Consejos para j¨®venes puestos a escribir
Evite los gerundios o las frases como ¡®para nadie es un secreto¡¯, e intente superar el miedo a que el texto final quede mal
Veinte a?os atr¨¢s, cuando era director de Planeaci¨®n Nacional, escrib¨ª un corto manual de consejos para escribir y hacer presentaciones en Power Point, destinado a colegas j¨®venes, en su mayor¨ªa economistas, ingenieros y abogados. Luego lo retom¨¦ para los empleados de Ecopetrol. Mencion¨¦ esos consejos en el Podcast ATEMPORAL, de Andr¨¦s Acevedo, y algunas personas pidieron que los compartiera.
1. La disposici¨®n a editar. ¡°Escribir es humano, editar es divino¡± (Stephen King). ¡°Le¨ª 25 veces cada p¨¢gina que escrib¨ª¡± (Garc¨ªa M¨¢rquez). ¡°La literatura empieza con una frase verdadera¡± (E. Hemingway). Estas frases apelan a una artesan¨ªa. Escribir es una artesan¨ªa, similar a cortar, pulir, lijar y taponar una madera, o podar un jard¨ªn, o elaborar un plato para obtener un sabor exquisito. La clave est¨¢, como se?alan King y Garc¨ªa M¨¢rquez, en releer muchas veces lo que se escribe, editar, editar y editar.
2. Estrategias de escritura. Se puede plantear dos grandes estrategias: la que usa un plan previo, un ¨ªndice o esquema inicial; y la que consiste en halar el hilo de un ovillo, con base en una intuici¨®n o un bombillazo, y seguirlo mentalmente hasta que d¨¦ lo que puede dar. Ambas estrategias son buenas. Funcionan para distintas personas, textos y ocasiones.
3. Superar el miedo. Muchas personas sienten el miedo de que el texto al final quede mal. Por eso ni siquiera empiezan. Es un pesar, pues tienen cosas interesantes que decir, y las dejan para los amigos que las pueden o¨ªr. Pero no la traspasan a ese milagro que es la palabra escrita. Para esto sirve el consejo de Kathryn Johnson, profesora del Writer¡¯s Center de Washington: ¡°Produzca palabras¡±. Luego, en otro momento, inclusive en otro d¨ªa, las lija, tapona, pule y da acabados. Lo importante, en un principio, es llegar a un texto. En ese momento se puede decidir si desecharlo y botarlo a la caneca, o si tiene alg¨²n m¨¦rito y empezar a editarlo.
4. El orden de las ideas. Se escribe sobre ideas. Las ideas vienen a la mente de forma a veces repentina, como intuiciones, como piedras preciosas en bruto, cuyo valor es incierto. No se las debe dejar escapar. Ser¨¢ en la escritura, en el arte de pulirlas, donde revelen si son buenas o malas. Como dice el dicho: ¡°Hay ideas buenas que no son originales. Hay ideas originales que no son buenas.¡± Es dif¨ªcil tener ideas buenas y originales. La prueba ¨¢cida de la bondad y originalidad de una idea es escribirla. Someterla al cedazo ret¨®rico de: Planteamiento, Desarrollo y Conclusi¨®n. Una mala idea perece de asfixia o inanici¨®n en el proceso. En el ejercicio de escribirla se aprende cosas valiosas de l¨®gica, ret¨®rica, cr¨ªtica, dial¨¦ctica, ¨¦tica y epistemolog¨ªa. En el ejercicio artesanal esas palabras filos¨®ficas, que suenan complicadas, aparecen como meras herramientas para mejorar la calidad y exponer mejor la idea. Es el orden de las ideas, est¨²pido, para usar una frase famosa de James Carville (It¡¯s the economy, stupid). La artesan¨ªa de escribir empieza por poner las ideas en el papel o la pantalla y someterlas al ejercicio de buscar su mejor orden. El lector se dejar¨¢ llevar por el orden de los p¨¢rrafos y pronto sentir¨¢ si es tortuoso o placentero, ordenado o deshilvanado, riguroso o relajado; si la conclusi¨®n se deriva o no de las premisas. El lector lo sentir¨¢ y continuar¨¢ o abandonar¨¢ la lectura.
