De la alta velocidad solo queda el cansancio
A pesar de memes y bromas, mucho hay de l¨®gico en la propuesta del presidente de un tren bala en La Guajira. Pero los buenos planes necesitan rieles reales
Cuando un presidente habla de construir un tren de alta velocidad (TAV), cualquiera est¨¢ tentado a pensar que el gobierno tendr¨¢ participaci¨®n activa. Si el presidente hace puras sugerencias echadas al viento, como semillas de diente de le¨®n, resultar¨ªa m¨¢s adecuado que esas ideas y globos se dejaran escapar en alg¨²n patio de Palacio y no frente a un p¨²blico, que cree entender lo que el presidente dijo que no dijo.
En discurso desde La Guajira, despu¨¦s de hablar del tren bala o de alta velocidad, el presidente (seg¨²n el trino en que aclar¨® sus palabras originales) asegur¨®: ¡°No propuse un tren bala. Propuse llegar a una concertaci¨®n con el concesionario para usar la l¨ªnea de tren entre Albania y Bah¨ªa Portete, en el norte guajiro. Dije, por la rectitud de la l¨ªnea, que se pod¨ªa usar all¨ª hasta trenes de alta velocidad¡±.
Le asiste la raz¨®n al presidente, quien por lo general pone sobre la mesa cuestiones para mejorar la calidad de vida de la gente. Sucede, eso s¨ª, que las cosas que sue?a en voz alta el presidente tienen un aire de l¨ªnea recta que, al aterrizarlas, son un manojo de curvas que dificultan concretar esas nobles intenciones. Varias consideraciones sobre el tren posible, pero improbable, en La Guajira:
La trocha de nuestros ferrocarriles es y¨¢rdica, es decir, separada entre los dos rieles por 0.914 m., mientras que el mundo hoy usa la est¨¢ndar (1.43 m.). No hay recursos para reemplazarla en toda Colombia. Solo hay aqu¨ª dos de considerables dimensiones que son est¨¢ndar: la del metro de Medell¨ªn y la de Cerrej¨®n (entre la mina y Albania), esta ¨²ltima, de la que habl¨® el presidente.
Es cierto que a esta v¨ªa la caracteriza la rectitud, porque este tipo de trochas, a diferencia de las que eligi¨® el ingeniero cubano Francisco Javier Cisneros hace m¨¢s de un siglo para nuestras monta?as, tienen curvas de radio amplio con presencia de peraltes. Esto es, con posibilidad de m¨¢quinas que vayan entre los 200 y los 250 kil¨®metros por hora, velocidades necesarias para hablar de un TAV.
Hasta aqu¨ª, es cre¨ªble lo que dice el presidente, pero como estamos en el tr¨®pico y no en Alemania o el Reino Unido, el proyecto choca de frente con una serie de ¡°colombianadas¡±:
En Europa, los TAV prefieren las v¨ªas segregadas, que no comparten espacios con las carreteras. La ruta Albania-Bah¨ªa Portete est¨¢ repleta de cruces ilegales y encuentros f¨ªsicos con las comunidades. Hasta un chivo podr¨ªa cruz¨¢rsele a un tren que pase a 250 kil¨®metros y las consecuencias podr¨ªan ser fatales. ?Y si el tren se encuentra con personas que atraviesan de manera imprudente la v¨ªa?
Actualmente la l¨ªnea es exclusivamente de carga. Resulta inadecuado concebirla como de tipo mixto (carga y pasajeros al tiempo). Si se elige que sea de pasajeros, como sugiere la inspiraci¨®n tur¨ªstica que plantea el presidente, ?habr¨¢ que esperar a que acabe la concesi¨®n actual y entrar en negociaciones?
Al estar la l¨ªnea rodeada de comunidades, la operaci¨®n de un tren de estas dimensiones requerir¨¢ de numerosas consultas previas y vistos buenos de parte de estas gentes, y la mayor¨ªa vive enfrentando necesidades. ?Cu¨¢nto tardar¨ªa y cu¨¢nto costar¨ªa obtener estos permisos?
Si usted opera un TAV, necesariamente necesita un sistema central de tr¨¢fico, que, en todas sus modalidades, requiere de enormes inversiones. ?Las har¨¢ el operador, el gobierno de La Guajira o el Estado central?
El costo de operaci¨®n ser¨¢ alto y la compra de m¨¢quinas y vagones tambi¨¦n. ?Justifica esa inversi¨®n un tramo entre Albania y Bah¨ªa Portete, o tendremos una ruta condenada a los grandes subsidios para no dar p¨¦rdida? Muchos TAV en el mundo unen centros urbanos de trabajo y negocios, transportan r¨¢pidamente empleados y, en suma, son mucho m¨¢s ¨²tiles que la simple ¡°chiva ferroviaria¡± para turistas. ?Es sensato pensar en un TAV entre estos dos puntos solo para llevar turistas? ?O ellos, relajados y sin afanes laborales, podr¨ªan hacer el recorrido en algo m¨¢s de tiempo, sin tanto gasto y parafernalia?
Las trochas de los TAV tienen rieles unidos por travesa?os de concreto. ?Los travesa?os de la l¨ªnea en cuesti¨®n usan madera y balastro? ?Hay qu¨¦ reemplazarlos? ?Qu¨¦ dineros requiere ese procedimiento? Siendo un tren veloz, ?deber¨¢ tener paradas? Si es as¨ª, ?qu¨¦ las justifica y qui¨¦n las construir¨¢ y mantendr¨¢?
Como el mundo ahora tiende a lo ¡°verde¡± y este gobierno promueve la transici¨®n energ¨¦tica, estar¨ªamos hablando de un tren el¨¦ctrico. ?C¨®mo explicarles a las comunidades que rodean la v¨ªa que ellos no tienen energ¨ªa el¨¦ctrica estable y el tren s¨ª? ?Protestar¨¢n? ?Robar¨¢n energ¨ªa del sistema? ?Cu¨¢nto cuesta dotarlas de energ¨ªa antes de que opere el tren para evitar estos l¨ªos? Las dudas, como se ve, viajan m¨¢s r¨¢pido que los sue?os, por positivos que ellos parezcan.
Este ha sido un gobierno comprometido positivamente en el norte de impulsar el transporte f¨¦rreo, y la ministra Mar¨ªa Constanza Garc¨ªa ha demostrado buen tino al favorecer propuestas prioritarias como la rehabilitaci¨®n del corredor central La Dorada Chiriguan¨¢, o conectar el Pac¨ªfico y Medell¨ªn con ese corredor, o Bogot¨¢-Belencito tambi¨¦n con esa columna vertebral. Salirnos de estos escenarios sensatos para tratar de echar rieles entre nubes podr¨ªa ser fatal.
Si la ministra avanza sobre seguro y en un plano efectivo, ?por qu¨¦ el presidente, antes de vender humo, no consulta con los t¨¦cnicos y entendidos en infraestructura ferroviaria? ?Es tan dif¨ªcil mantener un polo a tierra que permita prometer solo lo que es factible cristalizar? No es un asunto ideol¨®gico, sino pr¨¢ctico.
Este episodio vuelve a confirmar que el presidente quiere parecerse a las gratas novelas y pel¨ªculas de ciencia ficci¨®n, donde se muestran las cosas de manera tan convincente que uno, sabiendo que son improbables, acepta que tienen alg¨²n escenario feliz de viabilidad.
Pero el grueso de las reflexiones del se?or presidente no clasifica para el estante de ciencia ficci¨®n y, lamentable, cualquier bibliotecario serio las llevar¨ªa al apartado de fantas¨ªa, junto a los dragones, los elfos y las quimeras.
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