La inversi¨®n privada defrauda: el tal¨®n de Aquiles de la econom¨ªa espa?ola
En los ¨²ltimos cuatro a?os el crecimiento nacional ha sido mejor del esperado, pero su impulso proviene de componentes en los que el desembolso de capital es escaso. La falta de dinamismo reducir¨ªa el PIB a largo plazo
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Desde 2021, la inversi¨®n privada en Espa?a ha estado sistem¨¢ticamente por debajo de las expectativas generadas por organismos como el Banco de Espa?a y la Comisi¨®n Europea. Aunque el crecimiento econ¨®mico del pa¨ªs ha sido robusto en estos a?os, el capital empresarial empleado no ha acompa?ado ese repunte del Producto Interior Bruto con la fuerza esperada. ?Por qu¨¦? Hay una combinaci¨®n de factores estructurales y coyunturales que lo explican, pero en el fondo todo apunta a la composici¨®n del PIB.
En los ¨²ltimos cuatro a?os el desempe?o nacional ha sido mejor del esperado. En 2021 la econom¨ªa creci¨® un 6,7%, al a?o siguiente la tasa se situ¨® en el 6,2%, en 2023 fue un 2,7% y a falta de confirmaci¨®n, se estima que cerr¨® 2024 con un alza en torno al 3%. En pleno estancamiento europeo, Espa?a ha sido un motor continental. Sin embargo, estos niveles tan saludables provienen de componentes en los que la inversi¨®n es escasa. El consumo p¨²blico, las exportaciones de servicios y el turismo generan empleo y actividad econ¨®mica, pero no son ¨¢reas que desarrollen bienes de quipo y tecnolog¨ªa. La industria manufacturera, tradicionalmente fuente de inversi¨®n, se mantiene estancada, con sectores como el automotriz luchando por recuperar dinamismo. Este desequilibrio en el sector industrial explica en parte por qu¨¦ la inversi¨®n privada no ha crecido al ritmo de la demanda final, a pesar de la bonanza econ¨®mica.
Hasta el tercer trimestre de 2024, el gasto destinado al crecimiento productivo en Espa?a, medido a trav¨¦s de la Formaci¨®n Bruta de Capital Fijo (FBCF), apenas ha mostrado avances significativos en comparaci¨®n con 2019, salvo en los productos de propiedad intelectual. Este sector destaca con un aumento del 16% en volumen respecto a ese a?o, seg¨²n datos del Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE). En contraste, el desembolso en material de transporte se ha desplomado m¨¢s de un 50%, mientras que el destinado a bienes de equipo y sistemas de armamento es un 10% menor. En el ¨¢mbito de la construcci¨®n, impulsado principalmente por la vivienda, el incremento es t¨ªmido, con un repunte de apenas tres puntos. Sin embargo, la falta de actividad en otro tipo de edificaciones mantiene el total de este sector un 2% por debajo de los niveles previos a la pandemia.
Estas cifras no distinguen entre inversi¨®n p¨²blica o privada, pero en un ejercicio de aproximaci¨®n se observa que la ca¨ªda viene por parte de las empresas. La Airef se?ala en el informe sobre los presupuestos iniciales de las Administraciones P¨²blicas 2024, que ¡°el deflactor impl¨ªcito de la FBCF es id¨¦ntico en ambos casos e igual al del total de la inversi¨®n¡±. Bajo esta premisa, el documento concluye que el capital empresarial desembolsado, en t¨¦rminos reales, se encuentra pr¨¢cticamente estancado tras la pandemia, mientras que el p¨²blico sigue su tendencia ascendente iniciada en 2017, aunque sigue lejos de los m¨¢ximos observados en 2009.
El Plan de Recuperaci¨®n, Transformaci¨®n y Resiliencia se present¨® como una oportunidad hist¨®rica para movilizar inversi¨®n privada en sectores como la transici¨®n ecol¨®gica y la digitalizaci¨®n. Sin embargo, mientras que la inversi¨®n p¨²blica ha crecido en ¨¢reas como infraestructuras ferroviarias, la respuesta empresarial ha sido poco entusiasta y el resultado esperado sobre la econom¨ªa no se ha materializado. ¡°Espa?a ha recibido unos 140.000 millones de euros en fondos europeos, con subvenciones incluidas. Esto en principio deber¨ªa de haber tra¨ªdo un efecto multiplicador sobre la inversi¨®n que no estamos viendo. As¨ª que o bien su impacto es muy bajo por los sectores a los que se est¨¢ destinando o est¨¢n sustituyendo inversiones que se hubieran producido incluso sin este dinero¡±, explica Miguel Cardoso, economista jefe para Espa?a en BBVA Research.
