Violencia contra los ni?os: m¨¢s que cadena perpetua, se necesita acabar la impunidad y prevenir
Aprobar una ley de cadena perpetua no es garant¨ªa de justicia ni de prevenci¨®n. Algunos afirman que esto puede disuadir a los delincuentes, pero las penas actuales son muy altas y aun as¨ª los delitos suceden con frecuencia
En Colombia se habla nuevamente de cadena perpetua para violadores y asesinos de ni?os. La propuesta surge cada vez que un caso particular impacta a la opini¨®n p¨²blica. Ocurre de nuevo despu¨¦s del asesinato de la ni?a de 12 a?os Sof¨ªa Delgado en el Valle del Cauca y la confesi¨®n de Brayan Campo como responsable del crimen. Aunque la indignaci¨®n mueva el debate hacia la necesidad de incrementar las penas, lo cierto es que si las instituciones responsables act¨²an con las leyes que hay se puede castigar con rigor. La pregunta debe enfocarse en c¨®mo acabar la impunidad y sobre todo en c¨®mo prevenir delitos que se han convertido en parte del paisaje.
Para verg¨¹enza de la sociedad y de todos los adultos que estamos obligados a proteger a los ni?os, el abuso sexual de menores de edad ocurre todos los d¨ªas y los asesinatos son frecuentes. Seg¨²n el reporte m¨¢s reciente que tiene en su portal el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, entre enero y agosto de este a?o, se reportaron 375 homicidios de menores entre 0 y 17 a?os. En 46 de estos casos las v¨ªctimas fueron menores de 11 a?os. En el mismo informe Medicina Legal reporta que realiz¨® ex¨¢menes para establecer posible abuso sexual a 11.871 menores de edad entre 0 y 17 a?os. La mayor¨ªa de estos casos no generaron indignaci¨®n colectiva. Pasaron como parte de algo que se ha normalizado.
La violencia con los ni?os, las ni?as y los adolescentes es cotidiana. El debate sobre qu¨¦ hacer sale en las calenturas y casi siempre enfocado en aumentar las penas, pero poco se busca entender por qu¨¦ los niveles de impunidad son tan altos y por qu¨¦ son cientos los ni?os victimizados cada d¨ªa sin que se pueda hacer algo efectivo para evitarlo. Castigar a los criminales es importante. Proteger a los ni?os y a las ni?as para evitar que sean v¨ªctimas de estos delitos es a¨²n m¨¢s importante.
Aprobar una ley de cadena perpetua no es garant¨ªa de justicia ni de prevenci¨®n. Algunos afirman que esto puede disuadir a los delincuentes, pero las penas actuales son muy altas y aun as¨ª los delitos suceden con frecuencia. Seg¨²n algunos expertos, en el caso de Sof¨ªa Delgado el criminal podr¨ªa enfrentar una pena de 50 a?os de prisi¨®n, con lo cual es pr¨¢cticamente una cadena perpetua. El sistema fall¨® no por la falta de penas altas porque hoy se tienen, fall¨® porque un hombre que estuvo acusado de un delito sexual fue dejado en libertad y pudo hacerlo de nuevo. La ministra de Justicia ?ngela Mar¨ªa Buitrago reconoci¨® que las alertas se activaron, pero fallaron.
Corregir los errores en la cadena de la justicia y buscar que en las investigaciones primen los derechos de las v¨ªctimas y no de los victimarios, puede ser un camino para evitar la impunidad. Conviene recordar siempre que la Constituci¨®n establece que los derechos de los ni?os prevalecen sobre los dem¨¢s. Sin embargo, en la realidad eso parece letra muerta. El reto mayor es que toda la sociedad se convierta en guardiana de los ni?os y que no se mire para otro lado mientras hay sospechas de abuso.
Algo que pasa con frecuencia es que los adultos no les creen a los ni?os cuando manifiestan que son v¨ªctimas de abuso o dan se?ales de que una persona los incomoda o le temen. A los ni?os hay que creerles, dicen los expertos una y otra vez. En no pocas ocasiones los vecinos o familiares saben algo, intuyen o sospechan, escuchan al ni?o, ven signos claros y, sin embargo, prefieren callar y no meterse. A esto se suma que algunos abusadores, fueron ni?os abusados. Por eso es bueno ver las causas del fen¨®meno y establecer las responsabilidades individuales, familiares y sociales.
Tambi¨¦n conviene discutir desde los periodistas y analistas c¨®mo se habla de estos asuntos cuando un delito sale de la oscuridad y se convierte en noticia y en tendencia. En la b¨²squeda de generar la emocionalidad que viraliza contenidos, se puede revictimizar a los menores de edad y al calificar a los agresores como monstruos o enfermos mentales, se puede mandar un mensaje equivocado. Por un lado, se estigmatiza a las personas con enfermedades mentales, por el otro se deshumaniza al perpetrador y puede llegar incluso a encontrar razones para justificar el delito.
Tras el asesinato de Sof¨ªa se habl¨® tambi¨¦n de la propuesta para que haya rebaja de penas si hay colaboraci¨®n con la justicia. Quienes la defienden argumentan que as¨ª se puede bajar el nivel de impunidad en casos en los que es dif¨ªcil probar el delito. Quienes la critican consideran que no se puede dar ning¨²n beneficio para los perpetradores cuando las v¨ªctimas son ni?os. El debate, por supuesto, es m¨¢s complejo y tambi¨¦n est¨¢ sobre la mesa.
La violencia contra ni?os, ni?as y adolescentes tiene muchos factores y la respuesta deber¨ªa ir m¨¢s all¨¢ del endurecimiento de las penas. Hacer leyes tiende a ser la respuesta ante problemas graves porque se da la sensaci¨®n de que se hace algo, pero no siempre lo que queda en una norma se traduce en justicia real o en una herramienta para reducir efectivamente un delito. Requiere de un esfuerzo mayor de toda la sociedad convertir en realidad el art¨ªculo 44 de la Constituci¨®n.
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