Gustavo Petro: la victoria final
El candidato del Pacto Hist¨®rico lleva a la izquierda al poder por primera vez en la historia de Colombia
Gustavo Petro se ha convertido en el primer presidente de izquierdas de la historia de Colombia. Llega de la mano de Francia M¨¢rquez, la primera vicepresidenta negra. El candidato del Pacto Hist¨®rico se presentaba por tercera vez a presidir un pa¨ªs manejado siempre por la ¨¦lite conservadora, que ha intentado de nuevo frenar su ascenso, pero el deseo de cambio ha sido mayor. Colombia entra en una nueva era pol¨ªtica.
¡°No es un cambio para vengarnos, no es un cambio para construir m¨¢s odios, no es un cambio para profundizar el sectarismo en la sociedad colombiana¡±, fueron sus primeras palabras como presidente electo. Record¨® que d¨ªas atr¨¢s propuso un acuerdo nacional para dejar atr¨¢s las rencillas pasadas y por eso dijo que invitar¨¢ a la Casa de Nari?o (la residencia presidencial) a ?lvaro Uribe, su mayor rival hist¨®rico, y a Rodolfo Hern¨¢ndez, el derrotado. ¡°No es matarnos los unos a los otros. Es amarnos los unos a los otros¡±, a?adi¨®.
Ellos tambi¨¦n le tendieron la mano. ¡°Para defender la democracia es menester acatarla. Gustavo Petro es el Presidente. Que nos gu¨ªe un sentimiento: Primero Colombia¡±, escribi¨® Uribe en Twitter. Hern¨¢ndez acept¨® con deportividad la derrota y lo llam¨® por tel¨¦fono para ofrecerle su apoyo para cumplir con las promesas de cambio por los que vot¨® el pa¨ªs. ¡°Colombia siempre va a contar conmigo¡±. El actual presidente, Iv¨¢n Duque, hizo lo propio a pesar de las desavenencias entre ambos: ¡°Acordamos reunirnos en los pr¨®ximos d¨ªas para iniciar una transici¨®n arm¨®nica, institucional y transparente¡±.
El mundo no se acab¨® este domingo, como algunos colombianos tem¨ªan. Las elecciones se celebraron en paz, no hubo fraude y el perdedor reconoci¨® de inmediato su derrota. La institucionalidad colombiana a veces se tambalea, pero nunca se quiebra. La llegada de Petro al poder empez¨® a gestarse con los acuerdos de paz de 2016, cuando las Farc dejaron las armas y se reintegraron en la vida civil. Sin el gran ogro que deslegitimaba con su violencia las posiciones de izquierdas, se abr¨ªa el camino de que una opci¨®n progresista pudiera gobernar en un pa¨ªs de corte tradicional.
Por eso sus primeras palabras las dedic¨® a espantar cualquier miedo de los que le temen, que no son pocos. Aunque tambi¨¦n se dirigi¨® a los que le han tra¨ªdo hasta aqu¨ª, los excluidos. Pidi¨® al fiscal general de la naci¨®n la libertad de los j¨®venes detenidos por las protestas del a?o pasado y que restituya a los alcaldes destituidos por haber hecho campa?a por ¨¦l. Asegur¨® que, bajo su mandato, eso no ocurrir¨¢. ¡°Habr¨¢ oposici¨®n indudablemente, y quiz¨¢s f¨¦rrea, y quiz¨¢s tenaz, y quiz¨¢s no la entenderemos muchas veces¡±, dijo Petro. ¡°Pero en este gobierno que se inicia nunca habr¨¢ persecuci¨®n pol¨ªtica ni jur¨ªdica¡±.Por el camino, Petro ha derrotado a la derecha y el continuismo, personificados, en la primera vuelta, por Fico Guti¨¦rrez. Si eso no fuera suficiente, en la segunda vuelta ha tenido enfrente a Rodolfo Hern¨¢ndez, un empresario de bienes ra¨ªces con un discurso agresivo contra la corrupci¨®n y la clase pol¨ªtica dominante. Hizo de la rudeza y lo elemental un capital de simpat¨ªa pol¨ªtica. Hern¨¢ndez llegaba subido en un motor populista que parec¨ªa imparable. El propio Petro no supo c¨®mo enfrentarlo durante la primera semana de la segunda vuelta. Al final, su estrategia fue poner el foco en Hern¨¢ndez y sus defectos de hombre impulsivo y agresivo. El resultado le ha dado la raz¨®n.
La campa?a ha sido agotadora. Petro contra todos, nuevamente. Fico recibi¨® el apoyo de los empresarios y los partidos tradicionales. Esa era su fuerza y acab¨® siendo su lastre. El continuismo, lo mismo de siempre, hab¨ªa nacido muerto. La ciudadan¨ªa exig¨ªa un cambio. Lo representaba Petro desde la izquierda, pero la sociolog¨ªa fall¨® al no saber interpretar que el descontento no es solo un asunto progresista. Muchos de esos descre¨ªdos han apoyado a Rodolfo Hern¨¢ndez.
