Petro no da su brazo a torcer en asuntos clave y mejora su popularidad
El presidente no cede a pesar de los cuestionamientos por supuestas presiones a la Justicia, las acciones de su canciller y los nombramientos en altos cargos de Presidencia
La tesis que circul¨® hace dos a?os en las esferas del poder colombiano es que Gustavo Petro no pod¨ªa gobernar el pa¨ªs en solitario, a su manera. Necesitaba un anclaje con el centro pol¨ªtico que desactivase el miedo que provocaba su advenimiento. El presidente puso a su lado a economistas liberales curtidos que aseguraban su hilo directo con los magnates del pa¨ªs y relajaban el estr¨¦s de los mercados. Esa especie de peque?o gobierno de concertaci¨®n lo desnaturaliz¨®, no le dej¨® ser ¨¦l y acab¨® por romperlo. Morir¨ªa con sus ideas, dijo. Su popularidad lo resinti¨®. Se gener¨® mucho ruido a su alrededor y eso, sumado a la par¨¢lisis del Gobierno, lo desgast¨®. El propio Petro reconoce que se ha perdido tiempo y que necesita recuperarlo en lo que le queda en Palacio. Y eso pasa por volver a su esencia y no dar su brazo a torcer en asuntos que considera vitales, aunque tenga a todo el mundo en contra, a veces su propio c¨ªrculo.
Ese Petro, poco pr¨¢ctico si se quiere, ha mantenido a su lado a Laura Sarabia, su segunda, a pesar de que sea investigada por la Fiscal¨ªa en un caso enrevesado por el pol¨ªgrafo al que se someti¨® a su ni?era. No deja caer al canciller ?lvaro Leyva por haber convertido un asunto administrativo, la impresi¨®n de pasaportes, en una crisis institucional. Lo m¨¢s f¨¢cil habr¨ªa sido quitarse a Leyva de en medio y poner en su lugar al que ahora act¨²a de canciller temporal, Luis Gilberto Murillo, un tipo de apariencia impecable que suena como sucesor de Petro. Pero eso ser¨ªan c¨¢lculos pol¨ªticos que har¨ªan el promedio de dirigentes. ?l se sale de la media en todos los sentidos.
A lo largo de su carrera no le ha huido a la fricci¨®n. Sobre ella edific¨® su imagen y se hizo popular en un pa¨ªs que ¡ªhasta su elecci¨®n¡ª prefer¨ªa votar a l¨ªderes cercanos al establishment. Buena parte de su ¨¦xito proviene de sus disputas p¨²blicas con el expresidente derechista ?lvaro Uribe, quien gobern¨® Colombia por dos periodos consecutivos y dej¨® la jefatura de Estado en 2010 con un ¨ªndice de aprobaci¨®n del 63%. Erigirse en el n¨¦mesis del principal fen¨®meno pol¨ªtico de las ¨²ltimas cuatro d¨¦cadas prob¨® ser ¨²til. Cuando la imagen de Uribe se afect¨® negativamente en los a?os posteriores, Petro oli¨® la oportunidad y dio el salto a escenarios de poder desconocidos para la izquierda, convirti¨¦ndose en alcalde de Bogot¨¢ y luego en presidente. Chocar seguido con sus adversarios para apalancarse lo trajo hasta este punto y parece que se niega a dejar de hacerlo.
La insistencia de Petro para que la Corte Suprema elija pronto a una nueva fiscal general; su defensa cerrada de Leyva; y los nombramientos de Sarabia, sumado al de Gustavo Bol¨ªvar, en altas posiciones en el Gobierno son una muestra de que sigue apegado a esta f¨®rmula. Estas decisiones le han acarreado decenas de cr¨ªticas, que se suman a las que ya exist¨ªan a ra¨ªz del paquete de reformas que present¨® al Legislativo, pero el presidente se mantiene firme. Es dif¨ªcil evocar un episodio en sus 40 a?os de vida p¨²blica en el que se haya echado para atr¨¢s. De su etapa como alcalde se recuerdan momentos en los que prefer¨ªa mostrarle la puerta de salida a sus funcionarios antes que ceder en la implementaci¨®n de alguna de sus pol¨ªticas. Algo similar le ha sucedido en su mandato con la renuncia de algunos de sus ministros, como Alejandro Gaviria y Jos¨¦ Antonio Ocampo, economistas que encabezaron las carteras de Salud y Hacienda durante los primeros meses de su Administraci¨®n y con los que termin¨® en malos t¨¦rminos.
Eso lo aplica a todos los campos. La Fiscal¨ªa General de la Naci¨®n es la entidad encargada de investigar y llevar a juicio a los criminales en Colombia. Es una entidad con excesivo poder burocr¨¢tico y pol¨ªtico. Actualmente, est¨¢ dirigida interinamente por Martha Mancera, una mujer que no es de los afectos de Petro. Pero la incomodidad del presidente con Mancera no es directamente con ella, sino con su antiguo jefe, Francisco Barbosa, quien fue fiscal en propiedad hasta el pasado 13 de febrero y aprovech¨® el cargo para oponerse a muchos de los planes del Gobierno. La relaci¨®n entre los dos fue tensa ¡ªBarbosa llam¨® a Petro ¡°dictador¡± y este lo acus¨® de querer forzar ¡°una ruptura institucional¡± para sacarlo del poder¡ª por lo que el presidente ha sido insistente en que la Corte Suprema de Justicia elija pronto a su reemplazo. Los jueces de la Corte, desde finales de septiembre, eval¨²an los curr¨ªculos de las ternadas, pero no han logrado llegar a un acuerdo sobre cu¨¢l debe ser la elegida.
El 8 de febrero se llev¨® a cabo una de las votaciones. No hubo humo blanco, lo que llev¨® a Mancera a ocupar temporalmente, desde entonces, las funciones de Barbosa. Una multitud molesta se agrup¨® en la entrada de las instalaciones de la Corte e impidi¨® la salida de los miembros de la Corte. Si bien el presidente no convoc¨® a los manifestantes, s¨ª lo hicieron sindicatos de maestros que apoyaron su candidatura. El incidente no cay¨® bien entre los altos dirigentes de la Justicia, que publicaron comunicados rechazando lo sucedido y calific¨¢ndolo como un ataque a la democracia. Para Petro era lo contrario, la expresi¨®n m¨¢xima de la voz del pueblo. La oposici¨®n enfil¨® sus cuestionamientos al presidente, acus¨¢ndolo de presionar a los magistrados. Se tem¨ªa una posible confrontaci¨®n del Gobierno con la Rama Judicial. No necesariamente solo por esto, pero en la siguiente semana subi¨® su popularidad del 26 al 35%.
La ruptura con los jueces no se lleg¨® a producir. Otra votaci¨®n se celebr¨® posteriormente y el n¨²mero de votos obtenido por una de las ternadas indica que est¨¢ pr¨®ximo el anuncio de una nueva fiscal. La cantidad de apoyos ha ido creciendo en favor de las ternadas y es posible que pronto se conozca qui¨¦n ser¨¢ la siguiente fiscal general. Petro est¨¢ a punto de salirse otra vez con la suya. Ni cediendo ni d¨¢ndole gusto a nadie, simplemente siendo ¨¦l. Este mi¨¦rcoles fue convocada una marcha opositora en el centro de Bogot¨¢ que apenas tuvo repercusi¨®n. Las calles no luc¨ªan tan llenas como en protestas pasadas. Petro ha encontrado su sitio en el enroque.
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