Laura Sarabia, con Petro de su lado y el ¡®petrismo¡¯ en contra
La ¡®n¨²mero dos¡¯ del Gobierno cuenta con la confianza absoluta del presidente, pero el entorno que siempre ha rodeado al mandatario siente que ocupa un lugar que le pertenece a ellos por lealtad hist¨®rica
Gustavo Petro, a lo largo de su extensa vida pol¨ªtica, ha estado acompa?ado por gente que cre¨ªa que ¨¦l representaba un cambio definitivo para Colombia, el punto de partida de un pa¨ªs nuevo. Le respaldaron en sus batallas en el Senado y despu¨¦s le defendieron en su ¨¦poca como alcalde de Bogot¨¢. Unos cuantos le conocieron incluso antes, cuando era un activista-guerrillero del M-19 enclenque y con gafas de alta graduaci¨®n. Son abogados, defensores de los derechos humanos, empresarios, intelectuales, comunicadores, pol¨ªticos. Por poner un ejemplo concreto, Hollman Morris, que le atribuye a Petro cualidades casi sobrenaturales. La mayor¨ªa de ellos dicen en p¨²blico que su ayuda es desinteresada, y en parte lo es, pero en secreto desean posicionarse lo m¨¢s cerca posible del presidente y, claro, ostentar un cargo.
Ese c¨ªrculo que se encuentra dentro del n¨²cleo de radiaci¨®n de Petro forma la intelligentia de lo que se conoce como el petrismo. Adoran al presidente, pero ¨¦l no los controla, tienen vida propia. No se parece a una organizaci¨®n vertical y de orden y mando como puede ser el chavismo. Muchos de estos elementos han sido ¨²tiles en alg¨²n punto de la carrera de Petro, pero no todos han logrado posicionarse como desear¨ªan una vez ha llegado a instalarse en la Casa de Nari?o, la residencia presidencial. Ahora mismo, quien cuenta con la absoluta confianza de Petro es Laura Sarabia, su n¨²mero dos a todos los efectos. La conoci¨® solo hace tres a?os, cuando lleg¨® como secretaria de su jefe de campa?a. Despu¨¦s de ganar las elecciones, le dio el cargo de jefa de Gabinete y le permiti¨® colocarse en el despacho de al lado, solo separado por un cuartito en el que media una secretaria. Sarabia no necesita anunciarse, sencillamente toca la puerta del despacho con los nudillos.
Tiene 30 a?os y una enorme lealtad al presidente. Decenas de consultados no pueden recordar, despu¨¦s de horas y horas de conversaciones, una cr¨ªtica al presidente, un comentario sarc¨¢stico. Su contenci¨®n resulta abrumadora. Con ese mismo celo protegi¨® a su anterior jefe, un hombre explosivo, pero astuto y conocedor de todo el entramado de la pol¨ªtica colombiana llamado Armando Benedetti. El caso es que Sarabia ocupa un lugar central en la vida personal y pol¨ªtica del presidente. As¨ª lo ha decidido ¨¦l y nadie, absolutamente nadie, ha conseguido hacerle cambiar de opini¨®n. Y no es que no lo hayan intentado. Decenas de veces. Los petristas que se consideran puros creen que ella ocupa un lugar que les corresponde en realidad a ellos, que ha venido a desplazarles a ¨²ltima hora, en el momento de mayor poder de Petro. Les sube la temperatura cuando tienen que contactarla para agendar una cita con el presidente, para enviarle un mensaje.
El petrismo murmura y desliza malidicencias. Sarabia se encuentra ahora atormentada por la sospecha de que su hermano, Andr¨¦s, ha usado su nombre y su cargo para enriquecerse. Varias periodistas de mucho nombre en Colombia se han hecho eco de esas insinuaciones y el asunto ha tenido una enorme repercusi¨®n. Esas conjeturas de mal manejo del poder tambi¨¦n han alcanzado a la primera dama, Ver¨®nica Alcocer, que ha llegado a poner una denuncia en la Fiscal¨ªa. Alcocer est¨¢ convencida de que esos ataques an¨®nimos provienen de dentro, del coraz¨®n del mismo petrismo. El entorno de Sarabia tambi¨¦n supone que es as¨ª. Durante meses estuvo circulando por grupos de WhatsApp un informe ap¨®crifo de las fuerzas militares que, con todo lujo de detalles, describ¨ªa la supuesta nueva vida de rico de Andr¨¦s Sarabia. El estilo de vida de este joven que, despu¨¦s de trabajar en el Senado ahora quiere ser empresario, est¨¢ siendo ahora mismo investigado por un ej¨¦rcito de periodistas que quiere sacar a la luz lo que, de confirmarse, podr¨ªa ser un esc¨¢ndalo.
El presidente, sin embargo, la ha respaldado a su n¨²mero dos con mucho ¨¦nfasis y, sorprendentemente, tambi¨¦n ha defendido a Andr¨¦s Sarabia, algo que no hizo ni con su hijo ni con su hermano cuando estos empezaron a ser investigados por la Fiscal¨ªa por motivos distintos. Personalmente, se han visto en un par de ocasiones. Queda la duda de si Petro ha recibido alg¨²n informe de inteligencia que le desmienta todo lo que se est¨¢ diciendo. La resoluci¨®n del embrollo est¨¢ por decidirse. Muchos de esos aliados que se sienten abandonados por Petro desean que se concreten los peores presagios y Sarabia caiga definitivamente, aunque eso perjudique al presidente. Esto genera un ambiente t¨®xico y confuso. El amor de ese petrismo es tan exagerado hacia Petro que le desean lo peor para que, en un nuevo contexto, le vaya mejor.
El mundo Petro est¨¢ repleto de intereses cruzados y desconfianzas mutuas. Alcocer, por ejemplo, no quiere cerca de su marido a los exguerrilleros del M-19. Como dijo con tono despectivo en un v¨ªdeo grabado durante una reuni¨®n de estrategia de campa?a, Petro es un ¡°izquierdoso¡±, lo que seg¨²n ella le hac¨ªa dif¨ªcil ser presidente de Colombia. Lo quer¨ªa en posiciones m¨¢s centradas. Por eso le disgusta que se junte con ellos y adem¨¢s piensa que le llevan a beber y tener una vida desordenada. Los del M-19 no ven con buenos ojos a otros petristas que consideran interesados y obsesionados con copar puestos de poder. A su vez, los petristas no quieren bien a Sarabia y a alguna gente que le rodea, como a Mar¨ªa Elena Romero, que trabaj¨® antes con un enemigo de Petro, Enrique Pe?alosa; o a Juan Mesa, que fue secretario privado de Juan Manuel Santos. O incluso a Juan Fern¨¢ndez, experto en temas empresariales. A estos los difaman, les sueltan bulos, algunas cosas que son verdad y otras que son mentira, e incluso le hacen llegar memes al presidente en los que se les caricaturiza. Petro deja esos mensajes en visto. A su alrededor revolotean insectos que pican y los m¨¢s venenosos son aquellos que lo quieren con locura.
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