Los timos financieros siguen cautivando a los m¨¢s ricos en Colombia
Las estafas como la del ganadero Felipe Rocha tienen el terreno abonado en un pa¨ªs donde el af¨¢n por conseguir dinero f¨¢cil se mezcla con un mercado de inversiones limitado
Los casos de estafas piramidales, esquemas Ponzi u otros fraudes financieros similares que no se hayan derrumbado o terminado con sus responsables en la c¨¢rcel son apenas contados. El ganadero bogotano Felipe Rocha, autor de uno de los timos millonarios m¨¢s recientes en Colombia, se entreg¨® el martes a la Fiscal¨ªa, tras la decisi¨®n de un juez de dictar medida de aseguramiento contra el empresario por el delito de estafa agravada en masa. Ahora uno de...
Los casos de estafas piramidales, esquemas Ponzi u otros fraudes financieros similares que no se hayan derrumbado o terminado con sus responsables en la c¨¢rcel son apenas contados. El ganadero bogotano Felipe Rocha, autor de uno de los timos millonarios m¨¢s recientes en Colombia, se entreg¨® el martes a la Fiscal¨ªa, tras la decisi¨®n de un juez de dictar medida de aseguramiento contra el empresario por el delito de estafa agravada en masa. Ahora uno de los interrogantes en el caso del ganado falso del hierro de Achury Viejo es c¨®mo fue posible que tantos inversores de la alta sociedad, con estudios financieros e informaci¨®n suficiente, hayan ca¨ªdo sin apenas pesta?ear.
Para la unidad encargada de inspeccionar los casos de captaci¨®n ilegal de la Superintendencia Financiera (SFC), 2023 supuso uno de los cursos m¨¢s agitados. El ente regulador intervino con medidas cautelares 13 negocios que alcanzaron a afectar a unas 604 personas que creyeron estar depositando su dinero en alg¨²n invento m¨¢gico que les aportar¨ªa un retorno monetario permanente de dos d¨ªgitos. A medida que la publicidad en las redes sociales se difunde con m¨¢s celeridad, el trabajo de los reguladores se complica.
Aunque a primera vista el n¨²mero de damnificados parece marginal, Jos¨¦ Camilo Torres, director de control y ejercicio ilegal de la actividad financiera en la SFC, completa el retrato: ¡°El a?o pasado fue muy fuerte. El valor captado fue de 21.300 millones de pesos (unos cinco millones de euros). Esas son cifras de los casos donde ha habido proceso de intervenci¨®n. Pero sabemos que en esos negocios se han presentado m¨¢s de 4.000 personas a reclamar montos cercanos a los 100.000 millones de pesos¡±. La dimensi¨®n de los negocios como los de Rocha o el sonado DMG, a?ade, es mucho mayor.
El esquema piramidal cl¨¢sico promete unas rentabilidades altas a los precursores de la estructura y a los inversores que se apuntan temprano al proyecto. El sostenimiento de la pir¨¢mide, en teor¨ªa, depende de los dep¨®sitos de nuevos clientes que entran para tapar las posibles retiradas de fondos precedentes. En el caso de Felipe Rocha, los beneficios excepcionales estaban mediados por la cr¨ªa y venta de un lote con ganado inexistente. En este caso se ha llegado a hablar de un agujero financiero que ha basculado entre los 70.000 y los 16.500 millones de pesos, y que ha afectado a 85 personas, entre las que se contaban varios miembros de su c¨ªrculo m¨¢s ¨ªntimo.
¡°El colombiano por naturaleza, y especialmente la clase alta¡±, explica Fabio Humar, abogado de una treintena de las v¨ªctimas, ¡°tiene la mentalidad del golden ticket¡±. Lo dice en referencia a los cupones dorados del cuento infantil Charlie y la f¨¢brica de chocolate: ¡°La clase alta cree, por alguna raz¨®n, que han descubierto un negocio rentable que nadie m¨¢s ha hallado, y que los inversores son unos pocos elegidos¡±.
El problema no se circunscribe solo a Colombia. En el caso estadounidense salta a la vista la estafa de Bernard L. Madoff, quien embauc¨® a 40.000 personas por unos 65.000 millones de d¨®lares desde los a?os ochenta. Entre ellos se hallaban decenas de inversionistas acreditados y bien conectados a nivel mundial que, seg¨²n Marie Springer, la autora de The politics of Ponzi Schemes: History, Theory and Policy, habr¨ªan apostado su dinero sin tener mayor tiempo para dudar o hacerle auditor¨ªa al sistema. La mayor estafa reciente en Colombia fue bautizada con las iniciales de su dise?ador: DMG (David Murcia Guzm¨¢n). Su historia oblig¨® al presidente ?lvaro Uribe a decretar el estado de emergencia para responder a m¨¢s de 500.000 personas afectadas por un fraude de m¨¢s de 2.000 millones de d¨®lares de entonces.
