?Adi¨®s al pl¨¢stico! El colegio en Argentina que cre¨® una biblioteca de biomateriales para reemplazarlo
La profesora Paula Sapochnik, de la Escuela T¨¦cnica ORT, pas¨® de dictar una clase sobre este material, a ense?ar c¨®mo usar elementos que vuelvan a la naturaleza. Gan¨® un premio de UNICEF
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Para describir lo que vivieron durante su clase de dise?o el a?o pasado, los estudiantes de la Escuela T¨¦cnica ORT Argentina, en Buenos Aires, usan una palabra que pocos asocian con la educaci¨®n: libertad. ¡°Fue algo especial, porque nos dieron la libertad de elegir qu¨¦ materiales usar y c¨®mo hacerlo. Incluso, pod¨ªamos equivocarnos¡±, cuenta Facundo Ozan, de 17 a?os, y uno de los alumnos que aprendi¨®, durante algunos meses, a investigar, inventar y crear biomateriales. En vez de llegar al sal¨®n, sentarse y tomar nota de lo que dec¨ªa su profesora, Paula Sapochnik, ¨¦l y sus 30 compa?eros se reun¨ªan en grupos, sacaban herramientas como maicena, harina, vinagre, carb¨®n, ollas y peque?as estufas para explorar mezclas que les permitieran reemplazar a los pl¨¢sticos, uno de los materiales que m¨¢s se usa a nivel mundial, pero que tambi¨¦n m¨¢s contamina. M¨¢s que un sal¨®n de clase, su aula parec¨ªa una cocina.
Los biomateriales, explica Sapochnik, docente y dise?adora industrial, son elementos que, al descartarse, retornan al ciclo de vida como lo hace la naturaleza, por lo que no generan desechos. Por esto, cuando el colegio, que es privado, le dio la opci¨®n de replantear desde cero el curr¨ªculo de la materia que dictaba, pens¨® en una iniciativa que considerara m¨¢s las necesidades del mundo actual. ¡°Antes deb¨ªa ense?ar sobre todos los pl¨¢sticos que existen, de d¨®nde salen, cu¨¢les son los procesos productivos para obtenerlo y qu¨¦ hacer con ellos. Y solo hab¨ªa un espacio muy corto para hablar de reciclado y cuidado del medio ambiente¡±, recuerda. Seg¨²n la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®mico (OCDE), en solo siete d¨¦cadas los ecosistemas acu¨¢ticos han recibido 140 millones de toneladas de pl¨¢stico.
Pero Sapochnik no ten¨ªa muy claro c¨®mo crear biomateriales, as¨ª que acudi¨® a la experiencia de Violeta Salama, profesora de la misma materia de dise?o, pero un curso m¨¢s arriba, y quien fue su ex alumna cuando pas¨® por la escuela t¨¦cnica ORT Argentina. ¡°Yo estudi¨¦ dise?o industrial cuando el tema de sustentabilidad ni se pensaba, cuando no hab¨ªa ninguna revoluci¨®n ambiental¡±, dice Salama. Pero tras trabajar en una empresa de acr¨ªlico donde se desechaban toneladas de ese material y despu¨¦s dar clases en la Universidad de Buenos Aires, le ¡°pic¨® el bicho de c¨®mo reutilizar la mal llamada basura¡±. De hecho, unieron sus proyectos y, ahora, despu¨¦s de pasar por la clase de Sapochnik, donde aprenden a crear biomateriales, los m¨¢s de 60 alumnos de cada grado pasan al curso de Salama, quien les ense?a en qu¨¦ y c¨®mo pueden usar los biomateriales: hacer cucharas con residuos de caf¨¦ es uno de los ejemplos que ya ha visto la luz.
Ha sido un trabajo de prueba y error. Literal. Los estudiantes deb¨ªan investigar qu¨¦ ingredientes pod¨ªan usar y lanzarse a combinarlos para ver qu¨¦ pasaba. ¡°La primera vez nos sali¨® mal. Se nos desarm¨® todo, fue un quilombo¡±, recuerda ahora Facundo. Pero despu¨¦s, junto a su grupo, lograron crear hasta cinco biomateriales. ¡°Jug¨¢bamos combinando diferentes cantidades de un producto u otro¡±, agrega la alumna Delfina Neu Carrasco, de 16 a?os. ¡°Tambi¨¦n probamos qu¨¦ pasaba si la mezcla se pon¨ªa en un film o en una superficie de aluminio, porque pod¨ªa cambiar su textura¡±, cuenta aclarando que siempre la ha cautivado la f¨ªsica y la qu¨ªmica.
As¨ª fueron creando varios biomateriales. Los que sal¨ªan mal no se consideraban un fracaso, sino experiencia. ¡°Si no sal¨ªan bien, no significaba que los alumnos reprobaran¡±, se?ala Sapochnik. Y los que funcionaban, se iban sumando a la ¡°materialoteca¡±, una biblioteca de biomateriales que cre¨® el colegio para que los pr¨®ximos grados no empiecen de la nada, sino que puedan probar y consultar lo que ya crearon los alumnos que antes pasaron por all¨ª.
La materialoteca actualmente consiste en varias fichas t¨¦cnicas en las que no solo hay una prueba del biomaterial en una muestra de 8x8 cent¨ªmetros, sino instrucciones de c¨®mo se hizo y con qu¨¦ insumos. ¡°De nada sirve aprender, o hacer estos biomateriales, si uno no va relevando la informaci¨®n a otros¡±, comenta la docente. Incluso, Delfina, su alumna, advierte que espera que la idea se replique en otros colegios. ¡°No se trata solo de la parte de reutilizar, sino que es una materia que te da libertad e independencia para trabajar, adem¨¢s de la oportunidad para equivocarte¡±, comenta.
Esto ¡ªque la educaci¨®n sea ambiental, libre, un juego, una cocina¡ª fueron las razones por las que la materialoteca fue reconocida el a?o pasado con dos premios de UNICEF: uno a nivel latinoamericano, conocido como Guardianes del Clima, y otro internacional, llamado la Teachers COP, que se otorg¨® durante la Cumbre de Cambio Clim¨¢tico (COP27) que se celebr¨® el pasado noviembre en Egipto. ¡°Estas conferencias clim¨¢ticas han mostrado que hay muchas acciones sobre el cuidado ambiental fuera del aula, as¨ª que han intentado entender y ver c¨®mo incorporarlas a lo que sucede dentro del aula¡±, dice Sapochnik. A la final, en un contexto de varias crisis ambientales, la educaci¨®n debe ser una herramienta para lograr enfrentarlas y, quiz¨¢, superarlas.
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