La tit¨¢nica tarea de recuperar los bosques m¨¢s altos del mundo
Una organizaci¨®n prev¨¦ plantar 100 millones de tabaquillos o queu?as en Argentina, Per¨², Bolivia, Chile y Ecuador. El proyecto demuestra que los ecosistemas pueden regenerarse con tiempo, dinero y esfuerzo
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En las Sierras Grandes de C¨®rdoba, Argentina, los 35.000 tabaquillos (Polylepis australis) plantados uno por uno en los intersticios de un macizo de piedra a unos 2.000 metros sobre el nivel del mar tardaron 25 a?os en conformar un nuevo bosque nativo. Es la primera restauraci¨®n de este tipo en este pa¨ªs, donde ya hab¨ªa reforestaciones de especies ex¨®ticas como los pinos, pero no de nativas de crecimiento lento, y demuestra que los ecosistemas pueden regenerarse con mucho tiempo, dinero y esfuerzo.
Los ¨¢rboles caoba que dan color con sus altas copas verdes a los suelos secos y pedregosos de la zona conocida como Refugio de Los Gigantes hoy ya tienen varios metros, pero fueron plantados cuando solo med¨ªan 15 cent¨ªmetros para evitar la desertificaci¨®n en las cuencas h¨ªdricas que proveen de agua a m¨¢s de tres millones de personas y, recuperar la vida de m¨¢s de 40 especies ¨²nicas. A¨²n falta mucho para la restauraci¨®n total del ecosistema, pero el bosquecillo ya est¨¢ en pie.
En 1997, el bi¨®logo e investigador Daniel Renison comprob¨® y midi¨® el desgaste de los suelos, producto del sobrepastoreo y los incendios, que sin intervenci¨®n estar¨ªan destinados a ser un desierto de piedra. Con el diagn¨®stico en mano, interes¨® a un grupo de gente para emprender la tit¨¢nica tarea de levantar un bosque desde cero. ¡°Cuando empec¨¦ a plantar, no sab¨ªa mucho del tema, aprend¨ª con las plantaciones. La restauraci¨®n ecol¨®gica implica restituir el bosque con todo su funcionamiento. La idea de plantar el ¨¢rbol que domina el ambiente es que el resto de las especies vengan solas, y ahora est¨¢n volviendo las aves que se hab¨ªan ido¡±, cuenta Renison.
La intervenci¨®n integral supon¨ªa la producci¨®n de plantas de tabaquillo en viveros familiares, la gesti¨®n de permisos para el uso de las tierras, el alambrado para evitar el ingreso de ganado, la plantaci¨®n en las alturas y el posterior seguimiento y cuidado de los ¨¢rboles nativos. Dos d¨¦cadas y media despu¨¦s, donde hab¨ªa pajonales y c¨¢rcavas en las rocas, se levantan esos ¨¢rboles de apariencia fant¨¢stica que fueron creciendo 10 cent¨ªmetros por a?o en promedio y generando un ecosistema en ebullici¨®n.
Javier Sparacino, voluntario durante varios a?os en distintas zonas de Los Gigantes y hoy miembro de la Fundaci¨®n de Actividades Biosf¨¦ricas, explica que en la actualidad hay ¨¢rboles de m¨¢s de tres metros. ¡°El bosque est¨¢, lo ves. ?Eso quiere decir que en 20 a?os se recupera todo? De ninguna manera. Algo de esa estructura se va regenerando¡±, remarca.
Restauraci¨®n masiva
En el mismo momento que Renison plantaba en el cord¨®n monta?oso m¨¢s alto del centro de Argentina, el peruano Constantino ¡®Tino¡¯ Aucca hac¨ªa lo propio en Cusco, con otras especies de Polylepis que en esa regi¨®n de los Andes se conocen como queu?a. Renison y Aucca se conocieron en el 2000 en Bolivia, donde coincidieron en la urgencia de la restauraci¨®n.
A?os despu¨¦s, se asociar¨ªan un tiempo (hoy Renison se dedica solo a la investigaci¨®n) para iniciar la epopeya sudamericana de recuperar los bosques m¨¢s altos del mundo en coordinaci¨®n con las comunidades locales, campesinas y nativas.
¡°La restauraci¨®n de h¨¢bitats se transform¨® en una corriente fuerte despu¨¦s de 2014 en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Clim¨¢tico en Lima (COP20), y los primeros Queu?a Raymi (celebraci¨®n para poblar los bosques de altura)¡±, dice Aucca, en referencia al momento en que buscaba convencer a l¨ªderes, campesinos y socios en el emprendimiento de una restauraci¨®n masiva.
