Los cient¨ªficos que alertaron de la sequ¨ªa de Bogot¨¢ hace una d¨¦cada: ¡°Nadie hizo caso a los pron¨®sticos¡±
Cristian D¨ªaz y Gelber Guti¨¦rrez, expertos en la gesti¨®n del agua, se?alan que el racionamiento que impuso el alcalde Gal¨¢n es insuficiente y pronostican que los cortes se har¨¢n m¨¢s agudos
Bogot¨¢ se seca. Y lo lleva haciendo desde hace a?os. Pero la crisis del agua, un problema que aqueja a la ciudad y ha quedado soterrado por otros m¨¢s palpables como la pobreza o la inseguridad, no fue considerada crucial hasta el inicio de la alcald¨ªa de Carlos Fernando Gal¨¢n. El pol¨ªtico recurri¨® el pasado abril a la impopular decisi¨®n de implementar un racionamiento de agua que ha servido como indicador de la grave situaci¨®n de abastecimiento que vive la capital de Colombia por los bajos niveles de las presas del Sistema Chingaza, que genera la mayor¨ªa del agua que consumen la ciudad y municipios aleda?os. La Corporaci¨®n Aut¨®noma Regional de Cundinamarca ha alertado esta semana que si para mayo no hay suficientes afluencias, la presi¨®n sobre estos embalses llegar¨¢ al m¨¢ximo.
Los cient¨ªficos Cristian D¨ªaz y Gelber Norberto Guti¨¦rrez advirtieron ya hace una d¨¦cada de este fen¨®meno: ¡°En el futuro se espera que la demanda de agua aumente, lo que generar¨¢ mayor presi¨®n sobre los sistemas de abasto y provisi¨®n en el plano regional¡±, concluyeron en un art¨ªculo publicado en 2016. Casi 10 a?os despu¨¦s, D¨ªaz, vicerrector acad¨¦mico de la Universidad del Meta; y Guti¨¦rrez, catedr¨¢tico de la Universidad Nacional, corroboran sus predicciones sobre la crisis h¨ªdrica: ¡°Nadie hizo caso a los pron¨®sticos que arrojamos los investigadores y acad¨¦micos durante mucho tiempo. Tampoco a las proyecciones del Ideam¡±, lamentan en una conversaci¨®n por videollamada.
El instituto estatal de hidrolog¨ªa anticip¨® en el a?o 2000 que para 2025 el 69% de la poblaci¨®n colombiana ¡°podr¨ªa estar en alto riesgo de desabastecimiento en condiciones hidrol¨®gicas secas¡±. La sequ¨ªa afect¨® en los ¨²ltimos 12 meses al norte (el Caribe) y al sur (el Amazonas) del pa¨ªs y puso en jaque a Bogot¨¢, en el centro y una de las caras m¨¢s visible de la escasez. ¡°Si bien la ciudad est¨¢ localizada favorablemente al contar con varios r¨ªos, el siglo pasado la poblaci¨®n creci¨® r¨¢pidamente y tuvo que comenzar a trasvasar agua de otros municipios. [Las autoridades] nos hicieron creer que siempre que abri¨¦ramos el grifo iba a haber agua, pero olvidaron la variabilidad clim¨¢tica¡±, explica D¨ªaz.
Es precisamente el aumento sostenido de la demanda el que ha potenciado la emergencia, m¨¢s a¨²n cuando la oferta de agua es la misma. ¡°Hay un gran problema de planeaci¨®n. Cada vez tenemos m¨¢s personas que consumen agua, pero los embalses se nutren de r¨ªos que son inalterables, es decir, la oferta se mantiene estable¡±, asegura Guti¨¦rrez. Para ¨¦l, la paradoja es que los bogotanos consumen menos litros de agua al d¨ªa en promedio que los habitantes de otras ciudades colombianas, cmo Barranquilla, Santa Marta o Villavicencio.
El racionamiento impuesto por Gal¨¢n ha intentado frenar la demanda. De manera casi ininterrumpida, los capitalinos han tenido que cerrar sus grifos en turnos de dos o tres veces al mes. La medida ha sacudido la forma de vivir de los bogotanos, quienes han visto a su ciudad convertirse en otro ejemplo global de los efectos de la escasez de agua, uni¨¦ndose a metr¨®polis como Ciudad del Cabo (Sud¨¢frica), Bangalore (India) o Santiago (Chile). Y aun as¨ª, sigue sin ser suficiente, indican los expertos.
