La mesa con el ELN sigue congelada aunque la poblaci¨®n civil pida avanzar
Ya hay muchas voces que piden mano dura y este grupo guerrillero ha dado motivos para hacer pensar que ese es el camino, pero hay que mantener una v¨ªa de di¨¢logo
Mientras en el pa¨ªs los debates van y vienen sobre distintos asuntos, en algunas regiones el inter¨¦s mayor gira en torno a las mesas de la paz total, y en ciertas zonas en particular hay incertidumbre por la negociaci¨®n con el ELN que lleva ya varios meses congelada. En los territorios en donde act¨²a esta guerrilla este tema no es una pelea pol¨ªtica para mover en redes o en micr¨®fonos, es cuesti¨®n de vida o muerte. Y frente a esa mesa el Gobie...
Mientras en el pa¨ªs los debates van y vienen sobre distintos asuntos, en algunas regiones el inter¨¦s mayor gira en torno a las mesas de la paz total, y en ciertas zonas en particular hay incertidumbre por la negociaci¨®n con el ELN que lleva ya varios meses congelada. En los territorios en donde act¨²a esta guerrilla este tema no es una pelea pol¨ªtica para mover en redes o en micr¨®fonos, es cuesti¨®n de vida o muerte. Y frente a esa mesa el Gobierno parece estar ante un nudo ciego que no logra desatar.
El 26 de julio se conoci¨® un comunicado de la delegaci¨®n de paz del Gobierno en la mesa con el ELN. En ella informaba sobre los reiterados llamados hechos a esa guerrilla para retomar las conversaciones suspendidas y dec¨ªa que ¡°una y otra vez, ante esa voluntad las respuestas han sido las mentiras y la arrogante posici¨®n de la direcci¨®n del ELN y de su comandante Antonio Garc¨ªa¡±. Un mes despu¨¦s, la mesa no se retoma ni se cancela. En el mismo comunicado la delegaci¨®n, encabezada por Vera Grabe, planteaba un interrogante que tenemos muchos: ¡°Luego de a?os de di¨¢logo, el ELN a¨²n no ha respondido la pregunta de si est¨¢ dispuesto o no a transitar a la paz; o si por el contrario concibe este proceso como una oportunidad para su fortalecimiento militar¡±.
Son varios los hechos que hacen dudar de la voluntad de paz del ELN. El m¨¢s grave tiene que ver con los hostigamientos y las amenazas a la poblaci¨®n civil como las que padecieron 50.000 personas en el llamado ¡°paro armado¡± en el departamento del Choc¨®. Esa violencia sin sentido contra los m¨¢s vulnerables confirma las dudas sobre las reales intenciones de esa guerrilla que ha tenido negociaciones frustradas con varios gobiernos. Lo preocupante es que si se pone a la poblaci¨®n civil como centro de cualquier decisi¨®n, como debe ser, la solicitud que hacen desde las zonas afectadas es que se mantengan los canales de di¨¢logo a pesar de todo. La guerra desatada siempre es peor.
Hace pocos d¨ªas en un encuentro de paz en Tib¨², Norte de Santander, el gobernador William Villamizar, al lado de alcaldes, defensores de derechos humanos, fuerza p¨²blica, l¨ªderes sociales y voceros de distintas organizaciones comunitarias, pidi¨® al Gobierno, al ELN y tambi¨¦n a las disidencias mantener los di¨¢logos y avanzar para acabar con d¨¦cadas de violencia. En la regi¨®n la gente comenta que el cese al fuego ha servido y en ese encuentro manifestaron que hay una reducci¨®n significativa en acciones violentas especialmente en Hacar¨ª, San Calixto y Convenci¨®n, entre otros municipios tradicionalmente afectados por la presencia de grupos ilegales.
Tambi¨¦n han sentido el alivio en Nari?o con el proceso que camina con el frente Comuneros que se separ¨® del ELN y avanza en una hoja de ruta hacia la paz. El desminado humanitario es una de las primeras tareas y es la misma comunidad la que pide avanzar en la paz territorial. Esa misma que el grupo guerrillero considera una estrategia para debilitarlos. Lo cierto es que las poblaciones que han sido v¨ªctimas de asesinatos, extorsiones, secuestros, desplazamiento, est¨¢n agotadas y quieren paz.
La pregunta entonces es c¨®mo destrabar una negociaci¨®n con un grupo que a cada paso pone m¨¢s condiciones para avanzar y no se compromete a cesar toda violencia contra los civiles y a tener como objetivo la dejaci¨®n de armas. Con este grupo se ha intentado todo a lo largo de muchas d¨¦cadas y este Gobierno hace lo suyo. Con errores grandes, en el comienzo de la negociaci¨®n se le hicieron muchas concesiones a una guerrilla que deber¨ªa ganarse con hechos esta nueva oportunidad.
Se ha convertido ya en frase de caj¨®n decir que nunca se hab¨ªa avanzado tanto en una negociaci¨®n con el ELN, pero hasta el momento, hay razones para el escepticismo. Este grupo guerrillero que se qued¨® anclado en el pasado tendr¨ªa que entender que esta puede ser la ¨²ltima posibilidad de reconocimiento pol¨ªtico. Exigen que los saquen de la lista de Grupos Armados Organizados, pero eso son, y mientras m¨¢s miedo le metan a la gente menos respaldo tendr¨¢ un di¨¢logo que se queda sin ox¨ªgeno pol¨ªtico. A pesar de todo eso, la poblaci¨®n desde las zonas de conflicto sigue clamando por una salida negociada. Ojal¨¢ lo entiendan las partes en la mesa. Ya hay muchas voces que piden mano dura y no m¨¢s conversaci¨®n. Aunque el ELN ha dado motivos para hacer pensar que ese es el camino, hay que mantener una v¨ªa de di¨¢logo. Hablar de guerra es f¨¢cil y promoverla puede dar dividendos pol¨ªticos en ciertos momentos, sin embargo, vivirla es otro asunto.
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