Entre ellos se contaban dos familiares del profesor de Econom¨ªa de la Universidad de los Andes Daniel Mej¨ªa. ¡°Dos profesionales de la Universidad Nacional. Profesores universitarios que no eran ni economistas ni expertos en administraci¨®n de empresas, pero tampoco personas de ingresos bajos en una zona remota¡±, aclara Mej¨ªa. El acad¨¦mico, que public¨® junto a otros tres investigadores un estudio sobre DMG, recuerda que el 80% de los inversores en Colombia perdieron toda su plata: ¡°Muchos de los montos que la gente invert¨ªa eran de miles de millones de pesos. No eran personas de bajos recursos que uno pudiera imaginar que tuvieron poco acceso a la banca formal¡±.
Se trata de otro factor que Humar enlista, a falta de mayor literatura sobre el tema en Colombia, para tratar de comprender el fen¨®meno social: ¡°El mercado financiero no es robusto, ni ofrece opciones interesantes de inversi¨®n. Cualquier persona con excedentes de liquidez, que quiera invertir, tiene pocas posibilidades, muy poco atractivas¡±. Detalla que los CDT (Certificado de Dep¨®sito a T¨¦rmino), los fondos de inversi¨®n o cuentas de ahorro no son canales con un men¨² amplio de buenos rendimientos. ¡°Por eso, en parte, cuando aparecen estos esquemas que a primera vista son novedosos y ofrecen beneficios atractivos, es normal que la gente caiga¡±, remata.
La psic¨®loga jur¨ªdica Mayerly Estrada, sin embargo, llama la atenci¨®n sobre la necesidad de evitar generalizaciones a la hora de caracterizar tanto a los estafadores como a sus v¨ªctimas. ¡°Los medios ponen, a veces, el foco sobre los casos que involucran a personas con mayores recursos econ¨®micos. Como han recibido m¨¢s educaci¨®n, m¨¢s instrucci¨®n financiera y universitaria, se espera de ellos una conducta m¨¢s responsable o cauta. Pero en realidad lo mismo sucede con los pol¨ªticos, que a pesar de sus privilegios, son los m¨¢s proclives a la corrupci¨®n¡±.
En todo caso la explicaci¨®n fundamental para que miles de colombianos de la ¨¦lite sigan cayendo en estos fraudes cada vez descansa menos en la ignorancia. En consecuencia, cuando casos como el de Rocha vuelven a saltar, siempre aflora un rasgo cong¨¦nito de la condici¨®n humana: la codicia. La acad¨¦mica Marie Springer se pregunta en su libro: ¡°Si [Madoff] recibi¨® 150 a?os de prisi¨®n, ?por qu¨¦ alguien habr¨ªa de emprender un esquema Ponzi y pensar que se puede salir con la suya? Pero los hay. Ellos creen que son m¨¢s listos¡±. Fabio Humar hila m¨¢s fino y pone sobre la mesa un rasgo local: ¡°En Colombia el narco, con su ¨¦tica y est¨¦tica, nos dej¨® la impronta mortal de que el dinero f¨¢cil es posible. Con ser vivo basta¡±.
Karina Cruz, directora de iniciativas empresariales y sector privado en la oeneg¨¦ Transparencia por Colombia, argumenta que cualquier nivel de alfabetizaci¨®n financiera se desvanece frente al influjo de ciertos rasgos culturales. Para la investigadora el tejido social en Colombia est¨¢ permeado por ¡°bajos niveles de principios ¨¦ticos y morales¡±: ¡°La complicidad entre niveles ¨¦ticos bajos y la idea de la vida f¨¢cil proveniente de la cultura del narcotr¨¢fico. Eso, sumado a la ausencia del Estado en algunas zonas del pa¨ªs, son el caldo de cultivo para que estas pir¨¢mides cobren importancia en la vida econ¨®mica y social¡±.
Para Jos¨¦ Camilo Torres las explicaciones de corte socioecon¨®mico no pesan en su labor de sabueso financiero. Por su discurso desfilan todas las preocupaciones que han surgido a ra¨ªz de las nuevas estafas digitales y la complejidad para desenmascarar esquemas cada vez m¨¢s sofisticados: ¡°Como norma b¨¢sica siempre hay que tener mucho cuidado con los ofrecimientos de tasas altas en los negocios. Pero incluso para la gente m¨¢s educada, hay negocios montados sobre estructuras que no permiten identificar f¨¢cilmente lo que hay en el fondo. Hay contratos de cuentas en apariencia legales, gestores ocultos y gente que realmente se ha profesionalizado en enga?ar y estafar¡±.
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