Que no cunda el p¨¢nico¡ ?o s¨ª?
El nuevo libro de Fernando Carrillo Fl¨®rez nos invita, precisamente porque el p¨¢nico comienza a subirnos por la columna, a defender la democracia sin miedo
Con esa elemental, pero efectiva manera paisa de decir las cosas, mi mam¨¢ me lo repiti¨® mil veces: ¡°?con eso no se juega!¡±. No se trata de que los paisas desestimemos las ventajas del juego, pero sabemos muy bien, gracias a nuestros padres, que jugar no solo es divertirse, sino tratar a algo o a alguien sin el debido respeto. Por eso crec¨ª sabiendo que no se puede jugar con la comida, con la muerte, con las personas en estado de discapacidad o con las creencias religiosas. Mi mam¨¢ crio un periodista y una m¨¦dica. Esta clar¨ªsimo que no dio a luz a ning¨²n influencer.
Ya m¨¢s grandecito, en mi paso por las aulas de Derecho, antes de dedicarme al periodismo, aprend¨ª que la sabidur¨ªa antioque?a de mam¨¢ se aplicaba al ordenamiento jur¨ªdico y a la arquitectura de los Estados democr¨¢ticos.
Me parec¨ªa ¡°verla¡±, en clase diciendo: con las instituciones no se juega, con la justicia no se juega, con las leyes no se juega¡ ?con la Constituci¨®n no se juega! Juro que muchos de mis profesores han debido ser educados por alguna t¨ªa m¨ªa, como Fernando Carrillo Fl¨®rez, que no solo ha sido siempre un defensor de la Constituci¨®n, sino que ayud¨®, por los canales adecuados, a parir una que tuviera m¨¢s garant¨ªas para los colombianos.
Carrillo acaba de publicar Sin miedo/Defender la democracia desde la democracia, un libro que tiene que leerse todo aquel que experimente cierta intranquilidad con los tiempos que vivimos. Para decir las cosas sin ambages, salt¨¢ndonos a media docena de jurisconsultos: el trato que le damos a la democracia la ha deteriorado de manera tal, que su estado de fragilidad podr¨ªa traducirse en que, utilizando como trampol¨ªn sus instituciones, un populista llegue al poder, como dice el exprocurador, ¡°para desechar el orden constitucional e instaurar un modelo autoritario.
Estamos en el momento preciso de la historia (?y de la histeria!) para leer el libro de Carrillo. Para leerlo y aplicarlo. Si escribiera esta columna con la ayuda de alg¨²n valiente submarinista, les dir¨ªa que estamos cerca de algo que no encontrar¨¢n en Google por su rareza: cuando un submarino entra en ¡°efecto aguja¡±. Es decir, que, por alguna circunstancia, la popa se dirige verticalmente hacia el fondo y, justo ah¨ª, por dictados de la f¨ªsica, ya no hay manera de evitar la fatalidad.
Cuando un Estado se dirige al fondo, hay se?ales que Carrillo desmenuza h¨¢bilmente y sirven de advertencia. Anoten: partidos de icopor, autoritarismo plebiscitario, populismo centralista, divorcio de la ¨¦tica con la pol¨ªtica, inseguridad a niveles extremos, desinformaci¨®n y atropello a la prensa, fragilidad de los ¨®rganos de control, ley burlada en nombre de la libertad, demolici¨®n de los poderes p¨²blicos, ensa?amiento contra la justicia, pobreza del debate p¨²blico, amenazas de autogolpes y golpes blandos, escenarios constituyentes forzados¡
Hay m¨¢s, pero si cree usted que ya padecemos dos terceras partes de estos s¨ªntomas, as¨²stese: usted est¨¢ a bordo del submarino que apunta como flecha hacia el jard¨ªn del pulpo. Es momento de hacerle caso al libro de Carrillo o de conversar con mi mam¨¢. Lo que le quede m¨¢s f¨¢cil.
***
Retaguardia. No deja de correr la sangre en Oriente Medio, para dolor de quienes entendemos la tragedia de unos y otros. Lo ¨²nico que no se ha ensayado es una f¨®rmula que terminar¨ªa la barbarie de hoy y de ma?ana: que las casi cincuenta naciones isl¨¢micas, y los grup¨²sculos terroristas que florecen en algunas de ellas, reconozcan el derecho de Israel a existir. ?Es mucho pedir?
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