¡°En un solo d¨ªa plantamos m¨¢s de 57.000 ¨¢rboles y ese fue el mensaje que enviamos a todo el mundo¡±, subraya. Hoy, Aucca preside la organizaci¨®n peruana Acci¨®n Andina cuya ¡°meta idealista¡± es plantar 100 millones de ¨¢rboles en los pr¨®ximos 25 a?os en cinco pa¨ªses del Cono Sur (Argentina, Per¨², Bolivia, Chile y Ecuador), en trabajo conjunto con organizaciones locales.
¡°Para el que no quiera creer en esto, el mejor ejemplo es lo que est¨¢ sucediendo en Los Gigantes: en 25 a?os han logrado recuperar parte de ese ecosistema, pero ha demandado mucho esfuerzo¡±, subraya.
Una alianza regional
En 2018, las comunidades originarias de los Andes comenzaron a unirse a trav¨¦s de Acci¨®n Andina -junto a la tambi¨¦n peruana Asociaci¨®n de Ecosistemas Andinos (Ecoan) y la norteamericana Global Forest Generation- para traer de regreso a los bosques nativos. Es la primera iniciativa internacional a gran escala en esta regi¨®n para la recuperaci¨®n del clima, del agua y de un ecosistema en estado cr¨ªtico. El a?o pasado se lleg¨® al r¨¦cord de m¨¢s de 3,3 millones de ¨¢rboles y la apuesta de 2022 es casi duplicar esa cifra.
Para la formaci¨®n de un bosque con una densidad similar a los naturales, Acci¨®n Andina planta unos 2.500 ¨¢rboles por hect¨¢rea. Es decir, que con los seis millones de ¨¢rboles que se completar¨¢n en esta temporada se cubren unas 24.000 hect¨¢reas.
Se estima que en la actualidad, en las alturas de los Andes, solo sobreviven 500.000 hect¨¢reas de bosques de Polylepis (28 especies) que crecen entre los 1.500 metros sobre el nivel del mar y hasta 5.000 en el Valle Sagrado, Per¨², donde se encuentran los bosques m¨¢s altos del mundo. La cifra representa entre el 5% y el 10% de la cobertura boscosa original, que fue diezmada por la deforestaci¨®n, el pastoreo y los incendios.
Datos de Naciones Unidas indican que cada a?o se pierden 10 millones de hect¨¢reas de bosques en el mundo. S¨®lo en la Argentina se perdieron 6,5 millones de hect¨¢reas de bosque nativo en dos d¨¦cadas (1998-2018). Los expertos coinciden en que recuperar los Polylepis es fundamental para reducir el efecto invernadero ya que cuando un ¨¢rbol se pierde, el di¨®xido de carbono vuelve a la atm¨®sfera y potencia el cambio clim¨¢tico.
Los bosques se constituyen, adem¨¢s, en un reservorio h¨ªdrico. Sus altas copas permiten absorber la niebla de las nubes y armar un colch¨®n de agua que transforma los paisajes secos y erosionados en humedales, en h¨¢bitat para especies amenazadas y, en los Andes, en tierra f¨¦rtil para cultivos y superalimentos como el amaranto o la quinua.
El renacer de un ecosistema
En Argentina, Acci¨®n Andina tiene como socias a Fundaci¨®n Bosquizar y Acci¨®n Serrana, coordinada por la Fundaci¨®n de Actividades Biosf¨¦ricas, y a ?rbol y Vida, de la provincia de Jujuy. S¨®lo en C¨®rdoba, este a?o plantar¨¢n 300.000 ¨¢rboles.
¡°Tenemos un 76% de supervivencia. Si plantamos 100.000, 76.000 est¨¢n vivos. Uno de los problemas de trabajar con la vida es que existe la muerte. Hay que intentar que no se mueran al principio¡±, sostiene Ricardo Su¨¢rez, de Fundaci¨®n Bosquizar.
Esta organizaci¨®n tiene un sistema de producci¨®n y plantaci¨®n aceitado y casi industrializado donde cada persona puede sembrar unos 600 ejemplares por d¨ªa. ¡°Todo lo que destruimos tarda 10.000 o 20.000 a?os en ser lo que era. Perdemos la gen¨¦tica de esos lugares¡±, apunta Su¨¢rez.
Adem¨¢s del costo ambiental que supone destruir o alterar un bosque, ponerlo en pie implica una inversi¨®n millonaria: m¨¢s de 2.000 d¨®lares por hect¨¢rea. Renison calcula que la cifra se eleva ¡°cinco o diez veces m¨¢s¡± si se suma el costo del ¨¢rbol, el alambrado y los cuidados durante m¨¢s de 20 a?os.
¡°Hipot¨¦ticamente un plant¨®n (planta) cuesta un d¨®lar con todo lo que significa la producci¨®n, los costos y todo lo que demanda. Un plant¨®n es un d¨®lar, en 20 a?os ser¨ªa 20 d¨®lares; medio mill¨®n de plantas por 20 d¨®lares, ?cu¨¢nto sale? 10 millones de d¨®lares cuesta un bosque¡±, concluye Aucca.
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