NARCOTR?FICO URBANO, con may¨²sculas
Es un error creer que la seguridad en las ciudades se recuperar¨¢ con operaciones aisladas, con acciones ochenteras y noventeras, con grandes titulares en los medios de comunicaci¨®n o con frases altisonantes
Cuatro pel¨ªculas evidenciaron la transformaci¨®n de las favelas en R¨ªo de Janeiro y, con ella, la consolidaci¨®n del narcotr¨¢fico urbano como una poderosa amenaza para la vida en las ciudades. Desafortunadamente, la discusi¨®n fundamental no fue sobre el avance veloz del crimen, ni sus primeros rastros se usaron para reflexionar sobre lo que estaba ocurriendo en las ciudades y c¨®mo enfrentarlo. Hoy, sus poderosos tent¨¢culos tienen acorraladas a las personas y perdidos...
Cuatro pel¨ªculas evidenciaron la transformaci¨®n de las favelas en R¨ªo de Janeiro y, con ella, la consolidaci¨®n del narcotr¨¢fico urbano como una poderosa amenaza para la vida en las ciudades. Desafortunadamente, la discusi¨®n fundamental no fue sobre el avance veloz del crimen, ni sus primeros rastros se usaron para reflexionar sobre lo que estaba ocurriendo en las ciudades y c¨®mo enfrentarlo. Hoy, sus poderosos tent¨¢culos tienen acorraladas a las personas y perdidos a los Gobiernos que no saben c¨®mo enfrentarlo.
En 1959 las favelas de R¨ªo de Janeiro, el carnaval y la a¨²n desconocida bossa nova quedaron inmortalizadas, rom¨¢nticamente, en la pel¨ªcula Orfeu Negro. Basada en una pieza original de Vinicius de Morais, Orfeu da Concei??o, esta pel¨ªcula fue una oda a la belleza, la esperanza, la alegr¨ªa, al amor¡ todo a pesar de tener como principal escenario los populosos morros cariocas. Ni la pobreza, la muerte, el desorden, la informalidad o la falta de oportunidades podr¨¢n apagar la llama de un mejor ma?ana, es lo que parec¨ªa sembrar la ic¨®nica obra.
En 2002 lleg¨® al cine una cruda fotograf¨ªa. Recreando una serie de hechos que tuvieron lugar en los a?os setenta, Cidade de Deus mostr¨® c¨®mo la delincuencia coloniz¨® los espacios donde el Estado brillaba por su ausencia; c¨®mo el crimen se convirti¨® en el principal mecanismo de ascenso social y de acceso a las oportunidades; c¨®mo el narcotr¨¢fico se apoder¨® de las din¨¢micas econ¨®micas y sociales de los entornos urbanos con el uso de la violencia y el consumo de drogas.
En 2007 vimos Tropa de Elite. Esta pel¨ªcula tuvo un doble matiz. Por un lado, abord¨® el poder que las bandas de narcotraficantes lograron establecer para controlar las din¨¢micas sociales alrededor de los barrios. Por el otro, c¨®mo la corrupci¨®n y las autoridades facilitaron la consolidaci¨®n del poder criminal, principalmente en los sectores menos favorecidos. Como ingrediente adicional, una clase media consumidora de droga se convirti¨®, con sus recursos, en motor de la violencia y las estructuras de poder.
En 2010 fue el turno de Tropa de Elite 2. Aunque el narcotr¨¢fico estuvo presente y fue el eje transversal de la pel¨ªcula, fueron los pol¨ªticos y la corrupci¨®n los que hicieron posible la materializaci¨®n de los hilos de poder. Pero, adem¨¢s, las milicias urbanas, compuestas por expolic¨ªas y exmilitares, aparecieron como mecanismos de autodefensa que agenciaron la violencia y controlaron el acceso a los servicios, en la mayor¨ªa de los casos, en relaci¨®n con pol¨ªticos y delincuentes.
Pero la realidad super¨® a la ficci¨®n. El narcotr¨¢fico perme¨® hasta sus ra¨ªces a la sociedad, su alta rentabilidad lo volvi¨® irresistible para muchas personas, los pol¨ªticos vieron una fuente de recursos y poder casi ilimitada y las autoridades se corrompieron. En 2022, los resultados de una investigaci¨®n de GENI/UFF y Fogo Cruzado evidenciaron que las organizaciones criminales controlaban el 25% de los barrios de R¨ªo, equivalentes a casi el 60 % del territorio de la ciudad. Esto representa 2,1 millones de personas, el 33 % de la poblaci¨®n de la ciudad, bajo su dominio.
Si por Brasil llueve, en Am¨¦rica Latina no escampa. Seg¨²n la cuarta edici¨®n de Riesgo Pol¨ªtico Am¨¦rica Latina 2024, el crimen organizado es el responsable de casi la mitad de los homicidios en Latinoam¨¦rica y el Caribe; y la alta producci¨®n de coca¨ªna en Per¨², Bolivia y Colombia increment¨® la violencia entre grupos criminales locales e internacionales en Ecuador, que pas¨® de tener seis homicidios por cada 100.000 habitantes en 2018, a 46 en 2023. Pero el problema no solo est¨¢ en ese pa¨ªs. En Chile, la percepci¨®n de inseguridad lleg¨® al 90,6%, la m¨¢s alta en 10 a?os, seg¨²n la Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Ciudadana (ENUSC). La tasa de homicidios el a?o pasado lleg¨® a siete por cada 100.000 habitantes, mientras que el uso de armas de fuego que disparan r¨¢fagas est¨¢ en aumento. En M¨¦xico el narcotr¨¢fico es el quinto mayor empleador del pa¨ªs, seg¨²n un informe publicado por la revista Science. En Argentina, se calcul¨® que en 2017 el negocio de la coca¨ªna y la marihuana movi¨® m¨¢s de 1.110 millones de d¨®lares.
En Colombia, en los a?os ochenta y noventa, el Estado declar¨® la guerra a los carteles de la droga de Medell¨ªn y Cali con una perspectiva nacional, pero con un enfoque en la estructura delictiva. Los servicios de inteligencia y la fuerza operativa desplegaron t¨¢cticas que dieron como resultado grandes golpes al crimen organizado. Sin embargo, con la ca¨ªda de los capos los grupos mutaron, se hicieron menos visibles, con estructuras menos r¨ªgidas y con una divisi¨®n m¨¢s precisa de la cadena log¨ªstica. Al mismo tiempo, lograron permear y luego controlar las din¨¢micas de la mayor¨ªa de los delitos que se cometen en los centros urbanos.
?Qu¨¦ hacer entonces? Es un error creer que la seguridad en las ciudades se recuperar¨¢ con operaciones aisladas, con acciones ochenteras y noventeras, con grandes titulares en los medios de comunicaci¨®n o con frases altisonantes. Es fundamental cambiar el enfoque. No se pueden lograr resultados positivos si se act¨²a de la misma manera que ha llevado al fracaso. Hacer frente al narcotr¨¢fico urbano requerir¨¢ de acciones conjuntas en las que gobiernos y autoridades de diversas ciudades se articulen, hagan inteligencia y act¨²en de manera sincronizada, mientras fortalecen la justicia, ampl¨ªan la cobertura de los servicios sociales y democratizan el acceso a las oportunidades.
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