A nivel europeo, el comportamiento de la inversi¨®n nacional es relativamente similar al de otras econom¨ªas, lo que indica que los desaf¨ªos no son exclusivos. En 2023, el esfuerzo inversor (p¨²blico y privado) del pa¨ªs se situ¨® en el 19,7% del PIB, mientras que en la zona euro fue del 21,9%, de acuerdo con los datos de Eurostat. ¡°El nivel, aunque est¨¢ ligeramente por debajo, no presenta grandes diferencias respecto a la media, aunque por activos la lectura sea muy distinta. Ese es el caso de los intangibles¡±, detalla Francisco P¨¦rez Garc¨ªa, director de investigaci¨®n del Instituto Valenciano de Investigaciones Econ¨®micas. Esta din¨¢mica podr¨ªa, de hecho, ser propia de las econom¨ªas desarrolladas. As¨ª lo considera Matilde Mas, catedr¨¢tica en la Universidad de Valencia. La economista cuestiona la idea de que Espa?a enfrenta un problema generalizado de baja inversi¨®n empresarial, argumentando que los niveles altos de hace unos a?os eran m¨¢s cercanos a econom¨ªas en desarrollo que a pa¨ªses europeos de su nivel.
¡°Los niveles actuales son m¨¢s acordes a los est¨¢ndares de una econom¨ªa desarrollada¡±, insiste Mas, que rechaza la noci¨®n de una crisis de inversi¨®n agregada y enfatiza que el verdadero desaf¨ªo radica en la composici¨®n de las inversiones, particularmente en las ¨¢reas de conocimiento y tecnolog¨ªa, donde el pa¨ªs permanece rezagado respecto a otras econom¨ªas avanzadas. A pesar de la similitud, otros economistas ven como preocupante que un pa¨ªs con un crecimiento superior al promedio, como ha sido Espa?a particularmente en 2024, no logre traducir este impulso en un mayor dinamismo inversor.
Aqu¨ª entra en juego la llamada incertidumbre. Ese fantasma del que todos hablan sin que tenga un rostro claro. Por su naturaleza cualitativa, es m¨¢s dif¨ªcil de medir y predecir, lo que explicar¨ªa el alto margen de error entre las estimaciones y el crecimiento real de la inversi¨®n. As¨ª lo reconoce Raymond Torres, director de coyuntura de Funcas, quien apostilla que ¡°si se tomar¨¢n en cuenta una gama m¨¢s amplia de factores que tienen que ver con el mercado, el margen de error ser¨ªa menor¡±. Lo cierto es que desde la escalada geopol¨ªtica global hasta la inestabilidad en la pol¨ªtica interna, las empresas enfrentan un panorama dif¨ªcil de predecir, en particular las nacionales. Factores como un entorno regulatorio incierto, por ejemplo en el uso de suelo, o la falta de claridad en el sistema impositivo y presupuestario, retrasan decisiones de inversi¨®n importantes. Adem¨¢s, problemas estructurales como la fragmentaci¨®n del mercado interno afectan particularmente a las pymes, que no cuentan con la capacidad de adaptaci¨®n que tienen las grandes multinacionales.
El sector de la construcci¨®n refleja estas tensiones estructurales. Aunque la creaci¨®n de nuevos hogares en Espa?a ha sido notable en los ¨²ltimos a?os, la inversi¨®n en vivienda no ha seguido el mismo ritmo. Tan solo entre 2022 y 2023, se registr¨® un d¨¦ficit de 365.000 viviendas, seg¨²n estimaciones del Banco de Espa?a. Esto sin considerar la demanda de no residentes, en cuyo caso habr¨ªa que sumar otras 120.000 casas. La falta de inversi¨®n residencial se traduce en esta escasez de oferta. Seg¨²n el Banco de Espa?a, desde 2022, la inversi¨®n en vivienda representa el 6% del PIB, uno de los niveles m¨¢s bajos en expansiones econ¨®micas desde 1980, y lejos del m¨¢ximo hist¨®rico del 11,7% alcanzado en 2006 durante el boom inmobiliario. A pesar de la tasa tan baja, Garc¨ªa insiste en que el porcentaje est¨¢ en l¨ªnea con el promedio de la zona euro.
Nadie aboga por regresar a niveles de inversi¨®n excesiva como los del boom inmobiliario previo a 2008, pero los analistas creen el peso de la inversi¨®n residencial en el PIB sigue siendo insuficiente para satisfacer las necesidades del mercado. Para superar la brecha se requiere no solo mayor seguridad para las empresas, sino tambi¨¦n una estrategia coordinada que incentive la inversi¨®n privada y garantice normativas m¨¢s homog¨¦neas entre regiones.
?Cu¨¢l es el efecto de esta falta de inversi¨®n privada? En el corto plazo, afecta directamente al PIB al reducir la contribuci¨®n de este componente al crecimiento. Pero el impacto m¨¢s preocupante es sobre el potencial de crecimiento. Un stock de capital insuficiente compromete la productividad y limita la capacidad de la econom¨ªa para generar riqueza de manera sostenible. ¡°Tarde o temprano, si no est¨¢s con este proceso de renovaci¨®n de maquinaria o no inviertes en vivienda asequible para atraer y retener talento productivo, las condiciones econ¨®micas se deteriorar¨¢n, y eso limitar¨¢ el desarrollo y la sostenibilidad del crecimiento econ¨®mico a largo plazo¡±, advierte Cardoso. En cualquier caso, Mas subraya que la inversi¨®n no debe medirse ¨²nicamente en t¨¦rminos cuantitativos, sino tambi¨¦n por su impacto estrat¨¦gico y su alineaci¨®n con los desaf¨ªos futuros. Para ella, la clave radica en redirigir los esfuerzos hacia ¨¢reas que potencien la productividad y la innovaci¨®n, en lugar de centrarse en el gasto inmediato.
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