Un nuevo relato de Colombia
Habr¨ªa que entender que el Mundial 94 es una herida hist¨®rica, no una condena eterna
La Selecci¨®n volvi¨® a bailar en los goles, en los anuncios publicitarios, en una canci¨®n de reguet¨®n. Baila y sonr¨ªe a otro ritmo mientras el mundo del f¨²tbol la da como opcionada para ganar la Copa Am¨¦rica. Una mezcla (baile y confianza) que incomoda a quienes creen que ser candidatos hace da?o, que el disfrute desconcentra, pero el juego es el que est¨¢ hablando. Colombia convence y crece desde su f¨²tbol.
El equipo de N¨¦stor Lorenzo suma 20 partidos sin perder, pero m¨¢s que el invicto, lo que atrae es la manera en la que juega. Vers¨¢til en el sistema t¨¢ctico y los nombres (hay muchas y buenas alternativas), pero con la idea clara de imponerse a trav¨¦s de que sus mejores jugadores se encuentren en el campo. A la cancha se sale a competir, no a sufrir.
?Es infalible? No. Nada es en el deporte, pero s¨ª lo es el camino. Los campeones tienen y tendr¨¢n siempre la historia como bandera. Colombia empez¨® a construir su relato de Selecci¨®n en los 80 a trav¨¦s de la figura de Francisco Maturana. ¡°Cuando la colombianidad estaba hecha pedazos, ¨¦l fue capaz de crear una manera, un estilo (¡) fue capaz de inventar una naci¨®n ef¨ªmera que nos permiti¨® so?ar¡±, afirma Omar Rinc¨®n en el ensayo El f¨²tbol, espect¨¢culo de la identidad.
Ser hincha es pertenecer. Para muchas personas en el pa¨ªs, la Selecci¨®n es el ¨²nico referente que los identifica como colombianos y la camiseta se convirti¨® ya hace tiempo en el s¨ªmbolo nacional por excelencia. Jugadores como Luis D¨ªaz, James Rodr¨ªguez, Juan Fernando Quintero o Yerry Mina son el espejo en el que se miran cientos de j¨®venes que se sue?an en otro lugar.
Habr¨ªa que entender que el fracaso del Mundial 94 es una herida hist¨®rica, pero no una condena eterna. Las causas no pueden convertirse en un peso colectivo imposible de superar. La buena gesti¨®n de los triunfos y las derrotas debe ser legado para los que vienen. Con Jos¨¦ P¨¦kerman, la Selecci¨®n cambi¨® de mentalidad, se convirti¨® en un equipo de ¨¦lite y entendi¨® que respetar al rival significa preparar cada detalle.
Esta Selecci¨®n ha recuperado el v¨ªnculo con los hinchas en un momento en el que tambi¨¦n hay nuevas voces en el periodismo, nuevas maneras de contar lo que somos, otras miradas de nuestra cultura. Incluso los anuncios publicitarios explotan esa historia que ha costado construir. Colombia no es un pa¨ªs ganador, pero de a poco aprende a reconocer el valor de lo vivido y de sus victorias.
El f¨²tbol es m¨ªstica, sentimiento, trabajo¡ todo lo que no se ve, pero que da resultados. M¨¢s all¨¢ de la pizarra, Lorenzo reformul¨® el sistema de liderazgos. En la era Lucho D¨ªaz como m¨¢xima estrella, el entrenador promovi¨® roles desde los cuales los referentes del pasado tambi¨¦n son fundamentales. La influencia de James trascendi¨® a otro lugar, tal vez m¨¢s compuesto o reposado, pero no menos importante. Figura y capit¨¢n sonr¨ªen.
La ventaja hist¨®rica en Copa Am¨¦rica la tienen Argentina (15), Uruguay (15) y Brasil (9) con el 83% de los t¨ªtulos. Tambi¨¦n se juega contra eso. ¡°La cuna del campe¨®n te garantiza una proyecci¨®n de campe¨®n. A veces escucho: ¡®Perdimos, pero tenemos que aprender del error¡¯. S¨ª, me parece bien, pero cuando perd¨¦s, aprend¨¦s a lo que no hay que hacer para perder. Pero eso no te ense?a a ganar¡±, explic¨® Lorenzo en una entrevista con EL PA?S semanas atr¨¢s. Se aprende a ganar cuando se gana.
Si competir es el camino, ?por qu¨¦ no disfrutarlo?
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