5. El lector se quiere ir. Aconsejo a los j¨®venes escribir con la idea de que el lector tiene sed y la tentaci¨®n de dejar al lado el texto, ir a la nevera y servirse un vaso de agua fr¨ªa. Si, a pesar de eso, sigue con los ojos puestos en el papel o la pantalla es porque se logr¨® la magia de capturarlo. Porque ese placer es mayor que un sorbo de agua fr¨ªa.
6. Presente los temas como un disc-jockey. Si en una fiesta, un disc-jockey pone seguidos treinta grandes ¨¦xitos, puede haber varios infartos. Los buenos disc-jockeys intercalan una o dos canciones malas cada cuatro o cinco buenas, pues la gente necesita sentarse, descansar e hidratarse. As¨ª podr¨¢n bailar por horas. Algo similar sucede con los textos, o para el caso, con las presentaciones y las clases. El lector m¨¢s interesado y el p¨²blico m¨¢s ¨¢vido necesitan un descanso al absorber ideas exigentes. Poner un toque de humor, algo que rompa el ritmo, da una pausa de liviandad en medio de la pesadez. El lector lo agradecer¨¢ y sentir¨¢ que se pens¨® en ¨¦l y no solo en exponer unas ideas. La revista brit¨¢nica The Economist es el Gold Standard de ese espor¨¢dico toque humor¨ªstico o sarc¨¢stico que le permite al lector tomar un segundo aire y seguir leyendo. Los anglosajones usan el wit, el humor pasajero, mientras que los hispanos o alemanes parecemos absorbidos por el esp¨ªritu de la pesadez. Un texto debe entretener, adem¨¢s de informar y hacer pensar. Eso establece un v¨ªnculo entre el lector y el escritor; en esa pausa, ambos piensan en el otro y el gui?o de complicidad ratifica su v¨ªnculo.
7. Las palabras en la frase. Casi todas las frases nacen contrahechas. De otra manera un artesano de la exquisitez de Garc¨ªa M¨¢rquez no tendr¨ªa por qu¨¦ haber le¨ªdo 25 veces cada frase que escribi¨®. Todas las frases tienen un ¡°orden divino¡±, para usar la expresi¨®n de S. King. Lo malo es que no lo revelan sino cambiando varias veces el orden de las palabras y la puntuaci¨®n.
8. La coma, el punto y coma, y el punto. La coma es un arte. La coma maneja el ritmo mental del lector. Es la forma de alinear sus ondas mentales con las del autor. Alguien dice que sabe cu¨¢ndo una novela est¨¢ lista porque empieza a cambiar las comas de un lado para otro, y al siguiente d¨ªa las devuelve al puesto original. Las comas y el orden de las palabras en la frase son la labor permanente del escritor. Se debe ensayar la posici¨®n de las comas, leer mentalmente y verificar el ritmo que tendr¨¢ en la cabeza del lector.
9. Tiempo, modo y lugar. Repito una y otra vez algo que me ense?aron en el colegio: tiempo, modo y lugar. As¨ª escribimos los mortales. Los genios se podr¨¢n dar muchas licencias; uno no. A las cuatro de la tarde, con el cuchillo, en el patio trasero de su casa, mat¨® al zorro que se com¨ªa a las gallinas. Lo interesante es que la primera imagen que viene a la cabeza es la muerte del zorro, luego el cuchillo y luego el patio. Por eso la primera versi¨®n tal vez tendr¨¢ ese orden, con muchas palabras que act¨²an como cables, tornillos y tuercas para mantener la frase amarrada. Cuando se reordena la frase, se pueden quitar varias de esas tuercas, tornillos y cables. El lector lo agradecer¨¢. Todo el mundo agradece una frase bien escrita. Por esa raz¨®n, hay que ensayar y ensayar formas de reordenar las palabras en la frase, quitar v¨ªnculos y simplificar.
