¡®Atr¨¢s queda la Tierra¡¯, ¡®Nido¡¯ y ¡®Volver a cu¨¢ndo¡¯: las mujeres tejen el gran relato de la di¨¢spora venezolana que atraviesa Am¨¦rica Latina
Arianna de Sousa-Garc¨ªa, Laura Guarisco y Mar¨ªa Elena Mor¨¢n abordan desde distintos g¨¦neros el ¨¦xodo masivo en tres celebrados libros
¡°Pa¨ªs m¨ªo, quisiera llevarte una flor sorprendente¡±. Cuando abre los ojos, la periodista y escritora Arianna de Sousa-Garc¨ªa suele recordar el mar despu¨¦s de repetir ese verso del poeta Rafael Cadenas, que ha convertido en una oraci¨®n. Su natal Venezuela es lo primero en lo que piensa todos los d¨ªas, asegura por tel¨¦fono desde la librer¨ªa en la que trabaja en Santiago de Chile, donde se exili¨® hace ya casi nueve a?os. Hace unos meses public¨® Atr¨¢s queda la tierra (Seix Barral, 2024), una novela de no ficci¨®n salpicada de poes¨ªa, que es tambi¨¦n el crudo testimonio de una madre que huye de un pa¨ªs en ruinas para salvar de ese colapso a su hijo que acaba de nacer.
¡°Siempre pens¨¦ que ser¨ªa algo moment¨¢neo. Ahora que lo pienso, creo que todos cuando nos vamos creemos que lo ser¨¢ y al final termina siendo la vida. Esta es la vida¡±, escribe en su novela, escrita como una carta a su hijo. ¡°Nuestro ¨¦xodo, masivo y sonoro como es, ha sido f¨¢cilmente ignorado e incluso condenado por casi todos nuestros hermanos soberanos de la li-ber-tad a pesar de ser el m¨¢s grande que ha vivido este hemisferio en los ¨²ltimos cincuenta a?os¡±.
Los ni?os son protagonistas del libro, tanto los que sufren la crisis sin fin de la Rep¨²blica Bolivariana como los que han migrado. ¡°Siempre tuve muy presente que lo que quer¨ªa contar ten¨ªa que ver con la infancia en la di¨¢spora venezolana¡±, esos peque?os que casi siempre est¨¢n acompa?ados de sus madres, dice de Sousa-Garc¨ªa. ¡°Al final, es una generaci¨®n de mujeres cargando en sus hombros el futuro del pa¨ªs, que adem¨¢s est¨¢ desperdigado¡±, apunta. En su ¨²ltimo a?o en Venezuela tuvo que cubrir como periodista las muertes de beb¨¦s reci¨¦n nacidos, pues con los apagones y sin plantas de electricidad, los hospitales se quedaban sin ox¨ªgeno. Eso la marc¨®. ¡°Se supone que esta era la revoluci¨®n para nosotros, para nuestros hijos, para nuestro bienestar, para ese ¡®hombre nuevo¡¯, y al final solo se tradujo en hambre y en muerte¡±.
En ese entramado literario que ha contado el colapso de Venezuela desde la llegada al poder de Hugo Ch¨¢vez ahora irrumpe la di¨¢spora que se ha desbordado tanto a sus vecinos como al resto de Am¨¦rica Latina. M¨¢s de siete millones de personas han salido empujadas por la crisis pol¨ªtica, social y econ¨®mica durante el Gobierno de Nicol¨¢s Maduro, ahora agravada por el fraude electoral con el que pretende juramentarse para un nuevo periodo a partir del 10 de enero.
Atr¨¢s queda la tierra se suma a otros dos libros que hacen memoria colectiva sobre la migraci¨®n desde distintos g¨¦neros: Nido (Planeta C¨®mic, 2024), de Laura Guarisco, y Volver a cuando (Siruela, 2023), de Mar¨ªa Elena Mor¨¢n. Sus autoras, originarias de distintas ciudades de Venezuela, vuelcan en la ficci¨®n sus propias experiencias como migrantes, tambi¨¦n en distintos destinos de Sudam¨¦rica. Tres acentos distintos, por origen y destino. A De Sousa-Garc¨ªa (Puerto La Cruz, 36 a?os) la precedieron la ilustradora Guarisco (Caracas, 33 a?os), que se afinc¨® en Medell¨ªn, en la vecina Colombia; y la escritora y guionista Mor¨¢n (Maracaibo, 38 a?os), quien vive en S?o Paulo, la mega urbe brasile?a.