¡°?De qu¨¦ sirven los cortes si la gente llena todos los tanques, albercas, botellas y tarros que encuentre el d¨ªa antes?¡±, cuestiona D¨ªaz. Y a?ade: ¡°Culturalmente, no hemos entendido qu¨¦ es racionamiento. Significa contenci¨®n, disminuir el consumo promedio de litros por persona. Eso no est¨¢ ocurriendo¡±. Al un¨ªsono, Guti¨¦rrez pronostica: ¡°El racionamiento va a ser cada vez m¨¢s permanente, as¨ª los periodos de sequ¨ªa se reduzcan¡±.
Frenar la p¨¦rdida, una tarea clave
Si el racionamiento de agua no es suficiente, ?a d¨®nde dirigir los esfuerzos? Los acad¨¦micos coinciden en que la clave est¨¢ en mejorar el sistema que va de las presas a los grifos. ¡°Se pierde el 35% del agua que se produce por fugas, fallas t¨¦cnicas, malas operaciones de lavado, situaciones que se pueden controlar. Hemos bajado unos seis puntos en los ¨²ltimos 20 a?os, pero la meta propuesta para 2015 era reducir el porcentaje al 22%. Seguimos muy lejos¡±, apunta Guti¨¦rrez.
Si se hubiese cumplido con aquel objetivo, agrega, la ciudad podr¨ªa disponer de casi tres metros c¨²bicos por segundo adicionales, una cantidad de agua que podr¨ªa abastecer a unos 2,8 millones de habitantes. ¡°No estar¨ªamos en el escenario tan cr¨ªtico en el que estamos hoy. Para los funcionarios es muy f¨¢cil decir ¡®cierren la llave¡¯, ¡®b¨¢?ense menos¡¯ cuando en sus manos est¨¢ parar estas p¨¦rdidas¡±.
Otra de las soluciones demostradas es aumentar la tarifa, defiende D¨ªaz. Una de las crisis h¨ªdricas m¨¢s graves de Bogot¨¢ ocurri¨® en 1997, cuando se derrumbaron los t¨²neles del Sistema Chingaza. ¡°Lo ¨²nico salvable de ese desastre fue comprender que si sub¨ªamos el valor de la tarifa, la gente se iba a contener un poco porque le costaba m¨¢s cada metro c¨²bico que consumiera y eso generaba m¨¢s concienciaci¨®n¡±. En ese entonces, el alcalde Antanas Mockus consigui¨® revertir la ¡°tendencia alcista¡± de consumo, que ha vuelto a subir en la ¨²ltima d¨¦cada.
No hay una ¨²nica respuesta para resolver la emergencia. La Administraci¨®n Gal¨¢n pone su convicci¨®n en que los cortes den el tiempo suficiente para explorar otras soluciones. Los sistemas de captaci¨®n de aguas lluvias son una medida que apoya el presidente Gustavo Petro y que impuls¨® cuando fue alcalde de Bogot¨¢, aunque la norma que los reglamentaba fue luego desechada por su sucesor, Enrique Pe?alosa. ¡°Toda el agua que llueve en la capital deber¨ªa ser utilizada, como lo han hecho otras ciudades conocidas como esponja en Australia o China¡±, considera Guti¨¦rrez.
La explotaci¨®n de pozos de aguas subterr¨¢neas es otra acci¨®n, pero genera gran recelo. El alcalde admiti¨® estarla estudiando desde el pasado octubre. Aunque ya hay industrias que se aprovechan de los acu¨ªferos, como la de la floricultura, la magnitud que significar¨ªa usarla para dar de beber a millones de personas es un tema de debate por sus consecuencias ambientales, adem¨¢s de que su desarrollo es demorado y costoso. ¡°No queremos que pase lo que sucedi¨® en Ciudad de M¨¦xico: sobreexplot¨® sus acu¨ªferos y la ciudad se hundi¨®¡±, advierte D¨ªaz.
C¨®mo evolucionar¨¢ esta crisis sigue siendo una inc¨®gnita, pero los dos investigadores coinciden en que el aspecto social ser¨¢ definitivo en los pr¨®ximos a?os. Especialmente para los habitantes de los municipios aleda?os a la ciudad, que ven que su agua est¨¢ siendo llevada a borbotones a la urbe y terminan sufriendo las consecuencias de la alta demanda de los capitalinos. ¡°Puede haber un conflicto en las zonas de abasto. Hay campesinos y agricultores que querr¨¢n defender sus actividades de los que buscan quitarles sus aguas¡±, concluyen.
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