10. El mensaje debe estar en el verbo. Es mejor mejorar que mejoramiento. Es mejor exponer que exposici¨®n. Cuando la o¨ª por primera vez, me encant¨® la idea de que el mensaje de una frase queda mejor si lo transmite el verbo. Me ha servido como un regulador de las frases. Fue un consejo del curso de T¨¦cnicas de escritura para economistas, en Kiel, Alemania. En Colombia nunca se nos ocurri¨® que ese curso fuera importante; como tampoco: Consejos para tomar notas en clase, otra t¨¦cnica clave de escritura. Por favor no sustantivar los verbos. El crecimiento del PIB fue cuatro por ciento, es una frase inferior a: El PIB creci¨® cuatro por ciento. En la segunda frase el mensaje est¨¢ en el verbo, mientras en la primera est¨¢ en una sustantivaci¨®n del verbo.
11. Las preposiciones importan. Los tornillos y cables que establecen las relaciones de tiempo, modo, lugar y causa en las frases son las preposiciones. Por ejemplo: T¨¦cnicas de escritura mata a T¨¦cnicas para escribir. Es sutil, no es de vida o muerte, pero me parece mejor. A, ante, con, contra, de, desde, ¡ para, por, seg¨²n, sin, sobre, tras, parecen muchas veces intercambiables, y no se les pone la atenci¨®n que merecen.
12. Los adverbios y gerundios pueden ser enemigos. Realmente, sinceramente, actualmente y otras palabras terminadas en mente, quitan m¨¢s de lo que ponen. De vez en cuando ser¨¢ importante usarlas, pero es una que dieta que favorece al texto. Igual sucede con los gerundios. Si se puede, reempl¨¢celos.
13. Capturar al lector. ¡°Empez¨® otro campeonato de f¨²tbol profesional. Advierto, hay seres humanos por ah¨ª, entre nosotros ¡ªgente respetable, con familia, trabajo y mascotas¡ª que creen que Santa Fe puede jugar la final. Eso equivale a que tu amigo m¨¢s inteligente diga que existen los hombres-lobo, o a que tus hijos digan que el mundo es justo.¡± (traducido de Jason Gay, columnista de deportes del Wall Street Journal, 6 sep. de 2024, en el contexto de la National Football League). Leo todo lo que escribe Jason Gay porque siempre hace el esfuerzo de entretener, divertir, informar y buscar el fondo del tema. Es decir, piensa en el lector y no solo en contar la historia. Es la diferencia entre el profesor que ense?a lo que sabe, y el que ense?a lo que el estudiante NO sabe. Prefiero al segundo. De entrada, el estudiante NO sabe que la materia es fascinante. La primera labor del profesor es seducir al estudiante sobre tema. ¡°Hacer que all¨ª se le pierda algo.¡± Si lo logra y el estudiante quedar¨¢ enganchado, y ese efecto durar¨¢ para siempre y no solo mientras dure el curso y haya ex¨¢menes. Igual pasa con un texto. Lo primero es capturar al lector y que sienta que ah¨ª se le perdi¨® algo.
14. Evite las siguientes frases. Es un secreto a voces¡; Es importante tener en cuenta las siguientes consideraciones¡; Se debe considerar la posibilidad de poner en pr¨¢ctica¡; Para nadie es un secreto¡ Eso aconsej¨® Winston Churchill en un memorando de una p¨¢gina, escrito el 9 de agosto de 1940. ¡°Cortar esas expresiones ahorra tiempo e impone la disciplina de poner los puntos clave de manera concisa. Eso es valioso para un pensamiento claro¡±.
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