Petro, de golpe, ten¨ªa que enfrentarse a alguien cuyo motor de ascenso era el mismo que el suyo. El pol¨ªtico, acostumbrado a ir a la contra, tuvo que modificar el discurso. Frente a un hombre que desconoce algunos de los funcionamientos b¨¢sicos del Estado, que considera toda la burocracia un lastre, Petro quiso representar el cambio sensato, no el salto al vac¨ªo. Parti¨® en desventaja al arrancar la segunda vuelta porque Hern¨¢ndez se subi¨® a la ola de la novedad. Todo lo que se empezaba a conocer de ¨¦l resultaba sorprendente y atractivo. Hizo una fortuna valorada en 100 millones de d¨®lares desde un pueblito, Piedecuesta, situado en un rinc¨®n del pa¨ªs. Gan¨® la alcald¨ªa de la capital de su regi¨®n, Bucaramaga, sin el apoyo de ning¨²n partido, solo con su capital y las ideas de un hermano menor fil¨®sofo. El discurso era simple: el sistema estaba corrompido y ¨¦l iba a hacer una limpia, como si fuera un personaje de Gotham. La mayor¨ªa de las obras las hizo en los barrios pobres. Instal¨® canchas de f¨²tbol sint¨¦tico con pantallas gigantes y televisi¨®n por cable para que los m¨¢s humildes pudieran ver los partidos del Mundial. Cuando abandon¨® el cargo en 2019, su popularidad superaba el 80%.
Ahora, Petro ten¨ªa enfrente a esta ola populista que hunde sus ra¨ªces en el mismo sentimiento de descontento con el poder establecido que hizo presidente a Donald Trump en Estados Unidos, que propici¨® el Brexit, el no a la paz en el refer¨¦ndum colombiano y el ascenso de la extrema derecha en Europa. Despu¨¦s de acabar con las opciones de sus enemigos hist¨®ricos, Petro ten¨ªa que enfrentarse al momento hist¨®rico. El m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa. La primera semana de campa?a se ve¨ªa derrotado. Hern¨¢ndez empez¨® a puntear por encima del 50% en casi todos los sondeos. La petrofobia, el miedo irracional a su llegada al poder y a todo lo que huela a izquierda, se impon¨ªa. Hern¨¢ndez, encima, resultaba un candidato simp¨¢tico y novedoso.
Eso significaba verlo m¨¢s de cerca. Empezaron a circular v¨ªdeos de sus salidas de tono. Comentarios machistas, hom¨®fobos y racistas. En un principio, viendo los sondeos, para parte de su electorado no eran posturas necesariamente negativas. Hartos de la corrupci¨®n pol¨ªtica, Hern¨¢ndez dec¨ªa en p¨²blico lo que muchos pensaban en privado. La mujer no estaba hecha para gobernar; los inmigrantes venezolanos son f¨¢bricas de crear ni?os pobres. Se volvi¨® a viralizar un v¨ªdeo en el que golpea a un concejal de la oposici¨®n. En un programa de televisi¨®n blasfem¨® contra la virgen y eso s¨ª le cost¨® un disgusto: se ha pasado la ¨²ltima semana visitando santuarios con gesto de contrici¨®n.
La campa?a se le empez¨® a hacer larga. Los v¨ªdeos que salieron sobre las discusiones de los asesores de Petro le dieron un respiro. Esas grabaciones no inclu¨ªan lo que los asesores de Petro llaman hecho traum¨¢tico: un clip en el que se viera decir algo delictivo o alguna salida de tono grave. Las im¨¢genes son de sus asesores hablando sin rodeos de c¨®mo destruir la imagen de sus adversarios. No revelaba nada que alguien no se imagine tras bambalinas, pero expandi¨® un manto de sospecha sobre la campa?a. Ah¨ª Hern¨¢ndez empat¨® la contienda y ambos candidatos enfilaron la ¨²ltima semana hombro a hombro.
Lleg¨® el debate fantasma. Petro, h¨¢bil en la discusi¨®n, quer¨ªa un frente a frente con Hern¨¢ndez. Los estrategas del exalcalde de Bucaramanga no iban a exponerse a algo as¨ª: su candidato es sangu¨ªneo y malhablado y pierde la compostura con facilidad. Un tribunal de Bogot¨¢ les orden¨® organizar un cara a cara. Petro lo celebr¨®, Hern¨¢ndez se escondi¨®. Eso golpe¨® su imagen de hombre arrojado sin miedo a nada. Se populariz¨® un meme en el que se le ve¨ªa oculto debajo de la cama.
As¨ª, Petro enfrent¨® con ventaja la recta final. ¡°Ganamos¡±, anunciaba su jefe de campa?a al cierre de las urnas. El conteo le dio la raz¨®n una hora despu¨¦s. Las urnas arrojaron su victoria final. Y acab¨® el discurso como llevaba ensayando en sus m¨ªtines desde hace dos meses: ¡°Soy Gustavo Petro y soy su presidente. Les quiero mucho¡±.
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