Desde la camiseta vinotinto de la selecci¨®n de f¨²tbol hasta la maleta con los colores de la bandera que tantos venezolanos llevan a cuestas, la nostalgia ti?e las vi?etas de Nido. ?ngel, el protagonista, cruza la frontera expulsado por la escasez, la hiperinflaci¨®n y la violenta represi¨®n de las protestas contra el r¨¦gimen de Maduro para encontrar un hogar en Medell¨ªn, como la propia autora. El c¨®mic hace eco de los viajeros que atraviesan p¨¢ramos y monta?as, en autob¨²s, a pie o haciendo autoestop, para buscar oportunidades en alguna ciudad colombiana.
Guarisquin, como tambi¨¦n es conocida, acaba de ganar la primera edici¨®n del Premio Nacional de N¨®vela Gr¨¢fica, que el Ministerio de las Culturas de Colombia cre¨® con ocasi¨®n del centenario del c¨®mic en el pa¨ªs. Ese trabajo ¡°se convierte en un registro hist¨®rico de nuestro tiempo¡±, valor¨® el jurado del que es por mucho el principal pa¨ªs de acogida, con casi tres millones de venezolanos. ¡°Yo siempre he considerado Colombia una extensi¨®n de mi casa, entonces me conmov¨ª mucho cuando supe la noticia por todo lo simb¨®lico que hay detr¨¢s¡±, relata Guarisco, que tiene tatuado en el brazo izquierdo la silueta de El ?vila, el cerro tutelar de Caracas, y en el derecho la reinita migratoria, el ave que usa como analog¨ªa en Nido.
Toda la carga emocional del ¨¦xodo tambi¨¦n est¨¢ presente desde la primera l¨ªnea de Volver a cu¨¢ndo, que gan¨® el Premio Caf¨¦ Gij¨®n. Mor¨¢n se propuso escribir ¡°una novela de izquierda que le doliera a la izquierda¡± para lidiar con la desilusi¨®n que le produjeron sus tres lutos, por la muerte de su padre, por la revoluci¨®n y por su pa¨ªs. Esa trepidante ficci¨®n, en la que una madre migrante deja a su hija de 12 a?os al cuidado de una abuela viuda en Maracaibo, y un padre ausente reaparece, se pasea por distintas geograf¨ªas de la di¨¢spora venezolana, como las fronteras con Brasil y con Colombia, pero tambi¨¦n los l¨ªmites entre M¨¦xico y Estados Unidos. ¡°Me interesa pensar las estrategias narrativas para la empat¨ªa¡±, explica Mor¨¢n al reivindicar que la ficci¨®n logra acceder de otras maneras al lector.
Volver a cu¨¢ndo comienza con la escena de la hija abandonada que se resiste a pasar al tel¨¦fono para hablar con su madre, Nina, la protagonista, que se encuentra en Pacaraima, un municipio brasile?o sobre la frontera con Venezuela, a unos 2.500 kil¨®metros de distancia. En medio de la discusi¨®n, esa madre reci¨¦n emigrada comienza a oler a chamuscado y escucha el grito de sus compa?eros de viaje: ¡°?co?o, nos est¨¢n quemando!¡±. Ese intento por incendiar un campamento lleno de ni?os y adolescentes en espera de refugio ocurri¨® en la vida real en agosto de 2018, y se funde con la ficci¨®n novelada.
El fuego xen¨®fobo tambi¨¦n arde en Atr¨¢s queda la tierra. El 25 de septiembre de 2021, unas seis mil personas marcharon en el norte de Chile contra la migraci¨®n, en una manifestaci¨®n custodiada por carabineros que destruy¨® e incendi¨® carpas de familias venezolanas reci¨¦n llegadas, sus colchones y sus ropas, al grito de ¡°?Chile para los chilenos!¡±. ¡°Y ah¨ª, en medio de todo, ese cochecito ardiendo mientras flameaba la bandera chilena, y nosotros que tanto sol¨ªamos amar este pa¨ªs, vi¨¦ndolo todo por televisi¨®n, pensando en toda la gratitud que sentimos alguna vez¡±, escribe de Sousa-Garc¨ªa.
¡°Nos componemos del viaje, somos el viaje. As¨ª ha sido desde siempre¡±, se lee al final de Atr¨¢s queda la tierra. ¡°Nos movemos para continuar la historia, para no apagarnos, para que nuestra familia subsista sin importar bajo qu¨¦ bandera porque venimos de la noche pero no vamos hacia ella, vamos hacia el aire, vamos hacia la luz estruendosa del sol¡±.
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