El fen¨®meno Juan C¨¢rdenas
La obra del pintor colombiano, que falleci¨® el pasado domingo a sus 85 a?os, se caracteriza por su calidad e intensidad, y produce en el observador un inter¨¦s sobrenatural
Mi admiraci¨®n por la obra de arte de Juan C¨¢rdenas es evidente. No hay un boceto, un dibujo o una pintura que no haya merecido mi codicia. Unas l¨ªneas verticales y horizontales enmarcan las figuras y los objetos dise?ados con mano maestra que ¡°nos enfrentan al silencio milagroso de la pintura¡±. Marcos, cartones, espejos, violines, zapatos, libros, cajas, caballetes sin lienzo y figuras humanas con rostros misteriosos dan vida al fen¨®meno C¨¢rdenas (cosa extraordinaria y sorprendente), que lleva su nombre al punto de que primero fue conocido por fuera. El manejo de los colores y las sombras producen en el observador un inter¨¦s sobrenatural. Las mujeres de cuerpos desnudos perfectos y los hombres cuidadosamente vestidos con chaleco y cabello desordenado complementan la escena.
La influencia de Popay¨¢n, New York y Bogot¨¢, las ciudades donde vivi¨®, formaron al personaje para sacarle a cada una lo m¨¢s atractivo de su historia y de su modernidad. Su padre, don Jorge C¨¢rdenas Nannetti era un sabio economista a quien le cab¨ªa el mundo en la cabeza. Fue el gran desarrollador del Almanaque Mundial (el Google de entonces) en su car¨¢cter de alto ejecutivo de Selecciones de Readers¡¯ Digest. Todo eso le permiti¨® ser un artista solo con un mundo propio.
El rigor era una de sus pasiones. La obra ten¨ªa que quedar impecable. Los cuadros hist¨®ricos fueron objeto de investigaci¨®n exhaustiva para estar seguro del detalle. El panorama arquitect¨®nico, los trajes de los militares, los caballos de la ¨¦poca y sus arneses. Los retratos de sus preferidos: el libertador Sim¨®n Bol¨ªvar y el general Tomas Cipriano de Mosquera, ascendiente suyo, son verdaderas obras monumentales. Hizo bastantes y resulta muy dif¨ªcil saber cu¨¢l de todos es el mejor.
¡°De su propio retrato al del General Mosquera, de Andr¨¦s Segovia tocando su guitarra a Rafael Puyana con su clavic¨¦mbalo. Del paisaje al estudio del pintor, el mundo de Juan C¨¢rdenas es por su calidad, variedad e intensidad uno de los m¨¢s valiosos dentro de la pintura colombiana de este siglo¡±, concluy¨® el poeta Juan Gustavo Cobo.
Juan era un gran se?or. Muy culto, usaba anteojos de anticuario, ten¨ªa una conversaci¨®n infinita y una familia amorosa de artistas, esposa e hijos cada uno con caballete propio. La delicadeza con la cual adornaba los retratos de familia. M¨®nica, su adorable se?ora, con una bata larga y zapatos blancos, es una prueba de amor indiscutible. Toda su obra est¨¢ llena de sentimientos nobles y dice mucho m¨¢s de lo que se ve. Hay cuadros que muestran animales con cabezas de personas; no los identificaba para no crearles molestias a sus v¨ªctimas. Hay que recordar que muy joven, al principio de su carrera, fue agudo caricaturista, lo cual lo llev¨® a la c¨¢rcel porque el Gobierno de la ¨¦poca consider¨® que la ilustraci¨®n resultaba lesiva a la figura presidencial
Un d¨ªa tuve el privilegio de concurrir a una cena con Juan y el maestro Luis Caballero en la que se enfrascaron en un debate sobre la diferencia de pintar en gran formato (Caballero) en lugar de hacerlo en peque?o tama?o (C¨¢rdenas). Por supuesto que ambos ten¨ªan raz¨®n para defender sus puntos de vista. El derroche de inteligencia y de iron¨ªa inund¨® el ambiente y cada uno soltaba sus puyazos en medio de grandes carcajadas. Conservo en la cabecera de mi cama un cuadro de C¨¢rdenas y otro de Caballero, en recuerdo de esa noche maravillosa.
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