¨¢n), electorales (Trump vs. Biden, M¨¦xico, Parlamento Europeo y Venezuela), econ¨®micos (posibilidad de un repunte de la inflaci¨®n y tasas de inter¨¦s), sociales (migraci¨®n y xenofobia) y ambientales.
En el plano local tambi¨¦n hay desaf¨ªos complejos. El primero de ellos es mejorar la capacidad de ejecuci¨®n del Gobierno. Demasiada energ¨ªa se concentra en discusiones y debates ideol¨®gicos mientras la econom¨ªa muestra se?ales de estancamiento. La eficiencia de las pol¨ªticas p¨²blicas sufre por la ausencia de resultados concretos. Se requiere un estado que, en lugar de desgastarse en peleas innecesarias, pueda liderar con hechos y no con discursos.
A nadie le conviene el pesimismo.
El primer interesado es el Gobierno, cuya popularidad muestra una preocupante ca¨ªda. Un manejo ordenado de la comunicaci¨®n es una prioridad para que la opini¨®n p¨²blica recupere una cierta tranquilidad y serenidad. Por la complejidad de los temas que enfrentan, los gobiernos deben procurar transmitir mensajes de seguridad y seriedad. Para los gobiernos es preferible, en muchas ocasiones, evitar responder a los ataques de la oposici¨®n, cuya tarea es siempre m¨¢s f¨¢cil e irresponsable.
Al sector productivo tambi¨¦n le conviene que el entorno no sea pesimista. La teor¨ªa econ¨®mica ha demostrado la importancia de las expectativas en la toma de decisiones. Si los empresarios se contagian de pesimismo no invierten, si no invierten no crean empleo y sin empleo no hay consumo para sus bienes y servicios. Sin optimismo las personas anticipan tiempos dif¨ªciles y se refugian en el ahorro, lo que debilita la demanda y frena el crecimiento.
M¨¢s all¨¢ de los debates ideol¨®gicos, la econom¨ªa requiere estabilidad y confianza, dos activos que son de inmenso valor. El reto m¨¢s importante para el actual Gobierno es demostrar que la izquierda no tiene por qu¨¦ ser sin¨®nimo de preocupaci¨®n o ansiedad econ¨®mica. En las naciones europeas, derecha y de izquierda se alternan en el poder sin que ello genere crisis en sus econom¨ªas. Un mayor ¨¦nfasis en las pol¨ªticas sociales, como lo propone el Gobierno, no deber¨ªa ser motivo para que la estabilidad econ¨®mica se pusiera en peligro.
A¨²n aquellos que no comparten las ideas del Gobierno deben poder tener la seguridad de que el pa¨ªs no entrar¨¢ en un escenario inviable o insostenible.
Una mirada a estos temas globales y nacionales confirmar¨ªa que existen muchos motivos v¨¢lidos para ser pesimista. Esa actitud en nada contribuye a enfrentar la coyuntura actual. En el mundo real, en el de las empresas y los ciudadanos, el optimismo es una obligaci¨®n. As¨ª los temas sean dif¨ªciles, ni los empresarios ni los individuos pueden darse el lujo de ser negativos. Esa debe ser la actitud.
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